El 9 de noviembre de 2017 se daba el alta médica a la última persona herida que quedaba hospitalizada por el atentado en la Rambla del pasado 17 de agosto. Un atentado que ahora justo hace un año dejó 16 muertos y un total de 130 heridos de más de 30 nacionalidades diferentes. Los heridos, que desde un inicio se catalogaron según los niveles de críticos, graves y menos graves, fueron atendidos en más de 20 centros sanitarios catalanes.
Uno de ellos fue el Hospital del Mar de Barcelona que por su proximidad a la zona recibió una gran cantidad de heridos. La Doctora Isabel Cirera, Jefa del Servicio de Urgencias, valora ahora con perspectiva que todo funcionó muy bien: “de forma espontánea la zona de emergencias se llenó de profesionales que volvían al trabajo o venían de otras partes del hospital donde no se dedican a las urgencias”.
La alerta del atentado llegó a través del SEM que llamó al jefe de guardia para avisar que llegarían heridos por atropello múltiple y este activó a todo el personal. Se procedió a realizar una preparación de máximos dado que no se sabía la cantidad de personas que llegarían. Las tres primeras horas fueron las más duras, nos explica la dra. Cirera, ya que hasta las 20 h no pudieron tener a todos los heridos identificados y a la vez la alerta seguía activada y no sabían si les llegarían más pacientes. A las 23 h fue cuando finalmente se desactivó el dispositivo y fue en aquel momento que pudieron sentarse y darse cuenta de que estaba pasando. “En aquel momento los cuidados se tenían que dar en las mejores condiciones sin pensar qué significaba todo aquello aunque fuéramos conscientes que se trataba de una agresión”, explica Cirera que describe el personal del Hospital durante aquel día como “gente con mucha profesionalidad pero también con mucha emoción contenida”.
A finales de 2015 se realizó el protocolo de Incidents amb Múltiples Víctimes (IMV). En Barcelona, los hospitales fueron citados por el Consorci Sanitari de Barcelona que les trasladó la necesidad que lo elaboraran a nivel de Barcelona teniendo en cuenta atentados como por ejemplo los de París en la Sala Bataclan. “Se hizo patente que era muy necesario, ya que Barcelona era un objetivo que podía estar en la mira de cualquier grupo no necesariamente jihadista”, indica Cirera. Explica también que, en el caso del Hospital del Mar, este plan estaba adaptado a las urgencias antiguas y se habían puesto como fecha el mes de septiembre para adaptarlo: “aplicamos lo que ya sabíamos pero sin haberlo practicado, nuestro simulacro fue el atentado”.
“Todo marca y nos seguimos emocionando un año más tarde”
La Doctora Cirera como el resto del equipo recuerda un año después la sensación de emoción que vivieron aquella tarde-noche y como funcionó de bien el trabajo conjunto. “Todo el mundo hacía lo que tenía que hacer y mucho más, todo aquello que hiciera falta: doctores haciendo de camilleros y personal de la limpieza yendo al almacén a buscar material para enfermería”, dice con orgullo la jefa de urgencias. De hecho, recuerda los oncólogos bajando desde su servicio preguntando en qué podían ayudar. Dado que la mayoría de heridos requerían expertos en otras disciplinas, estos especialistas se dedicaron a mantener los cuidados de los pacientes corrientes que se encontraban en urgencias por otros motivos antes de activar la emergencia.
Traumatólogos, cirujanos, neurocirurgians, internistes… Al activar el alerta fue fácil decidir cuáles eran los médicos que había que activar primero dado los tipos de lesiones que podrían presentar los heridos. También por la tipología pudieron actuar de manera más eficiente. La Dra. Cirera concreta que el atentado provocó un tipo de lesión a las que los servicios de emergencias están muy acostumbrados, y por la que hay un código de activación para este tipo de pacientes, el que sería un paciente politraumático. Para Cirera, “la diferencia es el mecanismo ocasional, un accidente fortuito o un atentado, pero la lesión final es una lesión que todos los servicios conocemos muy bien como tratar”. Así, también valora que el tipo de lesión hubiera podido ser mucho más grave “si hubieran colocado las furgonetas con las bombonas como planteaban, puesto que las lesiones por metralla comportan muchas heridas abiertas, hemorragias masivas internas y externas…”.
La presión de las primeras horas de asistencia, todas las visitas institucionales que se dieron al día siguiente y la parte institucional suma también como vivencia: “todo marca y nos seguimos emocionando un año más tarde”. Por el impacto que hubiera podido sufrir el personal sanitario, el Hospital del Mar desde su servicio laboral y desde el servicio psiquiátrico puso a disposición de los trabajadores recursos y herramientas de apoyo psicológico.
Además de esto, Cirera recuerda que cuando todo pasó, el grupo que trabajó aquel día se sentó a comentar la vivencia internamente: “fuimos una coraza mientras tuvimos que trabajar pero después teníamos que hablar entre nosotros, abrazarnos y mantener el contacto físico. Una cosa es que seas profesional, otra es que no seas humano”.
Los profesionales sanitarios recibieron placas de reconocimiento por su tarea
Las palabras de gratitud hacia los profesionales sanitarios que llegan todavía hoy en día se materializaron también a finales de septiembre mediante la entrega por parte del Departament de Salut de 24 placas de reconocimiento a representantes del Sistema de Emergèncias Mèdiques (SEM) y de los centros sanitarios donde fueron atendidas las personas afectadas. En el acto, celebrado en el Hospital Universitari Vall d’Hebron, participaron el entonces conseller de Salut, Antoni Comín, y las alcaldesas de Barcelona y de Cambrils, Ada Colau y Camí Mendoza respectivamente.
Entre los elogios del ex conseller hubo orgullo para los profesionales del sistema de salud catalán y por su “vocación, solidaridad y profesionalidad”. Todo el reconocimiento fue dirigido al valor del trabajo en red, la colaboración y la implicación de todos los trabajadores de los centros asistenciales. Esta colaboración y coordinación existió por las medidas establecidas alrededor del protocolo para Incidents amb Múltiples Víctimes (IMV) del Consorci Sanitari de Barcelona (CSB). Un protocolo que recoge “las medidas de preparación, la aproximación a la capacidad de respuesta, el mando integrado de la actuación, la coordinación territorial y la continuidad después del incidente”.


