El pasado 24 de enero de 2024, la organización de la 51ª edición del Festival International de la Bande Dessinée d’Angoulême, el salón del cómic más prestigioso de Europa y uno de los más importantes del mundo, anunciaba, justo un día antes de comenzar, que el Gran Premio de esta edición recaía en la autora británica Posy Simmonds, de setenta y ocho años, una reconocida autora de cómics y de libros infantiles, así como escritora y guionista de prensa, cine y televisión. Entre sus obras destacan las novelas gráficas Cassandra Darke (2018), Gemma Bovery (1999) y Tamara Drewe (2007), las dos últimas creadas para el periódico The Guardian y, posteriormente, adaptadas al cine en 2014 y 2010, respectivamente.
El Festival d’Angoulême es singular en un aspecto esencial: el reconocimiento del premio más importante del evento no tiene que ser limitado a un autor francés. El galardón implica, entre otras cosas, que en la siguiente edición se realizará una gran exposición al autor ganador de la votación, una votación que tiene dos fases, en la que de la primera fase quedan tres nombres finalistas. Ya quedan lejos las críticas de la edición de 2016 cuando se acusó de machismo al festival al proponer como finalistas al gran premio a tres autores masculinos y, ante las numerosas protestas, la respuesta fue algo así como que no había autoras de nivel que pudieran optar a dicho premio. Bueno, ya se imaginan la reacción ante una respuesta tan torpe. Posy Simmonds es la primera británica en ganar el preciado premio, y es la quinta mujer en hacerlo en cinco décadas.
De los otros dos finalistas al Gran Premio, uno de ellos era el estadounidense Daniel Clowes que, curiosamente, ganó dos días después la Fauve d’Or al mejor álbum (el más importante del festival dedicado a una obra) por su esperada última novela gráfica Monica (2023), una de las obras más destacadas del último año, publicada en versión castellana y catalana por la Editorial Fulgencio Pimentel y la Editorial Finestres, respectivamente. La tercera finalista era la autora francesa Catherine Meurisse, que optaba por quinta vez consecutiva al galardón.
Meurisse se durmió el fatídico 7 de enero de 2015 y cuando llegó tarde a la redacción de la revista Charlie Hebdo, en la que llevaba diez años trabajando, justo se acababa de producir el atentado terrorista que acabó con la vida de sus compañeros, dejando heridos y secuelas a los supervivientes (pueden leer el artículo Dibujar como terapia para el trauma, el luto y la culpa). Ella fue una de las que decidió dejar la revista y emprender su camino en solitario, con una producción muy interesante desde entonces (pueden leer, como ejemplo, el artículo Autores revelando Japón, con motivo de la publicación de la novela gráfica La joven y el mar).
En enero de 2024, con poco más de un año de retraso respecto a su edición original, se publica la obra Humana, demasiado humana (Humaine, trop humaine, 2022), publicada en versión castellana por la Editorial Impedimenta, con traducción de Rubén Martín Giráldez, y en versión catalana por la Editorial Finestres, con traducción de Carlos Mayor. La obra, con guion y dibujo de Catherine Meurisse, recopila 46 relatos cortos de dos páginas, publicados desde 2017 en la revista francesa especializada Philosophie Magazine, una revista de periodicidad mensual creada en 2006, con una tirada de varias decenas de miles de ejemplares, con el loable objetivo de hacer llegar la filosofía a un público generalista y de «ofrecer una mirada filosófica al mundo contemporáneo en sus múltiples dimensiones: política, sociedad, ciencias, artes, etc.». Este mes de febrero se publica el número 176.
Durante años, la revista ha contado con dos páginas mensuales realizadas por Meurisse, y con una estructura similar: dedicadas a un filósofo clásico o moderno, readaptando su discurso a la actualidad, y con una pequeña nota biográfica final que contextualiza y resume (en apenas tres líneas) la aportación de dicho filósofo, en un texto escrito por la experta Mathilde Chédru. En el volumen aparecen 46 filósofos occidentales, que incluyen nombres destacados como Sócrates, Montaigne, Voltaire, Rousseau, Barthes, Tocqueville, Weil, Cioran, o Deleuze, que les hace dialogar a todos ellos con una joven actual, adaptando o actualizando la contribución del filósofo en cuestión a los tiempos modernos, y siempre con un toque de humor. El relato, de dos hojas nada más, está escrito como un gag que finaliza en la última viñeta a modo de moraleja final, con una pátina un tanto ácida en algunos casos respecto a las contribuciones del pensador seleccionado en cuestión, especialmente en el caso de los filósofos hombres que, en realidad, son la mayoría.
En consonancia con el objetivo de la revista, la propuesta de Meurisse tiene una finalidad pedagógica, explorando a su manera las propuestas del pensamiento filosófico universal a través de situaciones actuales y a través de la interacción con la joven protagonista, quizás el alter ego de la propia autora (de hecho, tiene la misma fisionomía que otros personajes de sus novelas gráficas en las que era ella la protagonista). Cuando es necesario, la historia acontecerá en la actualidad, por lo que veremos a algunos filósofos un tanto desubicados, algunos pendientes del número de “me gustas” que su aportación en las redes sociales ha generado. Otros, representados en situaciones cotidianas, como Sócrates, pendiente de una barbacoa al llegar la noche, mientras exclama la conocida expresión que se le atribuye: «Lo único que sé es que no sé nada».
Las únicas tres filósofas representadas en el texto quedan ampliamente compensadas con la perenne protagonista, que no duda en poner en cuestión los pensamientos sexistas, por no decir directamente machistas, de algunos de los clásicos. Y todo ello, de forma simpática e irreverente al mismo tiempo. Por ejemplo, en las dos hojas dedicadas al filósofo francés René Descartes (1596-1650), actualiza su reflexión sobre la substancia empleando como metáfora la cera extraída de una colmena, cuyas características cambian o desaparecen al aproximarla al fuego. Dicha reflexión expuesta en su libro Meditaciones metafísicas en las que se demuestran la existencia de Dios y la inmortalidad del alma (Meditationes de prima philosophia, in qua Dei existentia et animæ immortalitas demonstrantur, 1641), se adapta a través de la mano de Meurisse, utilizando la cera de una sesión de depilación en un salón de belleza antes de una cita romántica: una experiencia dolorosa que recuerda a quienes dudan que el alma está muy ligada al cuerpo… y la cera también.
La intención feminista de la autora se muestra en todo su esplendor en el propio título de la obra recopilatoria, que evoca sin disimulo al libro Humano, demasiado humano. Un libro para pensadores libres (Menschliches, Allzumenschliches. Ein Buch für freie Geister, 1878), del filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), al que también le dedica una doble página. La autora no intenta ser exhaustiva (la brevedad del propio relato y de la pequeña descripción lo limita), por lo que algunas de las historias funcionan mejor en una segunda lectura o, directamente, después de leer el resumen de la escueta presentación final del filósofo y su contribución al pensamiento. Es en este orden que entenderemos mejor el gag en el que el mito de la caverna de Platón es reescrito a través de Netflix, per exemple.
Esta insolencia de las viñetas de la autora contrasta con la seriedad del resto de la revista original en que se publicó inicialmente. La misoginia implícita en algunos filósofos clásicos (como Nietzsche, Freud, San Agustín o Proudhon) fue el detonante de la idea, que se ha mantenido a lo largo de los años en que se ha publicado cada una de las historias con una periodicidad mensual, atendiendo a la colección como un encargo estimulante para la autora, y en paralelo a sus otros trabajos, que han sido sobresalientes en este mismo período.
La filosofía en viñetas constituye un desafío de extrema complejidad y riqueza para representar el pensamiento y su avance a lo largo de la historia, y la autora salva el reto con maestría. El 8 de febrero de 2024, Catherine Meurisse cumplirá 44 años, los cinco últimos siendo nominada en el trio final de candidatos para el Gran Premio del Festival International de la Bande Dessinée d’Angoulême. Si se lo dieran a los setenta y ocho años como a Posy Simmonds, la ganadora de esta edición, Catherine Meurisse podría estar nominada treinta y nueve años seguidos en total… si es que no lo gana antes, claro. Aunque sea una autora, como diría algún filósofo.