Es uno de los mayores clichés que existe, pero hoy parece del todo cierto: las segundas partes nunca fueron buenas. No lo pueden ser cuando la tercera fuerza política del Estado es racista, xenófoba, machista y meridanamente anti-catalana. El PSOE ha vuelto a ganar y volverá a tener la obligación de conformar gobierno. El bloque de la izquierda suma un 43% de los votos totales, el bloque de la derecha un 40%. En este sentido son casi los mismos resultados que en las elecciones anteriores. Es decir, en términos estructurales nada ha cambiado demasiado. Pero hoy, todo parece un poco más gris. Repasemos qué han hecho cada uno de los partidos políticos y lanzamos tres posibles escenarios de cara al futuro.
Ciudadanos ha muerto. De 52 a 10 escaños. De hecho ya estaba muerto antes de que Rivera sacara a un perrito a pasear, en su último intento desesperado de llamar la atención. Pero no había nada que hacer. El error de Rivera fue no darle la presidencia a Sánchez, tal y como reclamaba gran parte de su partido. Rivera, sin embargo, en contra de los intereses del IBEX que le pedían moderación, quería competir por el pastel de la derecha. Pero competir por la derecha contra el partido que lo ha hegemonizado (PP) y VOX en el momento de mayor inestabilidad de la historia democrática española, es complicado. Adiós, Ciudadanos.
La caída fatal de Ciudadanos es inversamente proporcional a los resultados de VOX.
La formación de extrema-derecha se sitúa como tercera fuerza con 52 escaños. Apoyada por el discurso enardecido contra Catalunya y gracias el blanqueamiento que fuerzas políticas – PP y C ‘s con el pacto en Andalucía -, y medios de comunicación le han facilitado, el neofranquismo se posiciona como tercera fuerza en el congreso de los diputados.
Junts per Catalunya ha mejorado ligeramente sus resultados. El mundo posconvergent, por mucho que se expliciten las peleas internas entre el PDCAT y el sector pro-Puigdemont, son especialistas a la hora de movilizar a su electorado. Ya han dicho por activa y por pasiva que ni votarán a favor ni abstendrán de un gobierno de Sánchez, así que hasta que no se articule el nuevo Parlamento no tendrán mucha relevancia en las negociaciones. Con todo, el independentismo sigue sin llegar al 50% de los votos en Catalunya. Después del 155, del encarcelamiento de los presos, y de la semana del fuego, la suma de los tres partidos sólo obtiene dos diputados más.
Vistos los resultados, hoy, todo parece un poco más complicado que en las últimas elecciones. Sólo hay tres posibles escenarios:
- Un gobierno en solitario de Pedro Sánchez con la abstención del PP. Veremos cómo en los próximos días Pedro Sánchez lanzará mensajes a la derecha y a la izquierda. Pedirá a Casado que tenga “sentido de Estado”, y lo hará utilizando el mensaje del constitucionalismo para frenar al independentismo. Pero el PP no tiene demasiados incentivos para hacerlo. Por un lado, por el miedo a que VOX se les tire al cuello tildándolos de antipatriotas. Por el otro, porque viendo lo bien que les a sentado la repetición electoral, considerarán que les puede salir más a cuenta dejar a Pedro Sánchez ahogarse otra vez y esperar que en las siguientes elecciones el bloque de la derecha sume mayoría absoluta .
- Gobierno de coalición entre PSOE (120), Podemos (35), Más País (3) ERC (13) y el PNV (7): El llamado “Gobierno Frankenstein” no es la opción deseada de Pedro Sánchez. No lo era la última vez, lo es menos esta. Parecería que el principal problema es ponerse de acuerdo con Iglesias, y, si bien es uno grande, más lo es tener que depender de los votos de ERC. Pero se le acaban las opciones a Sánchez, y parece que esta vez tendrá que sentarse a negociar. También Iglesias, viendo su descenso y la herida que le ha hecho Más País, puede llegar a regalarle la abstención. Hoy saben que quizás no tendrán una tercera oportunidad.
- La repetición electoral. Esta vez, en la forma traumática del eterno retorno.
Adivinen cuál es la más probable.


