Muy pronto, unos años después del 68, se inició desde muchos frentes la “contrarrevolución”, las denuncias conservadoras, el desprecio de jóvenes inmaduros y oportunistas. Y los que soñaron “la revolución”, se sintieron fracasados ​​y traicionados. La revuelta de Mayo francés promovió muchos cambios liberadores, pero ni fue una perversión del orden democrático, al contrario, ni fue tampoco una revolución mimética de las luchas contra las dictaduras o contra el sistema capitalista.

Era a Paris desde los inicios de 1962. Siete años seguidos. A finales del 68 devolví en Barcelona. Y desde entonces viajo a menudo a Paris. Por trabajo, amistades y placer cada año hago dos o tres breves estancias en Paris y algún año algunos periodos más largos. El mayo 68 lo viví desde dentro. La Sorbona era casi mi casa. Y también desde fuera, con una cierta distancia. Había un discurso político sin proyecto y una revuelta social y cultural que ha contribuido a cambiar las instituciones y los comportamientos colectivos. Las críticas interesadas y las falsedades difundidas por ignorantes han intentado devaluar el 68. Por eso creo interesante plantear cinco preguntas y sus respuestas.

¿Cuándo se inició el movimiento del 68? ¿Fue una revolución sexual?

El ministro de Educación visitó la Universidad de París-Nanterre el 22 de marzo. Los estudiantes se concentraron para silbar al ministro conservador. Una de sus reivindicaciones era que se permitiera que en las residencias universitarias los chicos pudieran encontrarse con las chicas y viceversa. Su portavoz era Cohn Bendit, un estudiante que formaba parte de un colectivo de ideas anarquistas. El ministro le respondió con desprecio: “si está caliente tírese a la piscina”. Fue una provocación. El movimiento universitario era muy fuerte y eran muy críticos con el sistema institucional jerárquico y burocrático. Reducirlo a la “revolución sexual” es una falsedad.

¿La ocupación de la Sorbona (la Universidad central de Paris) fue una orgía juvenil?

El movimiento de los estudiantes creció de marzo a mayo. La gran manifestación es el 13 de mayo y ocupa todo el centro de París. A los estudiantes se añaden profesores, jóvenes y militantes de todo tipo. Es un acto expresivo, sin un proyecto concreto. Es la revuelta cultural, anti institucional. Una parte de la manifestación termina en la fortaleza obrera y simbólica: la Renault (Boulogne-Billancourt, en la periferia de París) y otra parte ocupa el edificio de la Sorbona.

¿Había un proyecto revolucionario? ¿Fracasó, no es así?

Había organizaciones con vocación revolucionaria, relativamente minoritarias pero que lideraron el movimiento universitario y que se extendió a otros sectores, institutos y escuelas, colectivos profesionales y culturales y sectores minoritarios del sindicalismo obrero. En el discurso había una mimesis de grandes momentos revolucionarios: 1789, 1848, la Commune de 1871, la revolución rusa de 1917 y la Alemana entre 1918 y 1921, el Frente Popular de 1936, la movilización popular al terminar la guerra de 1945. Y las referencias a los Consejos obreros de Italia y a Gramsci en los años 20, al Che Guevara, en Berkeley y Marcuse, a la revolución cultural china…

Pero entre el discurso y la acción había una gran diferencia. Ni había un proyecto de tomar el poder central del Estado, ni había una fuerza social, cohesionada, con objetivos claros y compartidos. No fracasó el movimiento de mayo, fracasó el discurso revolucionario de los marxistas-leninistas (trotskistas, maoístas), los llamados ‘consejistas’ (los consejos o soviets como priorizaba Rosa Luxemburgo), anarquistas, libertarios, y de los ‘situacionistas’ (posmarxistas y postsurrealistas, inspirados por Lefebvre, el líder fundador Guy Debord). Pero fue una revolución cultural. La sociedad cambió y el Estado asumió reformas sociales e institucionales.

¿El movimiento obrero se confrontó o despreció el movimiento obrero, o sindical?

Los sindicatos mayoritarios y especialmente la CGT, el sindicato con más fuerza combativa, hicieron “su movimiento de mayo”. Plantearon importantes reivindicaciones salariales, condiciones de trabajo, participación o control a las grandes empresas, políticas de vivienda y transportes, etc. Fueron críticos para con las organizaciones revolucionarias y éstas los consideraban traidores a la revolución.

El movimiento universitario fue la llama, pero hubo otros, además de los sindicatos obreros, también diversos sectores del Estado (judicatura, cárceles), del llamado ‘ambientalismo’ (ecología y medio ambiente, regreso a la naturaleza y el ruralismo, contra la malversación de los recursos básicos), la vida cotidiana (la ciudad amable, el espacio público y la convivencia, el “derecho a la ciudad”, título del libro de Lefebvre publicado en 1968), el feminismo (el Mouvement de Libération des femmes se crea en 1968), el mundo artístico (al servicio de la gente), sectores profesionales, como el de la sanidad, etc.

Los líderes y activistas del 68 utilizaron su fama mediática para situarse en la política profesional y en los negocios o en los medios de comunicación y derivaron hacia posiciones neoliberales?

Es el caso de una pequeña minoría difícil de evaluar. Otros han hecho carreras políticas o profesionales muy honestas. Muchos otros han mantenido los mismos valores. Y no hay que olvidar que en el movimiento de mayo participaron decenas de miles de jóvenes de todo tipo. La acusación de oportunistas o traidores se puede aplicar a muy pocas personas.

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Geógrafo y urbanista. Profesor de la Universitat Oberta de Catalunya. Presidente del Observatori DESC. Es autor, entre otros libros, de Revolución urbana y derechos ciudadanos (Alianza, Barcelona, 2013). Jordi Borja (Barcelona 1941), es va llicenciar i va obtenir un master en Sociologia, Geografia i Urbanisme a París, a on es va exiliar als 20 anys, poc després d’haver ingressat al PSUC. Va ser un dels fundadors de Bandera Roja, el 1968, fins que el 1974 reingressa al PSUC, on va ser responsable de Moviment popular i política municipal i territorial. Va ser Diputat al Parlament de Catalunya i tinent d’alcalde de Descentralització a l’Ajuntament de Barcelona.

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