El veredicto de la mayoría de medios de comunicación estadounidenses y europeos es que Kamala Harris ha “ganado” el debate contra Donald Trump celebrado en Philadelphia. Es indiscutible que su actuación ha sido sobresaliente si se compara con el último debate del presidente Joe Biden. La vicepresidenta ha puesto a Trump a la defensiva con numerosas críticas, ha ofrecido propuestas concretas y se ha defendido bien de los contraataques de su rival.
Antes del debate, auspiciado por la cadena televisiva ABC, las encuestas mostraban que un 21% de votantes deseaba saber más acerca de Harris. Sólo un 9% opinaba lo mismo sobre Trump. La vicepresidenta y Trump saben que las elecciones se decidirán en los estados “battleground” de Pennsylvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Arizona, Nevada y Carolina del Norte. Entre un 12 y 15% de los votantes de dichos estados declaran estar indecisos. Ambos candidatos han mostrado moderación precisamente porque aspiran a obtener su voto. La mayoría de los indecisos son independientes, Demócratas conservadores o Republicanos hastiados con Trump.
Las reglas pactadas por ambas campañas han limitado el debate cuerpo a cuerpo. El micrófono del candidato que no gozaba de turno de palabra estaba apagado. Harris y Trump contaban con dos minutos para responder a cada pregunta de los moderadores, y un minuto para rebatir a su rival o añadir algo más a su contestación. Sin embargo, Harris ha acudido bien preparada, recordando frases impresentables pronunciadas por Trump y un discurso con numerosos argumentos describiendo a Trump como una amenaza a la democracia y las libertades. La ex senadora de California ha resaltado el apoyo que ha recibido de decenas de ex cargos que trabajaron para Trump. Un hilo vertebrador de su actuación ha sido la apelación a un futuro en el cual se superen los enfrentamientos y se dejen atrás los insultos y descalificaciones del candidato Republicano.
Economía: la inflación manda
En materia económica, Harris ha reiterado su propuesta de deducciones fiscales de 50.000 dólares para los que creen nuevas empresas y de 6.000 dólares para familias que tengan más hijos. Alertó que la amenaza de Trump de aplicar aranceles de hasta 20% a las importaciones conllevaría que cada familia estadounidense pagaría 4.000 dólares más anualmente por las alzas de precios. Trump replicó que la administración Biden-Harris ha mantenido los aranceles que él impuso a China y no ha sabido contener la inflación.
El bloque económico ha tenido poca concreción, en parte porque el magnate neoyorquino lo combina con su denuncia de la entrada masiva de inmigrantes ilegales que trabajan sin papeles, reciben ayudas y en algunos casos cometen delitos. El descontrol en la frontera con México está entre las máximas preocupaciones de los votantes. Trump, como es habitual, exageró. Pero Harris tuvo que lidiar con su difícil gestión de la crisis fronteriza, a través de la cual han entrado 2,5 millones de inmigrantes desde 2021, propiciando que Biden recientemente impusiera límites sobre dónde y cómo se puede pedir asilo.
Condenas, Ucrania y derecho al aborto
Harris ha empleado anzuelos para descolocar a su rival. Un ejemplo destacado se ha dado al ironizar sobre la preocupación de Trump por los delitos cuando ha sido imputado en tres casos criminales y condenado en uno. El ex presidente ha reprochado que los Demócratas emplean el “lawfare” para intentar hundir su campaña y subrayado que sus apelaciones han tenido éxito. Harris ha acusado a Trump de ser un peligroso dictador que admira a otros dictadores como Vladimir Putin o Kim Jong Un. El candidato republicano ha espetado a la administración Biden-Harris debilidad ante los adversarios de EEUU, alegando que la caótica retirada de Afganistán alentó a Putin a invadir Ucrania. El ex presidente ha prometido que, en caso de ganar, obligaría a Putin y Volodímir Zelenski a negociar el fin de una contienda que se ha cobrado cientos de miles de víctimas. Harris no se ha desviado de la línea de apoyo a Ucrania, resaltando que una victoria de Putin le animaría a atacar otros países en Europa oriental.
Trump ha defendido con orgullo la decisión del Tribunal Supremo (de mayoría conservadora) de junio de 2022 de traspasar la regulación del aborto a los estados como un avance. Ha expuesto que con la legislación anterior se producían abortos en el último trimestre del embarazo. Harris le ha afeado que estados de mayoría Republicano hayan prohibido o restringido severamente el derecho al aborto. El candidato Republicano se ha distanciado de ideas radicales que la aspirante Demócrata le ha atribuido, tales como la prohibición federal del aborto o el proyecto ultraconservador 2025.
En materia medioambiental, Trump echó en cara a Harris su anterior oposición al fracking, a la ampliación del gasoducto Keystone XL en EEUU y la pasividad ante el atentado c ontra gasoducto Nord Stream que suministraba gas natural ruso a Alemania.
Reproches y bulos
Ha sorprendido la disciplina exhibida por Trump. Cómo le exigen sus donantes y asesores, no ha insultado en ninguna ocasión a la vicepresidenta. Ha centrado sus ataques y críticas en la gestión de la administración Biden-Harris y las posturas “radicales” que defendía la ex senadora y fiscal general de California. En este sentido, le ha reprochado su deseo de eliminar la agencia de control de fronteras y aduanas (ICE), su apoyo a los movimientos para eliminar la financiación de la policía en el contexto de los disturbios de 2020 y a la legalización del consumo de marihuana a nivel nacional. La candidata Demócrata a la presidencia se ha distanciado en los último años y meses de dichas posturas.
Pendientes de las primeras encuestas después del debate, los votantes indecisos o que conocían poco a Harris probablemente se habrán llevado una buena impresión de la vicepresidenta. Los partidarios de Trump han criticado que los dos moderadores han corregido manifestaciones únicamente de su candidato y no han exigido respuestas claras a las ambigüedades de Harris. El episodio más sonado fue cuando Trump acusó a los inmigrantes de comerse los perros y los gatos de los ciudadanos que viven en las ciudades fronterizas. El presentador desmintió esta información, al que hizo con otros bulos lanzados por el expresidente.
La candidata Demócrata ha reclamado otro debate. El formato muy encorsetado del de ayer y una mayor concreción de las medidas de ambos candidatos justifica esta demanda.


