La suspensión de pagos de la empresa Edipres en 1978 tiene un fuerte impacto en la distribución de las publicaciones del grupo Zeta. El reconocido empresario Antonio Asensio, decide crear, junto a José Cadena, la distribuidora Coedis (Consejeros Editoriales para la Difusión S.L.). Coedis, a su vez, era la propietaria de una pequeña editorial barcelonesa que recogía el testigo, inicialmente, de diferentes publicaciones heredadas del Grupo Zeta, un grupo que, aparentemente, solo ayudaría en el empuje inicial. En octubre de 1981, Ediciones Zinco publicaba sus primeras revistas y, solo dos años más tarde, publicaba la adaptación en cómic de la película Superman III (1983), dirigida por Richard Lester, protagonizada por Christopher Reeve y Margot Kidder, con Richard Pryor como antagonista.
Este cómic era la antesala de lo que se avecinaba. En febrero de 1984, cinco meses después de ese primer cómic vinculado con un estreno de cine, se empezó a publicar de forma regular las traducciones al castellano de los populares superhéroes de la editorial DC Comics, y lo hizo de forma continuada hasta 1996, en el mayor período temporal en que una editorial española ha tenido, hasta la fecha, los derechos de publicación de protagonistas tan populares como Superman, Batman, Wonder Woman o Flash, después de años en que apenas se publicaba nada de estos personajes, y décadas con una caótica edición de diferentes historias. Solo hay que recordar que las primeras publicaciones del Hombre de Acero en España fueron en 1940, rebautizado como «Ciclón, el superhombre», o que las primeras aventuras en castellano en 1947 del Hombre Murciélago se convirtieron en «Alas de Acero».

Justo cuarenta años después del inicio de la publicación regular de las series de DC en España, tres divulgadores de cómic, Gustavo Higuero, Carlos Giménez y Enrique Doblas, han realizado una exhaustiva investigación del papel de Ediciones Zinco en el panorama editorial del país, y lo han plasmado en un libro con un singular título que evoca a una de las míticas colecciones de superhéroes: La mejor historia de Zinco jamás contada (2024), publicado por Diábolo Ediciones en su colección de cultura popular. El libro constata la evidencia de la contribución de la editorial en el impulso de una auténtica «Generación Zinco», de jóvenes (y no tan jóvenes) lectores que tuvieron acceso a obras de gran calidad, y no solo de superhéroes, y de forma continuada en el tiempo, algo casi inaudito hasta el momento en algunos aspectos. Aunque, ciertamente, hubo de todo, aciertos y errores.
En 1985, DC Comics celebraba el cincuenta aniversario en Estados Unidos, y lo hacía con una refundación de sus colecciones y personajes más importantes, además de crear nuevos sellos que dieron un impulso definitivo y fundamental para el sector. La inercia de la nueva editorial en Barcelona permitió que los lectores españoles pudieran tener poco tiempo después de su fecha original, las obras que se estaban publicando en ese momento en Estados Unidos, lo que fue un logro muy importante para la época. De todo ello, hablamos con los tres divulgadores, con motivo de la llegada a las librerías del ensayo con los resultados de la investigación realizada en los últimos años sobre la editorial.

¿Por qué Ediciones Zinco se merece un libro de esta envergadura?
Carlos Giménez—Zinco es una editorial que marcó a muchas personas en su momento, especialmente a los que ahora tienen entre 35 y 55 años, al coincidir una atractiva oferta prácticamente inédita en una edad ansiosa por este tipo de productos (adolescencia y juventud), básicamente cómics de todo tipo y revistas especializadas. Además, uno de los responsables editoriales de la empresa, Miguel G. Saavedra (que, por cierto, firma el prólogo y el epílogo del libro), afirmaba que era el momento «no solo de reivindicar los cómics de superhéroes, sino también a sus lectores», por lo que el joven equipo se propuso dignificar el medio en todos los sentidos, incluido el formato y el contenido de las publicaciones, siendo pioneros en España en muchos aspectos, especialmente en el tono en el que la editorial se dirigía a los lectores, con un estilo más adulto comparado con el que hacía la competencia del momento. Toda esa generación que recuerda con nostalgia esa época no tiene ninguna publicación que recoja el análisis de aquella época de esta editorial, hasta ahora. En cierta manera, es nuestra humilde contribución al reconocimiento de lo que hizo Zinco en su momento.
El libro se divide en cinco grandes capítulos. En el primero habláis de la «prehistoria» de DC en España, y recordáis un dato muy importante. Cuando en los años sesenta empezaron a llegar cómics de superhéroes en castellano publicados por la editorial mexicana Novaro, cito literalmente: «se encontraron con el Comité de Información de Publicaciones del régimen de Francisco Franco, bajo la tutela del Ministerio de Información y Turismo, dirigido por Manuel Fraga. Dicho comité no tuvo piedad alguna en expresar su rechazo por los superhéroes ya que podían confundir las mentes infantiles, ya que sus poderes y habilidades especiales eran algo solo al alcance del santoral y del propio Dios». Hasta ese momento, principios de los ochenta, los personajes Marvel sí que se habían publicado con diferente fortuna en la última década, pero no había pasado lo mismo con los de DC ¿Por qué es tan importante la contribución de Zinco en la promoción del universo DC?
Gustavo Higuero—Por diferentes motivos, los personajes de DC Comics habían sido muy maltratados desde un punto de vista editorial, con colecciones inconclusas, ediciones alteradas y con pocas obras publicadas, centradas prácticamente solo en Superman y Batman. Zinco empieza de forma titubeante pero con la intención de dar continuidad a las colecciones, con un abanico más extenso de personajes, y profesionalizando las ediciones, por ejemplo, añadiendo artículos explicativos, fichas de presentación de personajes o sección de cartas de los lectores, lo que permitía a los seguidores poder preguntar y tener respuestas a sus inquietudes y dudas. Además, la intención de mantener la actualidad de las noticias que estaban sucediendo en Estados Unidos y que costaba muchísimo conocer en España (recordemos que estamos hablando de 1984), e ir publicando en paralelo colecciones que se retroalimentaban entre sí. Esa época coincide con el inicio de lo que se conoce como la «Edad Moderna» del cómic de superhéroes, una reinvención del universo de superhéroes con un salto cualitativo, por lo que Zinco llega en el mejor momento y con la mejor de las intenciones, y es la semilla de la que podríamos llamar «Generación Zinco».

En el libro dedicáis varios capítulos a explicar con detalle cómo se publicó el universo DC en Zinco, pero no era ni mucho menos las únicas publicaciones de la editorial, bien al contrario.
Enrique Doblas—Efectivamente, de hecho Zinco empieza su andadura con otras publicaciones. Inicialmente, destacaron numerosas cabeceras eróticas de procedencia italiana, un proyecto que se alargó durante varios lustros, alternando títulos cuando caían las ventas, creando un sello paralelo dentro de la editorial que funcionó muy bien, económicamente hablando. También se incorporaron otras series de todo tipo de cómics, de procedencia italiana, británica, francesa y americana, con diferentes intensidades a lo largo de las dos décadas. La incorporación del añorado Luis Vigil (1940-2019), destacado crítico, escritor, traductor y director editorial, permitió potenciar una línea de revistas especializadas que se consideran míticas en la historia de nuestro país. Podemos destacar, por ejemplo, la versión española de la revista Dragon (1993-1998), dedicada a los juegos de rol, aunque la lista fue muy extensa y variopinta: Comic Scene (dedicada a noticias sobre el mundo del cómic), Star Ficcion (sobre cine de ciencia ficción) o Fangoria (sobre películas de terror), entre otras cabeceras, todas ellas muy recordadas por los aficionados, aunque con una vida fugaz, todas acababan muriendo por la falta de ventas. También fueron pioneros publicando revistas sobre informática. Llegaron a publicar más de ochenta novedades al mes, entre cómics de superhéroes, cómics de todo tipo, cómics eróticos y revistas de diversos ámbitos.

El número de publicaciones que indicáis es significativo. Para situarnos, es importante destacar la importancia que en los años ochenta tenía la distribución, puesto que las ventas se realizaban en los quioscos. Que la empresa propietaria de la editorial fuera su propia distribuidora tenía muchas ventajas al inicio de la actividad, pero con el tiempo se convirtió en una relación envenenada, porque desde la central podían alterar los planes, potenciando los títulos con más ventas, por ejemplo. Por otro lado, en esa década aparecen las librerías especializadas en cómic, que poco a poco, se convertirán en el lugar de referencia de los compradores. Estaba cambiando la forma en que se vendía y compraba en el sector, ya que, finalmente, los cómics dejarían de venderse en los quioscos.
Carlos Giménez—Es cierto que la competencia en ese momento era muy dura. El espacio para mostrar las novedades era muy pequeño en los quioscos, pero hay que recordar que Zinco era una empresa pequeña, que empezó casi con un carácter familiar, que competía con empresas de grandes dimensiones en un momento de grandes cambios, también en el ámbito industrial, como la impresión y la edición, que afectó a los formatos en que se publicaban. Es cierto que hay algunas publicaciones que los aficionados habíamos bautizado como «formato otoñal», porque se caían las hojas cuando los abrías. Pero la edición de Zinco fue evolucionando a formatos de prestigio, de una gran calidad comparado con lo que había llegado al mercado en los últimos años, marcando la tendencia que sería la tónica en el futuro.

¿Cuáles fueron los títulos más significativos que marcaron los diferentes instantes en esos años?
Gustavo Higuero—Zinco se benefició del éxito de las cuatro películas de Superman protagonizadas por Christopher Reeve y, sobre todo, del de las dos películas de Batman dirigidas por Tim Burton (a las que habría que añadir dos más en los siguientes años) para atraer a nuevo público ávido de leer aventuras de estos personajes. En paralelo, la propia editorial de cómics en Estados Unidos reinventaba el personaje de Batman con el trabajo de Frank Miller en su aclamado El Regreso del Señor de la Noche (The Dark Knight Returns, 1986), publicado en 1987 por Zinco. A la vez, la editorial americana se reinventaba con la publicación de la serie mítica Crisis en tierras infinitas (Crisis on Infinite Earths, 1985-1986), que Zinco publicó también en 1987, y que supuso reiniciar todo el universo de superhéroes de DC. Un universo que se había extendido en universos paralelos desde hacía varias décadas, hasta provocar un caos que confundía a autores y lectores. Esta obra ayudó a que se pudieran incorporar nuevos lectores, siendo Zinco un gran aliado mediante los artículos explicativos de lo que estaba pasando y de lo que pasaría más adelante.
Enrique Doblas—Quizás el evento más significativo y destacado por su impacto internacional fue la saga de La muerte de Superman (publicado originalmente en diferentes números entre 1992 y 1993, y poco después en Zinco). La preparación por parte de la editorial americana fue minuciosa y planificada durante meses, por lo que la editorial española tuvo que ponerse las pilas para poder publicar el cómic casi a la par que la versión original americana, puesto que la noticia de la muerte del personaje abría los noticiarios de todas las televisiones del mundo y las páginas de todos los periódicos. Zinco se encargó de que se pudiera disfrutar en castellano casi a la vez que en el resto del planeta.
Carlos Giménez—Hubo varias pequeñas grandes historias en esas dos décadas. Se publicaron títulos que continúan siendo imprescindibles en las librerías con continuas reediciones y adaptaciones cinematográficas, en imagen real o en animación, o en forma de series de televisión, incluso hasta nuestros días. Quizás habría que destacar el sello Vertigo, creado en aquella época por la propia DC Comics, que potenciaba el trabajo de autor de cómics que no eran de superhéroes y que tenían un argumento más maduro y diverso. De ahí saldrían títulos míticos como Sandman, Predicador, Hellblazer o las célebres V de Vendetta y Watchmen, que Zinco publicó respetando al máximo la edición original. Aunque en esas primeras ediciones no disfrutaron del éxito posterior que han tenido y tienen en la actualidad.
La crisis económica, justo después de la Olimpiada del 92 y la Expo de Sevilla, se cebó especialmente en el sector de la cultura, con un bajón considerable de las ventas. Por si fuera poco, Zinco perdió en 1996 los derechos de publicar cómics de personajes de DC por una denuncia a la central estadounidense de una editorial mexicana que veía cómo llegaban allí ediciones en castellano desde España de mejor calidad y precio, cuando eran ellos quien tenían asignado aquel territorio. El golpe fue tan grande y repentino que aceleró en poco tiempo el cierre de la empresa, dejando huérfanos a toda una generación que aún hoy en día añora el estilo y dedicación de los editores que marcaron una época. En ese sentido, el libro de Higuero, Giménez y Doblas describe y analiza de forma exhaustiva lo que supuso Ediciones Zinco en la historia de la industria editorial en España.



