Al calcetín del conflicto catalán se le ha dado la vuelta una y otra vez. Del derecho y del revés, del revés y del derecho, y así hasta el infinito. Sobre lo acontecido en Catalunya se ha debatido desde todos los ángulos; o desde casi todos. Estado catalán sí, Estado catalán no. Ese ha sido el eje de las discusiones. Pero, ¿y si el problema es la misma figura del Estado?
Las posturas libertarias han estado infrarepresentadas en el panorama político catalán reciente. O así lo cree al menos el editor Daniel Rabaza, que ha puesto a dialogar a diferentes voces consagradas del anarquismo –Corsino Vela, Santiago López Petit, Tomás Ibáñez, Miquel Amorós o Paco Madrid– sobre los últimos episodios acaecidos en Catalunya en No le deseo un Estado a nadie (Pepitas Editorial, 2018). La obra ha formado parte de las presentaciones previas a la Fira Literal, un certamen que sacará este viernes y sábado al libro radical y político del gueto con presentaciones y charlas del más diverso pelaje.
“Nunca me fiaré de un Estado”, rasa Rabaza. De entrada y con sólo un café con leche en el cuerpo. Ese es el punto de partida, de mínimos, de No le deseo un Estado a nadie. “¿Un Estado para qué? Me planteas un Estado socialdemócrata con algunos derechos, te lo podría comprar o no, y así cada autor, cada uno con sus cosas. Pero luego está la esencia del Estado; repartir hostias y reprimir es la misma esencia del Estado, además de encargarse de la gestión del capital, así lo entiende el libro. Todo Estado te va a llevar a eso, son estructuras del capital. Si has de organizar un nuevo país, que sea evitando este tipo de estructuras. Queramos o no, Catalunya ya ha tenido estructuras de Estado importantes, como las de Seguridad, y cuando las ha puesto en práctica ha sido ferocidad”.
“No es un libro antiindepe“, sostiene el editor. “Creemos que hay gente que está luchando, con toda sinceridad, por mejoras, progresistas. Pero para esos avances tienen que darse ciertas críticas: antes de seguir avanzando y que se marque el perfil desde Junts per Catalunya o ERC, veamos qué significa dar estos pasos. El eje del libro no es que no se desee que una Catalunya independiente sea gobernada [comenta entre risas] por consejos obreros, eso sería la hostia… Pero, insisto, no me fiaré si me planteas un Estado igual. De lo que se trata es de ver qué significa ser independiente y si esta ‘independencia’ nos haría independientes de las relaciones del capital, que al final rigen nuestras vidas. Y tal y como lo plantea el procesismo, no es así”.
El libro, confeccionado de forma –comparte Rabaza en una terraza de Sant Andreu, donde tiene su taller de estampación– “urgente”, se aleja de la “agitación” característica de los textos anarquistas. No le deseo un Estado a nadie es básicamente análisis, en caliente, pero análisis.
Rabaza, zaragozano de origen y relacionado en la capital maña con diferentes movimientos culturales punk, vio la necesidad en noviembre del año pasado, junto a la editorial Pepitas de juntar en las mismas páginas las diferentes visiones que el anarquismo tenía del Procés, el 1-O o las detenciones del Gobierno.
Antiprocesismo, democracia directa y ‘lo social’
Más allá de los Comités de Defensa del Referéndum (CDR) –luego de defensa de la República– y su ejercicio de democracia directa, las ideas de base libertaria han estado acalladas en el conflicto catalán. Tan solo algunos artículos en prensa (por ejemplo los del filósofo Santiago López Petit en eldiario.es) recogían parte de esas ideas antiautoritarias, antirepresivas y con el foco en lo social. El resto de textos corrían por cadenas de correos electrónicos, blogs y mensajes privados.
El resultado del trabajo de escarbador la editorial Pepitas y de Rabaza es un libro coral con posturas matizadas pero con algunos mínimos comunes denominadores. El editor cita algunos de ellos. “El mínimo común es antiprocesista, contra el guión marcado. Sobre el hecho que la gente practique la democracia directa también estaríamos todos de acuerdo. Luego, que la cuestión de la liberación nacional y liberación social, ese binomio, no es automático. Por último, Corsino Vela lo dice: hay que poner en el centro la cuestión social. Lo otro son luchas administrativas, de nuevo del reparto pastel”.
“Algunos de nosotros fuimos a votar el 1-O. No habíamos votado en la vida”, declaraba Santiago López Petit unos días atrás en una librería Contrabandos llena. Esa fue una de las pocas ocasiones en que se podrá ver a la mayoría de autores de los textos reunidos en un mismo espacio, pues la edad no permite demasiados movimientos ya. La presentación del libro tuvo lugar en las previas a la Fira Literal, el certamen que da cobijo, año tras año, a las ideas más subversivas y críticas.
Literal: sacar al libro radical y político del gueto
Sacar al libro radical –de ir a la raíz de las cosas– y político del gueto. Ese es el objetivo que la Fira Literal se planteó tres años atrás. Este fin de semana arranca en la Fabra i Coats ya consolidada como un espacio transversal y que cuenta con el apoyo del sector y el público.
Las dos jornadas de feria volverán a traer a Barcelona algunas voces destacadas de la literatura y los movimientos sociales tras el paso por el certamen de –entre otros– la Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévich o el ensayista italiano Nanni Balestrini.
El certamen de 2018 contará con la presencia de la ex presidenta de Black Panther Party de EUA, Elaine Brown, y también de la ex guerrillera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Mireya Andrade. La Literal conmemorará además los 50 años del Mayo del 68, de ahí su lema –prestado del francés sous les pavés, la plage– “sota les llambordes, els llibres”, bajo los adoquines, los libros.


Catalunya Plural, 2024 