Ante las múltiples crisis planetarias, somos muchos (cada vez más) los que empezamos a entender que el sistema económico dominante es fundamentalmente incompatible con la vida futura en nuestro planeta finito. Sin embargo, aunque muchos reconocemos la necesidad de un cambio sistémico, hay una pregunta crucial que pocos se atreven a plantear: ¿qué habilidades necesitamos para prosperar en un mundo humano que viva y funcione dentro de límites planetarios?
Nuestro sistema económico actual no solo moldea el mundo que nos rodea, también selecciona nuestra manera de ser y comportarnos. Por ejemplo, las habilidades que hoy se valoran y premian socialmente son la competencia, la eficiencia y el consumo indiscriminado. En cambio, no se valoran las competencias que más necesarias son para la supervivencia colectiva: compartir, evitar el despilfarro y de manera muy especial crear sistemas industriales circulares basados en la reutilización. ¿Qué sucederá cuando las habilidades (que nos han hecho creer que son esenciales para el éxito en el mundo moderno) nos impidan crear una vida humana verdaderamente sostenible?
En nuestros sistemas educativos y lugares de trabajo se priorizan las denominadas “habilidades maestras”. Son capacidades que permiten dominar la Naturaleza y extraer y consumir los recursos de manera sin límites. Mientras tanto, subestimamos sistemáticamente las competencias que tienen que ver con el cuidar, compartir, ayuda mutua y fomentar la regeneración de los recursos que consumimos. Es decir, el imperativo del capitalismo que nos exigen crecer y crecer sin parar, hace que nos mantengamos desconectados de las consecuencias de nuestras acciones y que prioricemos la eficiencia sobre la reciprocidad y la extracción de recursos sobre su reciclaje o regeneración. Hoy día, tener éxito significa que tenemos que priorizar el crecimiento sobre la sostenibilidad y la ecología. Si no somos capaces de entender y practicar que el éxito y el progreso individual y social es inseparable de la salud comunitaria y del planeta, no tendremos futuro. Es urgente, fomentar un cambio radical respecto a las competencias valoradas por las economías obsesionadas con el crecimiento. Algunos de estos cambios son los siguientes.
Más allá de los logros y métricas capitalistas, dos habilidades son fundamentales: claridad y responsabilidad son los puntales para establecer metas alineadas con la sostenibilidad en lugar del hiperconsumismo y el permanente desafío de buscar el “tener más” y acumular riqueza. Estas virtudes nos llevaran a la bioempatía o dicho de otro modo: a reconectar con los límites ecológicos y volver a nuestra conexión innata con la Naturaleza. Es lo que nos permitirá desarrollar una ética que nos haga sostenibles y a reconocer que los límites ecológicos son los que limitan y definen una buena vida en el futuro.
Es necesario desmitificar la “Ideología del Crecimiento” y fomentar habilidades como la autonomía que nos permita liberarnos de la dependencia actual por ejemplo de los combustibles fósiles. Hemos de superar y dar un nuevo sentido al concepto de “productividad” en el sentido de que seamos capaces de reconocer nuestras verdaderas necesidades como humanos, que precisamente no requieren un consumo infinito para satisfacerse. La abundancia debe compatibilizarse con la frugalidad y no con el despilfarro y encontrar alegría y satisfacción en lo suficiente en lugar del exceso ya que nos va a permitir ver las posibilidades de ser sostenibles. Finalmente, quisiera hacer un alegato en favor del “descanso” como una vía hacia la liberación que significa abandonar la idea del crecimiento permanente. Descansar es quizás el acto más radical (y sencillo al mismo tiempo) para retirarnos colectivamente de la rutina de la producción.
Estas habilidades nos capacitan para afrontar las crisis juntos, no solos. A diferencia de las habilidades capitalistas, que requieren una amplia formación, las habilidades que nos hacen sostenibles son democráticas: están disponibles para todos mediante prácticas sencillas y cotidianas que reorientan gradualmente nuestra relación con la vida. A medida que se intensifican los desafíos ecológicos y sociales, estas habilidades se convierten en ingredientes esenciales para el progreso moral y material colectivo. Nos ayudan a reconectarnos entre nosotros y con la Tierra, transformando nuestras relaciones con el medio ambiente y la Naturaleza. Cultivar esas habilidades nos va a permitir la construcción de un mundo post crecimiento y será lo que nos va a ayudar a encontrar significado a través de las relaciones humanas en lugar de la acumulación incesante de riqueza.


Catalunya Plural, 2024 