En Catalunya la exclusión social crece más que en el conjunto del Estado español. Las razones son básicamente dos: la mayor precariedad laboral y el aumento del coste de la vivienda. En ambos casos por encima de la media española. Esta es una de las conclusiones clave del Informe FOESSA presentado por Cáritas Catalunya.
En este informe, en términos de salud, destacan que las situaciones de exclusión impactan de manera negativa en la salud, ya que conllevan dificultad para acceder a medicamentos, a servicios sociosanitarios o a un régimen adecuado de alimentación. En este sentido, cerca de un 4% de las personas viven en hogares sin acceso a una alimentación básica. El dato más relevante que facilita el informe es que hay 780.000 personas (lo que representa un 10% de la población) que han dejado de comprar medicinas y seguir tratamientos por problemas económicos.
La desigualdad generada por el acceso a los recursos básicos que quedan fuera de la competencia de la sanidad pública refuerza el carácter exclusivo de la dimensión de la salud, con una especial incidencia entre las personas con discapacidad. De hecho, también concluyen que ciertas situaciones de exclusión pueden tener su origen en problemas de salud o en el desarrollo de ciertas enfermedades.
El hecho que haya prestaciones que a pesar de ser básicas no forman parte de las competencias de las instituciones públicas de atención sanitaria hace que una parte de la población viva en desigualdad por no poder acceder por motivos socioeconómicos. Serían algunos ejemplos la atención odontológica, la atención óptica, el acceso a ayudas técnicas, los recursos protésicos o la salud mental.


