Seis voces. Seis testigos de jóvenes que desgranan, poco a poco, una historia que pertenece también a muchos otros. Un escenario y dos actores que ponen cara y cuerpo a las palabras de unos adolescentes que explican su experiencia. Una experiencia que parte, a menudo, del trauma, del acoso o de la falta de aprecio. Una historia silenciada: el suicidio juvenil. Pero la compañía de teatro el Enjòlit pone voz a esta realidad a través de la obra ‘No me olvidéis nunca’, una producción que se enmarca dentro del teatro documental, que se basa en recoger testigos que cobran vida en el escenario de la mano de actores.

Las voces son las de Marta Montiel y Elies Barberà que, bajo la dirección de Llàtzer Garcia, dan vida a la historia de seis jóvenes –tres chicos y tres chicas– que fueron entrevistados por la compañía y que explican una situación de desesperanza que los llevó a cometer tentativa de suicidio. “Pero esta no es una historia triste: es una historia de superación, ya que los seis adolescentes sobrevivieron y luchan ahora para superar sus conflictos”, explica Garcia. Y añade: “Han elegido la vida”.

Y es que esta obra, que se estrenó el pasado 25 de abril en la Sala La Planeta de Girona, rompe uno de los primeros falsos mitos que planean sobre el suicidio: “hablar lo fomenta”. Garcia explica que la producción puede ser usada como herramienta pedagógica, porque precisamente “afrontar este conflicto puede ayudar a alertar de signos que estaban ocultos y todos los jóvenes con quienes hemos trabajado nos dicen que el habla ha sido una gran terapia, aunque no siempre es liberadora y puede hacer daño, ayuda en última instancia”. Así, el equipo del Enjòlit se asesoró con psicólogos que los pusieron en contacto con los testigos y los guiaron para generar un diálogo positivo y que llame a la vida.

“Aún así aparece mucha rabia”, reconoce el director. Los jóvenes que recuerdan la depresión que sufrieron muestran testigos duros que trasladan el espectador a situaciones duras de acoso, abuso sexual, anorexia… Todo de situaciones que traen a una tentativa de suicidio de jóvenes de entre 12 y 15 años. “Es un diálogo potente que intentamos reforzar con la escenografía”, explica el director. Y es que la música, de la mano del baterista Edu Vásquez, es también una protagonista importante, ya que “todos los jóvenes tienen un punto en común: el arte, la mayoría a veces a través de la música, ha sido un salvavidas que los ha ayudado a salirse”.

El actor Elies Barberà y la actriz Marta Montiel a la obra ‘No me olvidéis nunca’ de Llàtzer Garcia / ‘No m’oblideu mai’

Romper con el tabú para romper con el incremento del suicidio juvenil

Dos años atrás el Consejo Nacional de la Juventud de Catalunya (CNJC) impulsaba una campaña llamada “Rompemos tabúes! Hablamos de Suicidio” para reivindicar la necesidad de romper estigmas en torno al suicidio juvenil y destacar el papel de prevención y sensibilización del tejido asociativo.

Más de 800.000 personas se suicidan cada año en el mundo según la Organización Mundial de la Salud y hay 16 millones de tentativas. A escala mundial el suicidio ha acontecido la segunda causa de muerto entre jóvenes de 15 a 29 años, y una de las primeras en nuestro país. Además, el 20% de los jóvenes de todo el mundo sufre algún tipo de afección sobre su salud mental, como por ejemplo la ansiedad o la depresión, pero esta realidad es poco visible en la esfera pública.

La mayoría de los suicidios no ocurren de manera apresurada y normalmente se relacionan con algún trastorno de salud mental como la depresión mayor que el entorno cercano puede detectar. Ante esta posibilidad de detección y prevención, el CNJC incide en la necesidad de romper tabúes y hablar, una recomendación que hacen también numerosos expertos. Unos de ellos son Obertament, una plataforma de entidades que trabajan la salud mental en Catalunya y que se dedica a luchar contra el estigma y la discriminación, que cree que el tabú y el estigma pueden llevar al suicidio.

De hecho, en coordinación con el CNJC, Obertament realizó trípticos informativos sobre la magnitud de las consecuencias del estigma. Estos datos cifran en un 16% los catalanes que no estarían dispuestos a convivir con una persona con trastorno de salud mental. A banda, un 17% no les daría ningún tipo de responsabilidad y un 34% no lo sabe o no responde. Un 29% de los catalanes cree que una de las principales causas del trastorno mental es la carencia de autodisciplina y un 21% considera que no se puede confiar los cuidados de otros a personas que han sido pacientes en hospitales de salud mental.

La depresión que lleva al suicidio o la tentativa es un proceso largo que va desgastando, como “llevar un vaso de agua que poco a poco se va llenando: al principio no pesa pero después se nos cansan los brazos”, apunta Fina Trullàs, psicóloga, educadora social y promotora de la resiliencia. Esta experta, que participa en uno de los coloquios posteriores que se celebran después de todas las representaciones de ‘No me olvidéis nunca’, apunta hacia la percepción personal como factor importante. “No es suficiente pensar en si una persona tiene una buena situación vital; tenemos que saber como lo ve él. Un niño, puede ser que con un solo beso ya se sienta querido, pero hay otros que necesitan veinte”.

Así, también expresa que es necesario el tiempo para detectar las necesidades de quienes tenemos cerca y sobre todo “romper con el estigma de la depresión y de los psicólogos”, asegura. “Si cuando se nos estropea el coche vamos al mecánico, por qué no aceptamos que cuando estamos pasando una mala época tendríamos que ir al psicólogo?”, y añade que tenemos que superar el miedo a pedir ayuda, porque hay cosas que “en soledad no se pueden resolver”. Así, considera que el estigma de la depresión y el suicidio provienen de una cultura de puertas cerradas, “católica y religiosa. Venimos del trauma de una guerra que se superó callando, asumiendo que las malas épocas pasarían y sabiendo que lo que sucedía dentro de una casa allí se tenía que quedar”.

La juventud de hoy quiere abrir las puertas y apuesta por cuidar la salud emocional como herramienta para evitar un incremento de los suicidios. El CNJC publicaba en este sentido una compilación de cinco recursos que aportan información sobre la situación actual del suicidio juvenil en Catalunya, rompen algunos de los mitos existentes, proponen actividades para realizar en el seno de las entidades para tratar el suicidio y la educación emocional y dan herramientas enfocadas a la detección y prevención. Además, también ponía a disposición de las entidades la guía “Tenemos la salud en mente: #AsociativaMente” elaborada con la colaboración de Fil a l’Agulla.

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