El 3 de octubre del año 2017, el 3-O, se produjo una gran movilización ciudadana. Las imágenes de policías, conocidos como ‘Piolines’, golpeando gente pacífica afectaron a la opinión pública por encima de posiciones políticas. Alguien había pensado que esto podía pasar, porque días antes varias organizaciones sindicales decidieron dar un paso adelante y pedir permiso para hacer una huelga general, en un caso y un ‘paro de país’ en el otro.

Por un lado, CGT, la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC) y la Intersindical CSC convocaban un paro de 24 horas. La Coordinadora Obrera Sindical (COS), se adhirió y organizaciones como CNT y Cobas llamaron también a seguir la convocatoria.

A su vez, CCOO, UGT y Unió de Pagesos convocaron otra cosa parecida pero que era diferente. La llamaron un ‘paro de país’. Contaba con la comprensión de la patronal Pimec y de algunos gremios.

Fomento del Trabajo no consideró de ninguna manera apoyar una respuesta ciudadana que supusiera una descalificación de la violencia que se había visto en Catalunya.

Era sin lugar a dudas una huelga diferente, muy marcada por la necesidad de dar una respuesta a lo que se vio como una agresión hacia personas que sólo querían votar.

El 3 de octubre a primera hora se podían ver cerrados muchos comercios de Barcelona. Establecimientos que en las convocatorias de huelgas generales resisten y se enfrentan a los piquetes bajaban las persianas y colgaban pequeños manifiestos en el exterior donde explicaban que cerraban en defensa de los derechos humanos y contra la violencia.

Unos grandes almacenes con sede en plaça de Catalunya, que suelen ser un punto de duros enfrentamientos entre piquetes y policía, el día de la huelga estaban abiertos de par en par. No había ni un adhesivo en la puerta. Pero curiosamente el público no entraba. Esto fue más eficaz que los piquetes, porque a las 7 de la tarde la dirección de los establecimientos citados decidía cerrar.

Un elemento decisivo era que los trabajadores o trabajadoras que querían hacer huelga podían elegir qué hacer. Si eran partidarios de una respuesta dura, tenían cobertura gracias a la convocatoria de huelga general. Si sólo querían exteriorizar su descontento, el paro de país amparaba hasta 4 horas.

Las imágenes que quedaron en las retinas de la gente son la concentración en plaça Universidad auspiciada por los sindicatos mayoritarios y plataformas como Omnium y ANC. Con un carácter más militante se recuerda la manifestación desde los Jardinets de Gracia hasta Plaça Catalunya de los convocantes de la huelga general. Nunca en la última democracia los sindicatos habían conseguido tanta audiencia.

CGT ha hecho un estudio sobre la incidencia de la huelga. Considera que el mayor efecto se centró en el sector privado: “Catalunya es la comunidad de todo el estado con menos porcentaje de trabajadores públicos en relación con los del sector privado”, explica Óscar Murciano, responsable de acción social del sindicato. Por este mismo motivo CGT considera que el efecto de la huelga sobre el sector público no fue decisivo, aunque los paros en la Generalitat y ayuntamientos fueran mayoritarios. “Lo que suele decidir si una huelga triunfa o no es si funcionan en Barcelona Metro y Autobuses”, dice.

Negociadors sindicals dels serveis mínims de la vaga del 3-O, foto Tomeu Ferrer
Negociadores sindicales de los servicios mínimos de la huelga del 3-O, foto Tomeu Ferrer

En Catalunya, según el Idescat la población asalariada del sector privado suma 2.382.000 persones, mientras que en el sector público trabajan 397.000, de estos, 200.922 dependen directamente de la Generalitat, 27.176 de la Administración del Estado. El resto son administración local.

Precisamente el paro de los trabajadores públicos implicó una polémica hace un año. La Generalitat afirmó que no se descontarían los salarios a los huelguistas, pero un tiempo después, ya bajo el artículo 155 que impedía la gestión autónoma, el representante del gobierno central en Catalunya obligó a hacer los descuentos.

¿Qué peso tuvo la movilización?

En octubre de 2017, se hicieron en Cataluña 9.023.624 horas de huelga. Un año antes, este valor fue de sólo 84.264 horas (es decir, el 0,9% de las horas del mismo mes en 2017). Las cifras tienen que ver con descuentos hechos a trabajadores que se adhirieron a la huelga. Cabe recordar que el paro de país implicaba en muchos casos un acuerdo entre empresas y trabajadores y suponía que algunas veces no se hacían los descuentos a cambio de recuperar más adelante el tiempo empleado en la protesta. Líderes de CCOO y UGT lo dijeron claramente en el sentido de que una huelga como la que se pedía a sus organizaciones no debía perjudicar a los bolsillos de sus afiliados.

¿El 3-O fue una huelga importante? El estudio del sindicato de origen anarquista compara las horas de huelga de ese día con las que se declararon en la huelga general el conjunto de España el 12N de 2012 contra la reforma laboral, que sumaron 11.599.492. Dicho en otras palabras, la huelga catalana supuso, ella sola, el 78% de las horas declaradas en la huelga general española.

“El 3 de octubre se produjo una huelga general impresionante por varias razones, siendo la principal de ellas la tarea brutal que hizo el piquete del ‘Piolín’ en golpear intensivamente estratos heterogéneos de una población que quedó en estado de shock. La brutalidad vivida en primera persona o por los testigos cercanos y las imágenes en redes sociales hicieron el resto”, asegura Murciano.

Recordar que la sensación de indignación ciudadana era tan grande que empresas como Bon Preu y otras pymes declararon el día como inhábil para facilitar que sus trabajadores pudieran participar en las protestas.

Y no sería el 3 de octubre la última jornada con movilización masiva. El 8 de noviembre, con la imagen en la retina de las detenciones de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, líderes del ANC y Omnium, la Intersindical CSC convocó otra huelga general. Esta vez con la oposición militante de Fomento del Trabajo. La incidencia fue menor. En aquella ocasión fue el estreno de los Comités de Defensa de la República (CDR) que centraron su actividad en demostrar que se podían controlar las vías de comunicación, bloqueando las principales arterias del país.

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