Las entidades juveniles catalanas han decidido dar un paso adelante y luchar contra el binomio beca = precariedad. El 12 de junio el Consejo Nacional de la Juventud de Catalunya (CNJC) convocaba una mesa redonda con el lema: “Las prácticas a debate”. En el encuentro, celebrado en la Universidad de Barcelona, los organismos representativos de las organizaciones de jóvenes han decidido actuar contra la precariedad disfrazada de prácticas y becas. El primer paso ha sido poner en marcha un buzón que pretende reunir toda la información sobre las becas y las becarias. Este documento se puede encontrar en la web  Buzón en prácticas.  El segundo paso será proponer actuaciones concretas.

Guillem Dorca, del CNJC explicaba que la iniciativa tenía como primer objetivo “saber cuál es la situación real de las prácticas en forma de beca”. En este sentido afirmó que un primer problema con el que han topado es la falta de datos oficiales. “Sólo hemos podido encontrar información en el Instituto Nacional de Estadística de Catalunya (Idescat), que nos dice que hace dos años había registrados 15.700 contactos de prácticas y 20.126 contratos en forma de becas de formación”.

La jornada “Las prácticas a debate” ha contado con la participación además de Dorca, de Estrella Claramunt, también de la CNJC, de Nacho Anzaldo, del colectivo # becàriesenlluita y también de Ferran Cano: Exalumno de FP en la Escola del Treball.

En su intervención inicial, Dorca va enmarcado la situación con la que se encuentran los estudiantes que quieren hacer prácticas, remarcando que muchos y muchas estudiantes se ven forzados a aceptar contratos de prácticas con unas condiciones de trabajo y formación muy precarias (sin remuneración, sin vacaciones, sin cotizar en la Seguridad Social …) ante la necesidad de hacerse un lugar en el mundo laboral y así poder emanciparse y construir un proyecto de vida a largo plazo. En este sentido puso sobre la mesa un dato: Entre 2014 y 2018 se han duplicado las prácticas laborales (extracurriculares), mientras que las prácticas curriculares o formativas es imposible cuantificarlas, ya que no existe un registro de los convenios.

Hay que recordar que todos los becarios deberán cotizar en la Seguridad Social el próximo curso. La medida nace de un decreto que el Gobierno aprobó el 28 de diciembre y que establece que los alumnos que participen en programas de formación, prácticas no laborales y prácticas académicas externas deberán estar incluidos en el régimen general de la Seguridad Social . En este sentido, el Gobierno ha calculado que ingresará cerca de 70 millones de euros al año con esta medida, que afectaría a 534.000 estudiantes en todo el Estado. Esta decisión ha cogido por sorpresa a los centros educativos y las empresas, que hasta ahora no tenían que pagar nada a las arcas públicas por los contratos de prácticas no remuneradas.

Otro aspecto destacado por los activistas juveniles es que mientras hay una expansión no conocida hasta ahora de prácticas y becas que no generan derechos laborales y que están poco o nada remuneradas, el paro juvenil se mantiene en el 22% sin ninguna perspectiva de mejora.
Otro participante en la mesa redonda hizo patente la sospecha de que detrás muchas prácticas y becas teóricamente formativas sólo hay un intento de proporcionar a empresas y entidades, como las propias universidades, de mano de obra barata. Así, destacó que muchas becas, teóricamente formativas, no están acompañadas por el correspondiente seguimiento ni tutorización.
Anzaldo explicó su caso: un estudiante de políticas, que hacía una beca teóricamente formativa en una instalación de experimentación de animales, no recibió nunca ninguna formación y sólo recibió instrucciones sobre las tareas que tenía que hacer. En concreto, llevó durante dos años la gestión administrativa del centro; todo amparado en una beca de colaboración en prácticas no curriculares. Su caso fue denunciado en los tribunales laborales y está pendiente de juicio.

Becarias en lucha es un colectivo de becarias y becarios que consideran que bajo la apariencia de realizar trabajos formativos con becas, lo que hacen en el ámbito universitario es sustituir trabajos estructurales que deberían cubrirse con personal laboral. La organización se ha ampliado en varias universidades catalanas, pero tiene un problema de base: como las becas son tan precarias, los estudiantes cuando pueden marchan a un trabajo ordinario y esto hace que el movimiento de personas sea muy grande y cueste articular acciones de más envergadura.

La experiencia de Ferran Cano tiene que ver con las prácticas que hizo en un departamento del Ayuntamiento de Barcelona cuando era estudiante de segundo año de Formación Profesional dual. “Me sorprendió que sólo empezar, una persona que teóricamente tenía que formar se limitó a contarme las tareas que tenía que hacer. Y al igual que en el caso de Anzaldo, enseguida vio cómo había que asumir responsabilidades impropias de un becario. Esto lo constataba porque ahora tiene un trabajo ordinario y puede comparar.

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