Desde hace años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre las consecuencias de comer carne de manera desmedida, que van desde problemas cardiovasculares hasta el cáncer de colon. A pesar de estas alertas, la dieta española contiene tres veces más carne, productos lácteos y azucarados que en el pasado, según un estudio publicado en la revista Science of the Total Environment.

Para Ferran García, coordinador de investigaciones de la organización Justicia Alimentaria, el consumo excesivo de carne es “insostenible desde todos los puntos de vista”, debido a que al producirla, se generan impactos sociales, ambientales, culturales y otros. Así lo explica en el informe Carne de Cañón:

¿Cuáles son las consecuencias de comer carne y carne procesada?

Básicamente las necesidades son casi cero, el consumo recomendado de la carne procesada es esporádica, es decir cuanto menos consumes mejor. Hay un tema de clase social muy evidente que no está tanto en la carne roja pero sí en la carne procesada, que afecta a las clases populares y por eso nos interesaba especialmente, básicamente la carne procesada es mala para nuestra salud porque tiene un alto porcentaje de grasas saturadas. Tiene un alto índice de sodio, de sal, la principal fuente de sodio en nuestra dieta, aunque no lo parezca son las carnes procesadas.

Ferran García, a la derecha. Foto: Justicia Alimentaria.

España es uno de los grandes productores de carne en el mundo, ¿es un caso perdido propiciar el consumo y producción de otros alimentos?

No puede ser un caso perdido porque es insostenible desde todos los puntos de vista. El problema es que tiene un poder enorme que no tienen otros sectores. Entonces, no se si es que da igual, si es que la perderemos, pero la batalla hay que presentarla. Hay grupos muy activos, desde el veganismo hasta el animalismo. Pero un contra poder efectivo y articulado contra la carne y sus impactos en salud y en el medio ambiente creo que todavía no existe, no tiene suficiente masa.

¿Cuáles son las herramientas legales o cívicas con las que contamos y cómo sus propuestas se suman a ellas?

El precio es importante a la hora de consumir o comprar un producto. Si un producto no es sano entonces le subes el precio y si es sano, le bajas el precio. No hay una política de precios sobre alimentos. Ni en la carne ni en ninguno.

Un etiquetado clarísimo, que no tengas que ir con un libro. Si hay carne picada, si lleva mucha sal, si lleva poca sal. Lo del semáforo funciona muy bien, que diga: mira, esto va hasta arriba de sal, hasta arriba de grasas.

Campañas duras y claras, como las que se hacen con el tráfico, no campañas como las que hay ahora, súper amables pidiendo comer cinco frutas al día, cuando puedas. Eso no tiene nada que ver. Las campañas se hacen contra el tabaco, contra los accidentes de tránsito.

¿Estamos hablando de un problema transversal? ¿Qué otras líneas además de salud y ambiental involucra?

Yo creo, y de hecho por eso empezamos en parte esta campaña, que el sector cárnico es el gran elemento de impacto social, ambiental, cultural y de mucho tipo. Afecta a salud, afecta a medio ambiente, afecta a las condiciones laborales, afecta a nivel geopolítico: no se entiende lo que está pasando en Brasil, no se entiende lo que pasó y está pasando en Argentina, en Paraguay.

No se entiende las condiciones de explotación laboral de muchas máquinas cárnicas en muchos países y también aquí, en Catalunya, que hay manifestaciones por la explotación laboral directamente vinculada a la industria cárnica, hay una migración por expulsión de campesinado en muchos países, que tiene que ver justamente con eso, una ampliación de frontera agrícola, tiene que ver con construcción de infraestructuras mayúsculas como puertos, aeropuertos, represas para generar energía, que tienen como eje central la carne.

 

García afirma que el propósito del estudio no es el de eliminar todo consumo de carne, asegura que el propósito de la organización es el motivar a reducirlo considerablemente, tal y como muchos estudios avalan para cuidar de la salud y el planeta.

Para lograrlo, recomienda priorizar el consumo de vegetales y frutas. “Básicamente pensar en tu semana y en tu comida, desde que te levantas hasta que vas a dormir, y piensa si has comido tres, cuatro veces procesados o carne procesada en este caso. Si has consumido más, no vas bien”. Y si decides comer carne, tratar de que sean producidas agroecologicamente, cercanas y locales.

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