La noticia se sabía el domingo al mediodía después de que el Consejo Político y del Grupo de Acción Parlamentaria de la CUP decidiera que no bloquearía la formación de un nuevo gobierno. Quim Torra se convertiría el Lunes 14 de Mayo de 2018 en el 131 President de Catalunya. Tras meses de inestabilidad política, se pondría la primera piedra para recuperar la Generalitat y acabar con el artículo 155. Catalunya recuperaría sus instituciones.
Pero la investidura del Presidente Torra levanta ampollas. Por un lado, la recuperación de una serie de tuits y artículos de Torra escritos en los últimos años mostraban la cara de un nacionalismo catalán excluyente en el que no todo el mundo se puede sentir representado. En esta línea, Enric Millo – delegado del Gobierno en Catalunya – avisaba antes del inicio del Pleno: “Que trabaje para todos los catalanes y no sólo para aquellos que votaron su opción política”. Y es que el ex-miembro de Reagrupament.cat – formación política clave para entender el pasado de Torra – tiene hemeroteca para ofender tanto a derecha e izquierda. En esta dirección (la izquierda) ha sentado bastante mal un tuit en referencia al 15M donde afirmaba que “este grupo de tontos de los indignados nos lleva directamente al quinto mundo”. Más carga para la CUP, máximo exponente del movimiento en la calle, que lleva años atrapado en los dos ejes que la atraviesan: socialismo e independentismo.
Sabedor de que sus escritos serían el foco de la crítica durante la sesión, Torra entonaba el mea culpa, esta vez en un tono más grave: “me disculpo, me arrepiento, y no lo volveré a hacer”. Poco después Sergi Sabrià, de ERC, consciente de la importancia de calmar las aguas, le agradecía el gesto. El discurso de Torra, por otra parte, destacaba la necesidad de construir república pero sin imponer fechas ni procesos legales rupturistas con el marco legal autonómico. Habrá que ver si los pretendidos gestos desobedientes tienen fundamento o no.
Arrimadas seguía sacando algunos de los vergonzantes tuits de Torra, al tiempo que advertía de que el camino que perseguían sólo traería más malestar y ruptura en la sociedad catalana. En líneas similares pero más suavizadas, Miquel Iceta sostenía que, a pesar de la sospecha que despierta tanto el pasado de Torra como su discurso en sede parlamentaria, sería la acción de gobierno la que determinaría quién es y qué significa políticamente hablando Quim Torra. Domènech sostenía su voto negativo en base a la falta de un plan de políticas sociales y progresistas, mientras que Carles Riera avisaba que, si bien permitirían su investidura, harían oposición y realizarían una tarea de escrutinio sobre el desempeño de políticas en dirección a la materialización de la República. Albiol amenazaba con fuego y furia.
Una vez investido como President de la Generalitat con 66 votos a favor, 65 en contra y 4 abstenciones, Torra agradecía a Puigdemont, a los diputados y a su familia, e invitaba al Parlament a completar conjuntamente su frase: “Visca Catalunya – lliure!” después sonaban Els Segadors, cerrando simbólicamente la elección del 131 President de Catalunya.
Aunque ya se han ido filtrando algunas de las Consejerías, el nuevo gobierno se conformará en los próximos días. Destacamos una serie de incógnitas que se irán aclarando en los próximos meses:
Como actuará el gobierno español?
La promesa de Mariano Rajoy siempre ha sido que el 155 estaba supeditado a que el Parlamento aprobara un nuevo President de la Generalitat. Parece que, de entrada, así será. Aunque no todas las voces reman en la misma dirección. La presión ejercida por Albert Rivera, exigiendo el mantenimiento del 155, puede forzar al Ejecutivo español a replanteárselo, más teniendo en cuenta como en cada encuesta la formación naranja gana puntos en detrimento de los populares. A todo esto se le deben sumar las voces dentro del Partido Popular – supuestamente lideradas por Soraya Saéz de Santamaría – de aprovechar el 155 para redirigir la política educativa catalana. Las próximas semanas serán determinantes.
Sobrevivirá el gobierno catalán?
El gobierno de Torra nace descabezado. No es ningún secreto que las relaciones entre Junts per Catalunya y ERC no pasan por su mejor momento; la lucha por la hegemonía del independentismo gasta y desgasta. Pero hay más factores a considerar. La pugna entre el PDCAT – partidarios de reconducir la situación hacia un procesismo autonómico con algunos sectores de Junts per Catalunya, más partidarios de tensar la cuerda, hay que sumarle la propuesta de Jordi Graupera de cara las elecciones municipales que amenaza en hacer tambalear la estrategia independentista. Por último, la CUP ya ha anunciado que hará de oposición. Es decir, a efectos prácticos, el nuevo gobierno nace sin la capacidad de aprobar por sí solo ninguna ley nueva. En una entrevista realizada a Miquel Iceta inmediatamente después de finalizar la investidura del ya Presidente Torra, consideraba que este gobierno no durará años, sino meses. Veremos.
‘Processisme’ o independencia?
Uno de los motivos por los que la CUP decidió abstenerse para facilitar la investidura de Torra fue expresado por Carles Riera durante el Consejo Político de la CUP, al decir que tomaba “muy buena nota” sobre la expresión de Torra de “no hacer autonomismo”. Su discurso de investidura se ha dirigido a alabar las posibilidades que se abrirán en una futura República, pero no es tan sencillo. Aunque hable de avanzar hacia una Constitución Catalana y un Proceso Constituyente, queda pendiente comprobar si la retórica se le unen políticas que aspiren romper con el marco legal constitucional. Teniendo en cuenta que las acciones emprendidas por el nuevo gobierno de la Generalitat puede tener consecuencias en las causas de los presos y exiliados políticos, no parece creíble pensar que adoptarán una estrategia frontal de confrontación.
Catalunya, en todo caso, celebra recuperar la Presidencia de una institución que data de 1362. Entonces era Berenguer de Cruïlles quien ocupaba la Generalitat de Catalunya. Hoy, Quim Torra.


Catalunya Plural, 2024 