Todas las causas que aquí se desarrollan influirán, en mayor o menor medida, en las largas listas y serán necesarias medidas específicas para hacer frente más allá de los simples “planes de choque” (aumento de la oferta recurriendo a veces a pago por acto o al sector privado) que pueden llevar a resultados contrarios a los deseados. Estas medidas en su conjunto harán necesarios cambios importantes en la planificación y la gestión de todo el sistema y en la actitud de los profesionales y los ciudadanos para ser efectivas.

Aumento de la demanda en los últimos años

  • El crecimiento de la población en Catalunya. En los últimos 11 años se ha pasado de 6.100.000 de habitantes en el sistema sanitario público a 7.300.000, lo que significa un incremento de población del 19,6% (1,7 por ciento anual).

  • Aumento de la esperanza de vida. En los últimos 15 años se ha incrementado la media de la esperanza de vida de los españoles en 3,29 años, es decir, tenemos mucha población vieja y este factor sí es una causa directa del incremento de demanda sanitaria y también de incremento de las listas de espera quirúrgica para patologías crónicas y degenerativas.

  • Exigencia de más calidad de vida. Los ciudadanos de los países desarrollados, con las primeras necesidades sociales y económicas ya cubiertas y con un sistema sanitario público, piden más medidas que aumenten su calidad de vida, este es un factor de aumento de la presión y las listas de espera del sistema que se debe tener en cuenta. Aunque esta mayor demanda en muchas ocasiones es inducida y no justificada sanitariamente (según criterios de evidencia científica de efectividad) Es lo que se ha venido a llamar la “medicalización” de muchos ámbitos de la vida que hasta hace poco no eran considerados enfermedades o procesos médicos.
  • Excesiva variabilidad en las indicaciones médicas. Los procedimientos de sustitución quirúrgica de cadera y rodilla por una prótesis nos pueden servir de ejemplo en el tema de la variabilidad. Estos son tratamientos importantes tanto por su frecuencia como por su coste, son procedimientos con un crecimiento muy elevado en los últimos años, tanto por las causas que hemos analizado hasta ahora como por el mismo efecto de los planes de choque para reducir las listas de espera.

En Catalunya de 1992 a 2004 (12 años) se pasó de intervenir a 1.596 pacientes de prótesis de cadera a 7.786 pacientes y de 435 pacientes de prótesis de rodilla a 9.864 pacientes en 2004. Esto nos da unas tasas en Catalunya en 2004 por 10.000 habitantes de 10,1 la prótesis de cadera y 13,4 la prótesis de rodilla.

Pero las tasas de estos procedimientos en toda España nos indican una gran variabilidad. En un trabajo que recoge las tasas de nueve comunidades autónomas se describen unas tasas medias en 2002 de 4,8/10.000 hab. para cadera y 7,8/10.000 hab. la rodilla, pero con una amplia variabilidad de: 1,3-12,7 cadera y de 97 a 20,5 rodilla.

La variabilidad entre centros y entre áreas geográficas, que en definitiva es variabilidad entre los profesionales de la medicina, es un fenómeno complejo y común en todos los países y un exceso de variabilidad, no explicable por diferencias epidemiológicas entre los individuos, es en definitiva un problema de calidad asistencial, de ineficiencia, de equidad y puede ser causa de incremento injustificado de las listas de espera.

Escasez de oferta

  • Falta de inversiones y disminución de recursos humanos agravada por los recortes. Esta es la causa principal de las listas de espera también no quirúrgicas: demoras en la visita al médico de familia y los especialistas, así como las listas para realizar pruebas diagnósticas. Recordemos los recortes presupuestarios de los gobiernos catalanes en los años 2011 y 2012 que representaron una disminución de hasta 1.500 millones de euros sobre un presupuesto de salud de 10.000 millones (un 15%) lo que representó pérdida de personal, de camas hospitalarias, precariedad laboral y falta de inversiones.

  • Falta de eficiencia en la utilización de los recursos. Si además de la escasez objetiva de oferta, los recursos existentes son poco eficientes y están infrautilizados, esto incrementa la incapacidad del sistema para hacer frente a la demanda creciente. Un ejemplo de esto es el funcionamiento casi exclusivo en horario de mañanas de muchos hospitales (fundamentalmente quirófanos no urgentes y consultas externas). Si el bloque quirúrgico funcionara de mañana y tarde se podría doblar el número de intervenciones, pero esto no es fácil y requiere una gran capacidad de gestión y más recursos, como el aumento de los servicios de esterilización, reanimación postquirúrgica, mayor número de camas o mejor gestión de las mismas disminuyendo la estancia media de los pacientes, disposición de camas de convalecencia en centros concertados y mayor número de profesionales.

  • Déficit de planificación, gestión clínica y forma de pago. Hay diferencias tanto en el volumen de las listas de espera como en la actividad quirúrgica de estos procedimientos por áreas geográficas con poblaciones similares, esto puede ser debido a la variabilidad profesional que ya se ha comentado o a diferencias en la oferta debido a los presupuestos cerrados y durante años generalmente insuficientes. Por ejemplo, cada centro tiene un presupuesto de prótesis que cuando acaba los pacientes en lista tienen que esperar al año siguiente.

Este factor sumado al sistema de pago por actividad, son formas incorrectas de planificar y gestionar las listas de espera, el pago por actividad y los planes de choque está descrito que pueden incluso incrementar las listas, lo más correcto sería la forma de pago por “necesidad”, es decir, una forma de pago capitativo en cada territorio corregido por las características epidemiológicas de la población.

Existe además una falta de información uniforme e integrada sobre las listas de espera, por lo que un mismo paciente se puede haber apuntado en dos centros sanitarios (debido precisamente a las largas listas) lo que sólo hace que incrementarlas. Hasta un 20 por ciento de pacientes, cuando son llamados para intervenir, no se presentaban por estar ya tratados en otro centro (o en la sanidad privada).
Cuando afloraron las listas de espera la existencia de “guías clínicas” de indicación, basadas en la evidencia científica de cada procedimiento y criterios explícitos de prioridad dentro de las listas además de la antigüedad, es muy limitada y poco homogénea entre los diversos servicios clínicos lo que incrementaba la variabilidad ya comentada e incluso toleraba faltas de equidad en los tiempos de acceso al tratamiento, ya que como no están establecidos y aceptados unos criterios objetivos y explícitos, personas con influencia en el sistema (personal sanitario o sus familiares y recomendados, VIPS, etc.) puede pasar por delante de otros ciudadanos con mayor necesidad o mayor tiempo de espera. Los esfuerzos realizados de establecer criterios de priorización por gravedad clínica o social no siempre son respetados por los profesionales, lo que requeriría una estricta inspección.
  • Falta de coordinación entre los niveles asistenciales de hospital y atención primaria. Otra causa de sobrecarga del sistema sanitario y déficit de accesibilidad es la mala coordinación entre los diferentes niveles asistenciales, historias clínicas diferentes en un sistema de múltiples “proveedores”, repetidas exploraciones complementarias duplicadas, derivaciones de un nivel al otro innecesarias, largos tiempos de espera para el especialista del hospital.

  • Intereses personales de algunos facultativos . Está descrito también que cuando el profesional trabaja al mismo tiempo en el sector público y en el privado, esto puede conllevar un servicio más deficiente en el sector público y puede ser causa de tener mayor lista de espera.

Este artículo resumido y un poco modificado tiene como base la comunicación en el Coloquio Internacional de Geocrítica (2008) “Diez años de cambios en el Mundo, en la Geografía y en las Ciencias Sociales, 1999-2008”. Actas del X Coloquio Internacional de Geocrítica, Universidad de Barcelona, ​​26-30 de mayo de 2008.

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