Cuando uno no llega a tiempo a la reunión de redacción semanal y ocho de tus compañeros del semanario mueren abatidos por dos yihadistas y otras cuatro personas también pierden la vida en este atentado además de los heridos graves, tu vida te cambia. La dibujante Cathérine Meurisse (Niort, 1980), que había empezado a hacer sátira política en el periódico Charlie Hebdo diez años antes, experimentó un sacudida de tal magnitud aquel 7 de enero de 2015 que tardó más de un año en transformarlo en una catarsis (como también hizo su compañero Luz) y convertirlo en La légéreté (Dargaud, 2016) que en castellano se publicó como La levedad (Impedimenta, 2017).
Este ejercicio de introspección, que va de París a Roma y pasa por la Villa Médicis como terapia de reapropiación a partir de la belleza del arte, ha tenido una continuación con Les grands espaces (Dargaud, 2018) y que aun no tiene traducción ni en catalán ni en castellano. En este último álbum, Meurisse se adentra en su infancia rural en el Poitou-Charantes donde fue a vivir con sus padres que buscaban una comunión con la naturaleza que también transcurría por la literatura. Rodeados de todas estas referencias y en medio del barullo del pasado Festival de Cómic de Angulema, la dibujante francesa nos explicó cómo se ha reinventado como autora.
Explicas a menudo que, el atentado en Charlie Hebdo, es para ti un momento fundador. Lo que pasó te sirvió para transcender la sátira política…