La Fundació Surt está de celebración. Ya han pasado 25 años desde que, en 1993, Fina Rubio considerara “improrrogable” la creación de una entidad que trabajara por la igualdad y la inserción laboral en clave de género, y que ofreciera alternativas a la situación de pobreza y violencia que sufrían tantas mujeres. “Quisimos  abrir una puerta, una salida, a la vulnerabilidad que sacudía a tantas mujeres. Y la quisimos abrir desde los feminismos”, declara la directora de la entidad.

En los años 90, cuenta Rubio, crear una entidad que velara por la erradicación de la precariedad laboral y económica de las mujeres no fue sencillo: “Lo tuvimos que explicar mucho y muy bien para que, desde la administración, entendieran que era necesario trabajar en el ámbito social desde una perspectiva feminista y quisieran colaborar con nuestro proyecto”.

Pese a que Surt ya lleva 25 años trabajando por los derechos de las mujeres, colaborando con instituciones públicas y estableciendo complicidades con entidades del sector, Rubio lamenta que, hoy en día, se haya vuelto a instalar “la idea de que no es necesario implicarse en el ámbito social desde la perspectiva feminista y de las mujeres”. Y es que, prosigue, “hoy es más que evidente que esta necesidad es importante: hay leyes, sí, pero también perdura la brecha salarial, la violencia de género y la discriminación”. Una prueba de la necesidad de este proyecto es que, desde 1993, han sido 1900 las personas atendidas, 100 de las cuales mujeres en situación de violencia machista.

Más reivindicaciones e implicaciones

“Somos corredoras de fondo, hacemos trabajo de hormiga. Y las hormigas, si van juntas, acaban tumbando al elefante”, declara Rubio. Desde los años 90 y con el objetivo de erradicar la desigualdad de género, SURT potencia el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos mediante la creación de programas de atención terapéutica a las supervivientes por violencia machista o explotación sexual, así como también –y entre otros- de cursos para mejorar el perfil profesional de las mujeres y potenciar sus capacidades de emprendeduría social.

Entre sus retos de futuro más inminentes: impulsar recursos para combatir la feminización de la pobreza y promover la diversidad afectivo-sexual y de género; contribuir a un modelo económico que ponga en el centro los cuidados y fomentar el empoderamiento de mujeres en situación de vulnerabilidad.

10 meses, 10 compromisos con las mujeres

En motivo de los “25 años comprometidas con las mujeres” –lema del aniversario de la fundación–, SURT ha preparado diferentes actividades para visibilizar las diferentes acciones sociales que desde la entidad se reivindican y se llevan a cabo. De marzo a diciembre tendrán lugar encuentros, rutas temáticas, exposiciones, jornada de puertas abiertas, ponencias y talleres. El plato fuerte, nos dicen, vendrá en octubre con unas jornadas de trabajo y una conferencia titulada: “El valor de los cuidados. Que la vida merezca la pena ser vivida”. Y es que, en un contexto socioeconómico que desplaza la vulnerabilidad e interdependencia del centro de la vida, desde la fundación consideran urgente “hablar de la economía de los cuidados, de los valores de los trabajos y de la invisibilidad de las mujeres en trabajos imprescindibles”.

Antes de esta jornada, no obstante, la entidad prevé centrar un mes –el de mayo– en una reivindicación que vertebra cada una de sus luchas: el empoderamiento. Para ello, proponen “convertir el empoderamiento en rutas físicas por los lugares y espacios de aquellas mujeres ilustres que forman parte de nuestro mundo y de las cuales no sabemos nada”.

Como no podría ser de otro modo, en noviembre –mes de las violencias machistas–, la fundación recupera la ruta de las violencias en el distrito de Ciutat Vella: “una ruta por el espacio urbano recuperando historias de violencias diversas ejercidas contra las mujeres, así como espacios que consideramos “puntos negros” a nivel urbanístico y que no tienen en cuenta la percepción de seguridad de las mujeres en su planificación”.

Acto de los 25 años de la Fundación Surt en el Museu Marítim / SÒNIA CALVÓ
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