El problema original es la utilización política de un acontecimiento deportivo. Está claro que no es la primera vez que pasa, pasó en el periodo preolímpico de los Juegos de Barcelona con la campaña “Freedom for Catalonia” y en el estadio del Barça siempre hay pancartas pro libertad de los presos y esteladas, etc. A pesar de ello los Juegos de los 92 se desarrollaron sin demasiados incidentes más allá de una pitada al Rey y al himno y alguna pancarta de vez en cuando. Todo el mundo los hizo suyos y tanto las ceremonias como las competiciones estuvieron llenas de público. Y de can Barça ni que decir, siempre hay público de todo tipo, indepes y no indepes. La cuestión es cómo se gestionan estas acciones políticas queridas por quien las organiza o no queridas.

¿Qué es lo que ha pasado en Tarragona entonces? En primer lugar los hechos. El día de la ceremonia de inauguración llegó políticamente calentado. En teoría debía ser la primera vez que se vieran las caras el Rey Felipe VI y el presidente de la Generalitat, Quim Torra. Una ocasión que  Torra aprovechó para pedir un encuentro personal con el Rey y una disculpa por su discurso del 3 de octubre, que muchos catalanes recuerdan por su dureza. La casa del Rey respondió que las decisiones políticas pertenecen al Gobierno y que las reuniones debían pedirse a la Moncloa por tanto, al poco, Presidencia del Gobierno anunció que Sánchez recibiría Torra en la Moncloa el día 9 de julio .

Torra no decidió que iría a la inauguración hasta el mismo día y lo justificó por el hecho de que los Juegos se hacen en Catalunya y por tanto el presidente de la Generalitat había de estar. En definitiva al acto inaugural coincidieron el Rey Felipe VI, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez y el de la Generalitat, Quim Torra. Educación y caras largas. Pero aquí no terminan las cosas. A la hora del inicio de la ceremonia del estadio del Nàstic estaba medio vacío, había un número considerable de banderas españolas, una o dos banderas y ninguna estelada. Sonaron el himno español y Els Segadors y hubo silbidos para ambos pero la más importante se la llevó el presidente Quim Torra. La ceremonia en sí, organizada por Focus, no incluyó ningún aspecto que resaltara la cultura propia del lugar, especialmente los castillos tan propios de las comarcas tarraconenses. Fue en resumen una ceremonia correcta que no entusiasmó a nadie.

Es lógico a partir de aquí preguntarse por qué el nuevo estadio estaba medio vacío, siendo benevolente, cuando el alcalde de Tarragona, Josep Félix  Ballesteros , el mismo día había dicho que estaba todo vendido. Es evidente que no estaba todo vendido y también lo es que mucha gente intentó comprar entradas para la ceremonia a través de la web y no lo pudo hacer. En cambio hay quien dice que partidos de ultraderecha como  VOX  y otras asociaciones de este perfil se habrían podido hacer con un número indeterminado de entradas. De momento nadie de la organización de los juegos ha confirmado este hecho pero es de suponer que se podrá averiguar en pocos días. El caso es que había bastante gente que portaban banderas españolas.

Probablemente lo que hubo, por parte de la organización de los Juegos, fue un exceso de control por el miedo a manifestaciones independentistas ya favor de los presos en presencia del jefe del Estado y del nuevo presidente del Gobierno. Un exceso de control coarta la libertad de las personas, como lo es la libertad de poder acceder a un acto público, para que la organización no facilite a todos la compra de entradas. Y eso pasa un año antes de las elecciones municipales en las que se volverá a presentar el actual alcalde de Tarragona y máximo responsable del comité organizadores de los Juegos del Mediterráneo, el socialista Josep Fèlix  Ballesteros. Costará enderezar la mala imagen generada por la poca presencia de público, por no haber hecho ningún gesto para la cultura local y por la utilización del acceso libre. Es cierto que la población tarraconense en general no ha mostrado mucho interés por estos juegos tal vez le ha faltado un buen plan de comunicación y marketing.

Share.

Montserrat Melià ha estat redactora de política a la seu de RNE Barcelona, redactora de política al congrés dels diputats a Madrid. Cap d’informatius de RNE-Catalunya i directora de RNE—Catalunya. Actualment col·labora en diversos mitjans. Imparteix tallers al Màster gènere i comunicació de la UAB.

Leave A Reply