“Propongo que pillemos la letra y la rapeemos al unísono o en fragmentos entre muchas artistas, escritores, MCs, etc. Cuantos más, mejor. “Este tuit del rapero Pau Llonch fue la chispa de lo que hoy se presenta como canción coral en forma de videoclip. Frank T, Elphomega, Def con Dos, Rapsusklei, Los Chikos del Maíz, La Raíz, ZOO, Machete en Boca… hasta un total de 13 artistas musicales de todas las disciplinas de la cultura hip hop y varias cooperativas musicales –Que Soni, Versembrant, Propaganda pel fet! y el festival Say It Loud– se han juntado para crear la canción-denuncia coral “Los borbones son unos ladrones”. Llonch explica que el objetivo es “retar al Estado, que ha perseguido judicialmente a personas por sus letras con diferentes canciones de rap, especialmente Valtonyc, Pablo Hásel y La Insurgencia, a que haga lo mismo con muchos artistas que asuman la literalidad de sus letras”. Ante esta situación, Llonch opina que “la cultura debe seguir siendo una buena trinchera para defender la libertad de expresión”.

El título de la canción-denuncia, “Los borbones son unos ladrones”, en referencia a la canción original de Valtonyc “No al Borbón”, se ha registrado en la cárcel Modelo con intervenciones varios grupos de breakdance catalanas, artistas de scratch y colectivos gráficos que han hecho un graffiti en el patio de la galería 4 de la antigua prisión. Y es que desde el título, pasando por las localizaciones, hasta el último verso es toda una declaración de intenciones. “Ante la represión no es válido dar un paso atrás, porque sino lo que estás haciendo es indirectamente legitimarla”, opina Llonch. Cantantes de rap, turntablism, graffiteros, breakdancers y artistas de todas las disciplinas de la cultura hip hop dan forma a una denuncia que se suma a la campaña continúa de acciones del colectivo #NoCallarem, que esta semana organiza la Semana por la libertad de expresión con una serie de actividades culturales.

La Justicia española ha sumado, en los últimos cuatro años, por medio de las sentencias de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, tres condenas contra jóvenes raperos. Valtonyc fue sentenciado por el Tribunal Supremo a tres años y medio de prisión por delitos de enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona y amenazas no condicionales a sus canciones. La Audiencia Nacional condenó a Pablo Hásel a dos años y un día de prisión y multa de 24.300 euros por delitos de enaltecimiento de terrorismo, con la agravante de reincidencia, injurias y calumnias contra la Corona e Instituciones del Estado por enaltecimiento de miembros de las bandas terroristas en su perfil de Twitter. El colectivo de raperos La Insurgencia fue condenado por enaltecimiento del terrorismo a dos años y un día. Una pena dictada por la Audiencia Nacional que, a causa de este día extra de condena, obligaba al ingreso en prisión de sus 12 integrantes pesar de no tener antecedentes.

Para este videoclip, cada banda ha escogido una parte o un fragmento de algunos de los temas de estas tres bandas represaliadas por rapearla o versionarla. Todos tienen claro que cantar estas letras puede tener consecuencias. “Si no hubiera riesgo, no tendría valor lo que estamos haciendo, lo que queremos es compartir el riesgo con los compañeros”. Por ello asumen “todas las responsabilidades penales y legales que haya, esta es la gracia”, explica Llonch. “El sistema puede tolerar encarcelar a tres compañeras pero veremos si, en términos de legitimidad, es capaz de asumir encarcelar a Elphomega, Rapsusklei, Frank T, Zoo, La Raiz, Los Chikos del Maíz, At Versaris… Vamos a verlo, este es el reto” zanja el rapero.

De las tradiciones musicales contemporáneas en España, el rap combina dos factores que hacen, según Llonch, que este estilo musical esté en el punto de mira. “Las letras son a menudo radicalmente explícitas, aquí y en todo el mundo, al tiempo que es una escena que tiene cierta difusión, con miles de visualizaciones en las redes sociales”, ejemplifica Llonch. Por ello, opina, “el correctivo se hace contra quien tiene un carácter y una posición más explícita y a la vez contra quien tiene más eco”. Sin embargo, remarca que se persiguen “unos delitos de opinión determinados”. “Al Estado le da igual que los trastornos alimentarios sean una plaga o que mueran mujeres asesinadas por sus maridos sistemáticamente y que todo esto se dé en un marco de legitimación cultural con gente que hace música al respecto”, matiza.

Por eso asegura que es “evidente” que el Estado “no le preocupa que el rap sea explícito, sino una forma de discurso concreto”. Llonch  también cuestiona que “no se persigan nunca ni preocupen social ni políticamente ni jurídicamente” muestras de poesía o literatura explícitas que son una apología de la violencia de género o una cosificación de las mujeres. Para él, “hay una doble vara de medir respecto a los límites de la libertad de expresión, que en el caso de España se concreta en un cierre neofranquista, que es lo que está haciendo el régimen español hoy en día”.

Llonch se muestra satisfecho porque muchas personas se han puesto en contacto para apoyar y colaborar con esta canción-denuncia. “Siempre que ha habido embates autoritarios y represivos la sociedad catalana ha estado a la altura, pero en este caso es especialmente destacable que haya generado tanto consenso en el mundo de la cultura”, concluye el rapero.

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