Ehuana Yaira Yanomami es una de las jóvenes lideresas indígenas que han surgido en los últimos tiempos que, con valentía y riesgo, denuncian, más allá de su comunidad, los abusos ilegales en su territorio ancestral. Basándose en los derechos de los pueblos indígenas reconocidos internacionalmente, alzó su voz por primera vez en Europa para denunciar la grave situación que enfrentan sus comunidades frente a amenazas externas, como la minería ilegal. Nos compartió su experiencia como defensora de los derechos del Pueblo Yanomami, de la selva amazónica y de su cultura, desde la singular perspectiva de mujer Yanomami.

“La selva nos alimenta: pescamos juntas, cultivamos verduras y frutas en nuestros huertos. Ustedes, los napë (forasteros), quieren aniquilarla, pero nosotros queremos seguir viviendo aquí con salud”, reclama Ehuana. Autora: FIONA WATSON/SURVIVAL

Durante su estancia en noviembre, Ehuana participó en varios eventos en España, difundiendo su activismo junto a la antropóloga y traductora Ana María Machado y a Fiona Watson, directora de investigación y campañas de Survival International. Juntas enriquecieron los conversatorios con sus distintas experiencias. Los encuentros, organizados en Gran Canaria por ACUFADE, El Patio de las Culturas y Survival International) y en Barcelona por el Centro de Cultura Contemporánea, nos ofrecieron la oportunidad de escuchar su voz en lengua yanomami, con sus ritmos y entonaciones, que resultaron nuevas para la mayoría de nosotros. Gracias a la traducción de Ana María, y de los conversatorios con la periodista Eliane Brum, pudimos conocer los desafíos que enfrenta el pueblo Yanomami.

El legado de Bolsonaro

Los Yanomami, el mayor pueblo relativamente aislado de la Amazonía, viven en el norte de Brasil y el sur de Venezuela, con una población de unos 45.000 habitantes. Actualmente enfrentan una crisis humanitaria debido a la re-invasión de minería ilegal, que contamina sus ríos con mercurio, mata su fauna, provoca deforestación y genera violencia, incluidas agresiones sexuales contra niñas y jóvenes. Esto ha traído consigo enfermedades  para las cuales no tienen inmunidad, sumado a desnutrición, enfrentamientos e incluso la muerte. Varios grupos yanomami, como los moxihatateas, están en peligro de ser contactados a la fuerza, contraer enfermedades letales y ser atacados por mineros de oro, armados, e instalados ilegalmente cerca de su comunidad.

La crisis alimentaria y de salud en la Amazonía se agravó desde 2019 hasta 2022 debido a las políticas permisivas del gobierno de Jair Bolsonaro, calificado de “genocida”. La invasión de más de 20,000 mineros ilegales, conocidos como garimpeiros, fue impulsada por dicho expresidente, quien desmanteló organismos de protección ambiental e indígena y flexibilizó las leyes contra la minería en áreas protegidas. Esto multiplicó exponencialmente la devastación de la Amazonía por actividades ilegales.

“Durante el gobierno de Bolsonaro destruyeron nuestra selva, dejaron entrar a los buscadores de oro. La minería ilegal ha matado a 570 niños yanomami de enfermedades tratables en esos 4 años de mandato. Todos sufrimos con la invasión, por eso estoy muy enojada. Son nuestros hijos los que se están muriendo de enfermedades que nos han traído,” expresó con desesperación Ehuana.  Los invasores han convertido sus vidas en una lucha por la supervivencia.

El entrelazamiento de delitos como la minería, caza y deforestación ilegales y el acaparamiento de tierras han atraído a grupos criminales en la región, como el PCC, el más prominente de Brasil. Según una investigación de la revista Veja, el PCCC suministra armas, maquinaria pesada y actúa como seguridad privada para los líderes mineros, además de controlar rutas de narcotráfico y casas de prostitución. Esto ha aumentado la violencia física y sexual y dificulta al nuevo gobierno la erradicación de la minería ilegal por parte de las Fuerzas Armadas.

Mujeres valerosas, unidas 

 “Vivimos en la Amazonía en armonía con la selva, los animales y los xapiri, espíritus que trabajan con los chamanes. Por eso, las mujeres no queremos destruir la selva. Si la arrasamos, ¿cómo sobreviviremos? La selva nos alimenta: pescamos juntas, cultivamos verduras y frutas en nuestros huertos. Ustedes, los napë (forasteros), quieren aniquilarla, pero nosotros queremos seguir viviendo aquí con salud. Los espíritus también habitan la selva, y si la devastan, ellos se vengarán”, Ehanua reclamó.

Fiona subrayó que para los pueblos indígenas, la tierra no es solo un territorio, sino su fuente de sustento, espiritualidad y cultura. Es su “supermercado”, su farmacia, su templo y su escuela. Este vínculo profundo con la naturaleza y los espíritus hace que sus derechos colectivos sean fundamentales, respaldados por la mayoría de las Constituciones sudamericanas (excepto Surinam) y el Convenio 169 de la OIT.

El grito desesperado desde el corazón de la Amazonía llega a las salas del CCCB, donde Ehuana junto con la colaboración de Ana María Machado (traductora e investigadora) y Eliane Brum (periodista) nos abren los ojos para comprender la magnitud de la amenaza contra el pueblo yanomami. Autora: Mar Joaniquet

Frente a la destrucción de la selva, las mujeres yanomami tomaron acción y se unieron en el Encuentro de Mujeres Yanomami, liderado por Ehuana. “En la reunión redactamos documentos para combatir la minería ilegal y defendemos la salud, gravemente afectada en nuestro territorio. Creamos un proyecto de salud que aborda problemas prenatales como pruebas para detectar el cáncer de útero, porque los mineros traen muchas enfermedades de transmisión sexual que afectan a nuestras hijas”, denunció Ehuana. También incluyeron a niñas y adolescentes, enseñándoles a defender su territorio y a preparar documentos para su causa.

Ya en 2004, el líder indígena y chamán Davi Kopenawa, tío de Ehuana, dio un paso decisivo al fundar Hutukara, la asociación yanomami creada para defender sus derechos y desarrollar proyectos propios frente al aumento del contacto con foráneos y los constantes ataques a su territorio. Hoy, las mujeres yanomami están organizadas y trabajan en alianza con los hombres: “Nos unimos por la muerte de nuestros hijos, para luchar por su futuro y el de las nuevas generaciones”, declaró Ehuana con determinación.

En este contexto, Fiona señaló que otras mujeres indígenas, como Ehuana, también están en la lucha, como se muestra en los videos que publica su organización. En uno de ellos, Alessandra Munduruku denuncia que los países y empresas que compran oro brasileño sin verificar su origen se convierten en cómplices de los crímenes cometidos por los mineros ilegales contra los pueblos indígenas y la naturaleza. “¡Debemos enfrentarnos a esos monstruos que destruyen la selva!”, reclama.

Otra alianza de mujeres que ha surgido es la colaboración entre Ehuana y Ana María, que va más allá de la lucha y la investigación, cultivando una amistad que las une en su maternidad. Fruto de la colaboración surgió “Yɨpɨmuwi thëã oni” (Palabras sobre la menstruación), el primer libro escrito por una mujer en lengua yanomami, que describe los rituales de la menstruación y el rol de las mujeres en su comunidad. Actualmente, están trabajando en el segundo libro. Ana María, que colabora con los yanomami desde 2007, ha formado a profesores indígenas, desarrollado proyectos de documentación lingüística y cultural, y ha asesorado la producción de 21 libros en lengua yanomami, además de promover a artistas yanomamis. Para Ehuana, estos proyectos son clave para preservar su cultura ante la influencia de los invasores, que ha llevado a algunos jóvenes a abandonar las tradiciones.

Vínculo entre arte y lucha política

En 2010, Ehuana dio un paso importante en su vida al comenzar su labor como profesora en su comunidad, decidida a enseñar en su lengua materna para evitar que se pierda. Dos años después, en 2012, su camino dio un giro hacia la investigación, centrando sus esfuerzos en la preservación de los conocimientos de los ancianos, en especial sobre el chamanismo. Junto a otros investigadores yanomamis, se dedicó a registrar las historias y tradiciones de sus antepasados, asegurando que su rica cultura permanezca viva para el futuro. “Los ancianos con sabiduría ancestral van desapareciendo en una población muy joven, y la cultura de los napë se ha acercado mucho a los nuestros, y a veces los jóvenes se alejan de nuestras tradiciones”, delató Ehuana. 

“Yo soy artista”, declara Ehuana, quien utiliza el arte para la defensa del territorio a través de sus pinturas. Aquí muestra cuando las mujeres van a dar a luz en la selva, que con los primerizos son acompañadas por su madre y mujeres de la comunidad. Autora: Ehuana Yaira Yanomami

En 2017, comenzó su camino como artista, preocupándose por su cultura y supervivencia. A través de sus pinturas, retrata tanto la vida cotidiana de las mujeres yanomami como la defensa de sus derechos.“ Me inspira el trabajo fotográfico de Claudia Andújar, quien, junto con mi tío  David Kopenawa y otros, participó en la campaña para la demarcación del territorio Yanomami”, dijo. Gracias a una intensa campaña internacional en la que participaron la Comisión Pro Yanomami (CCPY) y Survival International, en 1992 el gobierno brasileño reconoció el territorio Yanomami. “Gracias a ellos, hoy podemos existir, y yo seguiré luchando”, expuso Ehuana.

“Pienso seguir el camino de Claudia, combinar el arte con la defensa del territorio. Ella utilizó la fotografía como una herramienta de denuncia, y yo lo haré a través de mis pinturas”. Así, en febrero de 2023, Ehuana Yaira participó en una gira y exposición en Nueva York junto a otros artistas y activistas en defensa de los Yanomami y la selva amazónica. Sus obras expuestas ya en Lille y Milán, visibilizan el dolor de los niños a causa del hambre y las enfermedades, así como la violencia sexual contra las mujeres por parte de los invasores. Ehuana afirmó: “Los garimpeiros nos hacen sufrir en todos los rincones de nuestra tierra”.

Nuevas esperanzas

Fiona destaca como avance positivo que, en 2023, el nuevo presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva nombrara a Joenia Wapichana como presidenta de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (FUNAI), la primera mujer indígena en el cargo y a Sônia Guajajara como ministra de los Pueblos Indígenas de Brasil, un nuevo ministerio. A pesar de los desafíos, señala que el reconocimiento político de las mujeres indígenas por parte del Estado es un paso importante.

En enero de 2023, Lula acusó a Jair Bolsonaro de genocidio y de crimen premeditado contra el pueblo Yanomami, tras revelarse la muerte de más de 570 niños menores de cinco años. Declaró una emergencia sanitaria en el país, y el Tribunal Supremo ordenó investigar a Bolsonaro por estos hechos.

El pasado mes de febrero, el Gobierno inauguró la “Casa do Governo” en Boa Vista, entidad que coordina 31 agencias federales para enfrentar la minería ilegal y la crisis sanitaria. A pesar de estos esfuerzos, el Ministerio de Pueblos Indígenas reporta la presencia de 7,000 mineros ilegales. La novedad es que muchos no se sienten intimidados por la presencia de las fuerzas de seguridad como antaño. Mientras tanto, Davi intenta de nuevo llamar la atención de la comunidad internacional, y afirma que la retirada de los mineros no será una misión sencilla.

Los atuendos y artesanías, elaborados por las manos de mujeres yanomami, nos llegaron desde lo más profundo de la Amazonía. Autora: Mar Joaniquet

Durante los paneles de la COP16, celebrada en Colombia en el pasado mes de octubre, la FUNAI subrayó la importancia de proteger a los pueblos indígenas y a la biodiversidad. El órgano indigenista reafirmó su compromiso con la defensa de estos dos pilares esenciales, que van más allá de la sostenibilidad ambiental.

Fiona destacó con esperanza el crecimiento de las organizaciones indígenas, que pasaron de tres en los años 80 a más de 300 en la actualidad, incluidas varias yanomami. “Para mí, esto representa el futuro: los pueblos indígenas están cada vez más organizados, conscientes de sus derechos y decididos a defenderlos. No van a desistir”.

Unidos por la causa: ¿Qué podemos hacer desde aquí?

Cada uno de nosotros tiene el poder de actuar. Puedes apoyar a organizaciones indígenas Yanomami como la de Hutukara, en la que también participan Ehuana y Ana María, o sumarte a iniciativas internacionales como el International Work Group for Indigenous Affairs (IWGIA), Amnistía Internacional, o a las campañas de Survival International, que presiona a los Gobiernos para tomar medidas. En su “llamamiento para los yanomamis”, tienes la oportunidad de enviar correos electrónicos al presidente y a los ministros de Brasil, exigiendo acciones urgentes. ¡Tu voz puede marcar la diferencia!

No olvidemos el enorme poder y la responsabilidad que tenemos como consumidores. Gracias a nuestra capacidad de elegir, podemos boicotear marcas que no respetan nuestros valores y ser más responsables con nuestro consumo. Esto implica investigar el origen de los productos que adquirimos, para no ser cómplices de la explotación humana, el daño al medio ambiente o, en casos más graves, del genocidio y la esclavitud en los lugares de producción. Cada decisión que tomamos tiene un impacto directo en el mundo que nos rodea.

Es importante cuestionarnos dónde invierten los bancos que utilizamos. Según un informe de Amazon Watch, grandes firmas, como el Banco Santander, financian empresas vinculadas a la destrucción del Amazonas y abusos contra los pueblos indígenas, como el Banco de Santander.

Es crucial exigir leyes en España que garanticen la trazabilidad de los productos importados, para evitar genocidios, extracciones ilegales y aquellas que provienen de la explotación de pueblos indígenas. Fiona destacó la necesidad de presionar a diputados y senadores para frenar la minería ilegal, recordando que estudios del Instituto Escolhas revelan que países europeos como Alemania importan casi todo su oro de áreas afectadas por minería ilegal  en la Amazonia. Por su parte, Octavio Rubio, representando al Grupo de Apoyo de Survival, cerró las actividades en Akasha Hub con un mensaje claro: “Seguiremos defendiendo los derechos de los pueblos indígenas reconocidos internacionalmente, como lo hemos hecho durante décadas, con campañas que pueden durar más de 20 años, como la de los Yanomami”.

Por su parte, Ehuana concluyó con un llamado contundente: “Los napë solo pensáis en destruir, en expoliar madera y minerales… ¿por qué queréis oro? Sé que algunos de vosotros sois amigos, y si nos ayudáis a no devastar la Amazonia, todo estará bien, por el bien de nuestros hijos y también de los vuestros. ¡Por el bien del planeta! ¡Debemos pensar juntos!”.

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