Bucarest, la memoria perdida recibió el premio Goya 2009 a la mejor película documental. Se explica en él la vida de Jordi Solé Tura, su exilio en la capital de Rumanía, su acción política y social y como la enfermedad de Alzheimer le afectó en los últimos años de su vida. Lo dirigió Albert Solé, hijo del protagonista. El 4 de diciembre hizo diez años de la muerte de Solé Tura, a quien se recuerda a menudo como uno de los padres de la Constitución española de 1978. Albert Solé comparte la visión federalista de España que defendió su padre. Lo plasmó el 2107 en el documental Federal que dirigió, producido por Federalistes d’Esquerres. TV3 ha emitido Bucarest, la memoria perdida y otros documentales de Albert Solé. Federal, no.

¿Veremos algún día Federal en TV3?

Parece que no quieren emitirlo. Históricamente TV3 ha hecho un trabajo extraordinario en el mundo del documental. Han llevado programas de documentales al prime time, lo que pasa en muy pocos lugares del mundo. Pero ahora, todos sabemos cuál es la situación en que estamos. Están dilapidando el capital de prestigio acumulado. Difícilmente pondrá documentales como ‘Federal’. Lo que no admito es que digan que no encuentran documentales de calidad en el mercado que defiendan ideas contrarias a la independencia. Encima intentan culpabilizar al mercado o a los directores diciendo que no los hacemos suficientemente bien. Es un argumentario que me preocupa y no es la primera vez que lo he oído en el mundo indepe.

Usted es el mismo director al que le han emitido varios documentales en TV3. Extraña que sea bueno para estos y no para Federal

Mis producciones casi siempre han tenido el apoyo de TV3. Ahora estoy haciendo uno sobre yihadismo y participa. Normalmente TV3 y TVE suelen seguirme en mis proyectos. Pero como ya sabes qué productos les pueden gustar y cuáles no, ni les ofrecí coproducir ‘Federal’ porque sé donde están ideológicamente.

Netflix y las plataformas en streaming han abierto oficinas en Madrid, no en Barcelona. Aquí tenemos buenas escuelas de formación de documentalistas y cineastas pero parece que el negocio está en Madrid

La situación del audiovisual catalán es desesperada. Solo tenemos que ver los presupuestos de los films que llegan a los premios Gaudí. Son todos artesanales y aún es milagroso como mantienen una cierta calidad. Si no tienes recursos has de hacer los films con imaginación pero acabas perdiendo el favor de la audiencia. La cuota del cine en catalán está en el 1% de todas las entradas de cine vendidas aquí. Es directamente ridículo. Catalunya sigue proveyendo talento pero ahora el mercado es global y las plataformas de streaming y las cadenas privadas, que son los grandes motores actuales de la industria, han sentado las bases en Madrid. No tener la sede de ninguna cadena privada aquí fue uno de los gran errores del pujolismo. No sólo los productores sino también el talento, los actores, los directores, están volviendo a coger el AVE hacia Madrid porque allí están los centros de decisión y producción. Es significativo que incluso una empresa posicionada políticamente como Mediapro ha elegido Madrid para abrir sus estudios.

TV3 sirvió como motor de la industria durante muchos años. Televisión Española también tenía un buen nivel de producción en Sant Cugat. Todo esto ha desaparecido por la crisis de modelo de las televisiones públicas. De momento, al menos, seguimos teniendo buenas escuelas y gente preparada y con ganas. La única hipótesis benévola para el mercado catalán es que el de Madrid ya empieza a estar saturado, en cuanto a platós, talento, personal técnico o figuración, actores, actrices, y esto llevará a buscar mercados secundarios y el de aquí es el que tiene más números para beneficiarse de ello. Si esto ocurre se volverá a activar el mercado catalán, pero siempre como mercado subsidiario. Si no, desgraciadamente, tendremos que seguir subidos al AVE. Ahora ya ni siquiera es un problema político, que lo es, pero es básicamente un problema del tamaño del mercado. Necesitas grandes mercados para hacer vivir el audiovisual y Catalunya se ha ido cerrando y renunciando a liderar los mercados culturales hispanohablantes como lo había hecho en la industria editorial.

Albert Solé, durant l’entrevista | Pol Rius

¿Por qué TV3 no mantiene su papel de motor de la producción de documentales y películas?

Está ahogada presupuestariamente. Está sobredimensionada, como muchas de las cadenas públicas, y, por tanto, es una televisión con demasiados gastos estructurales y con poca capacidad de inversión en contenidos. Cabe preguntarse cómo se gestiona, para que sirve una televisión pública, qué tamaño debe tener y cómo se financia. Y aquí ya no entro en la cuestión ideológica, que ahora mismo es una variable fundamental de todo este círculo vicioso. Tenemos que hacernos esta reflexión como país. Deberíamos poder volver a disponer de cadenas públicas saneadas, plurales y que volvieran a actuar como motor de la industria.

Es profesor del departamento de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona. ¿Se están formando buenos documentalistas?

Hay gente muy preparada, con ganas, con historias que contar, que, al fin y al cabo, es la base. Sin embargo, es muy frustrante salir con empuje y no encontrar donde vender tus ideas. Estamos en un mercado claramente deflacionario. Hoy en día cualquiera que tenga unos mínimos conocimientos puede coger una cámara y hacérselo todo al estilo ‘Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como ‘. Y las cadenas de televisión, con presupuestos menguantes, terminan haciendo que se trabaje así. Y se nota. Es un embudo en el que la calidad y la creatividad se acaban perdiendo. Por muy buenas intenciones y talento que pueda haber, no es lo mismo hacer una producción con un buen equipo que hacer todo el proceso con muy poca gente y, a veces, sin la formación suficiente.

¿Sus estudiantes quieren hacer documentales sociales o patrióticos?

Si quieren hacer documentales patrióticos a mí no me los proponen. Deben saber que no soy la persona adecuada. Normalmente, la gente que llama a mi puerta suele venir con proyectos históricos o sociales. Les digo que no sean ‘buenistas’, que no lleven al mercado documentales con mensajes más o menos previsibles porque hay muchos. El sector de la cooperación está repleto de documentalistas que quieren explicar causas sociales con una mirada voluntariosa, y son productos muy necesarios, pero para un tipo de consumo más militante. A las cadenas no les suelen interesar porque a menudo son reiterativos. A los estudiantes les digo que o tienen una mirada completamente diferente a lo que se ha hecho hasta ahora o un acceso especial a los temas o si no tienen que explicar algo que no se haya explicado. Mi función es picar su curiosidad y que busquen temas originales.

En su forma de ver el mundo ¿ha influido más su padre, de quien todo el mundo habla, o su madre?

Mi madre, nacida en Francia, es hija de republicanos exiliados. Lleva una carga generacional, al igual que mi padre, de lucha y compromiso político. Mi padre siguió en la política hasta el final. Ella se apartó antes pero la sensibilidad política me viene de los dos lados. En la familia tenemos una historia larga de encarcelamientos, exilios de los de verdad, represión e incluso un familiar que murió en el campo nazi de Mathausen. Algunos han seguido en política, caso de mi prima, Montserrat Tura. Diría que hemos vivido todas las vicisitudes de los años convulsos de la guerra civil y de la dureza de las batallas políticas que vinieron después. Lo que más agradezco, sin embargo, es la perseverancia con unos mismos valores que siempre he vivido en casa.

Su padre se definía como federalista

Como era un autodidacta y no fue a la escuela hasta muy tarde, lo que hacía era escribir unos cuadernos de adolescencia en los que a menudo abordaba cuestiones políticas. Esto ya indicaba como sus inquietudes estaban a flor de piel. Es muy curioso ver como a los 15 o 16 años ya tenía todo un argumentario muy federalista. A menudo menciona específicamente el federalismo como solución para la “cuestión nacional”. Era muy joven y vivía en un tiempo y un lugar, Mollet del Vallès, donde no había mucha información. Lo tenía claro. Fue federalista convencido prácticamente desde que tuvo uso de razón y hasta que murió.

Albert Solé, durant l’entrevista | Pol Rius

Es imposible e incluso antipático saber qué haría o pensaría una persona que ya no vive. ¿Qué me puede decir si le pregunto cómo viviría Jordi Solé Tura el debate actual sobre la independencia de Catalunya?

Soy muy crítico con los que han sacado el padre a pasear cuando ya no estaba. Me niego a especular sobre lo que diría o pensaría mi padre ahora. Lo que está clarísimo es lo que dijo. Escribió más de tres mil artículos, una docena de libros, hizo colaboraciones sin parar… Escribió tantas cosas que no hay lugar a dudas sobre lo que pensaba y, en una época en que no había Internet, es curioso comprobar cómo eran debates absolutamente contemporáneos. Todo lo que nos está pasando formaba parte de las inquietudes que se planteó la generación de mi padre y, seguramente, todo ha ido a peor de cómo pensaban que iría. Los riesgos de llegar a estas grandes crisis políticas de gobernabilidad y estabilidad democrática que estamos viviendo están descritas en sus libros. Las tensiones identitarias y el populismo siempre han estado inscritos en nuestro ADN como país y él lo sabía perfectamente.

¿Por qué nos está pasando lo que nos está pasando? ¿En qué momento se estropeó Catalunya?

Es una pregunta que nos podemos hacer en todos los procesos históricos. ¿En qué momento comenzó el Brexit, por ejemplo? Todas estas se crisis van cocinando durante décadas y hay un cierto momento en que basculan. La generación de mi padre tenía muy claro cuáles eran los traumas que arrastrábamos, cuáles eran los peligros potenciales porque la cuestión identitaria hacía más de cien años que estaba en pleno fragor de la batalla y había originado no pocos traumas históricos. Una parte del levantamiento fascista de 1936 se justifica en base al famoso ‘peligro separatista’, aunque el miedo a la izquierda y a las tendencias revolucionarias de la época era aún más poderoso.

La batalla identitaria entre patriotismos centrales y periféricos ha marcado la historia de este país. Los constituyentes eran muy conscientes de estos peligros, de estas pulsiones, y actuaron para intentar detenerlos, para institucionalizar y consolidar la democracia para que no se acabaran imponiendo estas inercias. Si lo consiguieron o no es otro debate. Muchos de los escenarios más preocupantes que se podrían contemplar en los años ochenta han acabado siendo verdad en estos momentos. Se ha demostrado que aquellos miedos eran fundados y esto es una tragedia porque mina dos de las patas esenciales de la democracia como son la lealtad y la confianza mutua.

Su padre contribuyó mucho a redactar la Constitución española de la democracia recuperada. Ahora abundan los que se refieren a ella despectivamente como ‘el régimen del 78’. Supongo que no le debe gustar nada esta referencia

La propia formulación de ‘régimen del 78’ es profundamente tramposa, tiene una intencionalidad política clarísima. El ‘régimen del 78’ es exactamente el que estamos viviendo ahora, si entendemos el régimen como un sistema de leyes y valores que se constituye en ese momento a través de la Constitución y que continúa vigente. Visto lo visto es un modelo que no caducará de momento porque no hay alternativa al título octavo y el sistema de descentralización que propone. Hay que mejorarlo, sí, pero es absurdo pensar en “empezar de nuevo” como dicen algunos y me encantaría ver qué son capaces de pactar con el actual equilibrio de fuerzas políticas. Si la alternativa es la unilateralidad intentada aquí vamos de cabeza al desastre. Solo hay que ver cómo ha evolucionado el País Vasco. Desde los años de plomo del nacionalismo más unilateralista e intolerante han acabado llegando a la conclusión de que el marco actual es el adecuado para ir progresando en sus intereses. Sin duda llegaremos aquí también en Catalunya.

El nacionalismo catalán acabará entendiendo que la vía Urkullu es mucho más sensata que la vía Ibarretxe. Hablar de ‘régimen del 78’ fue un invento del mundo Podemos. No deja de ser irónico que quien inventó eso sale ahora en todos los debates televisivos leyendo la Constitución. Cosa, por otra parte, que me parece lógica teniendo en cuenta que el espacio comunista fue muy activo en la ponencia constitucional a través de mi padre. Me parece muy bien que lo reivindiquen. Una de las inercias históricas que los constituyentes quisieron controlar fue la tendencia populista. Tenemos una historia populista potente, desde Lerroux a los “descamisaos” de Alfonso Guerra.

Albert Solé, durant l’entrevista | Pol Rius

Después, una parte del mundo independentista se ha apropiado del concepto del ‘régimen del 78’ que insulta, además, al 80% de la ciudadanía que votó a favor de la Constitución en el 78 y que sigue votando año tras año de acuerdo con las reglas democráticas establecidas. Pensar que los constituyentes se equivocaron y que ellos, los de ahora, tienen la razón y la verdad es de una prepotencia histórica indecente. De cualquier manera estoy convencido de que pronto nos volveremos a encontrar todos defendiendo la Constitución como paraguas contra la extrema derecha.

VOX ha obtenido 52 diputados en las últimas elecciones generales. ¿Vuelve la España casposa y franquista o nos sumamos simplemente a los tiempos que corren por Europa hoy?

Está muy claro que los más radicales de los independentistas -y es paradójico que en un arco ideológico de izquierda/derecha los más hiperventilados sean ahora los herederos de Convergència- no quieren grises, no quieren nada entre el blanco y el negro, y les interesa polarizar cualquier juego político. La estrategia de Mas, Puigdemont, Torra, etcétera, ha sido potenciar las tendencias más extremas en Madrid. En un momento dado el PP ya les iba bien como antagonista. Ahora el tema se les ido a todos de las manos y ha surgido con fuerza la extrema derecha. No diré que el nacimiento de VOX sea responsabilidad suya, pero ha contribuido de manera consciente.

Otro factor es esta tendencia ultranacionalista, xenófoba y populista que hay en todo el mundo. Pero no hay ninguna duda de que a una parte del nacionalismo catalán lo alimenta porque reafirma la asociación de la idea de España con el franquismo y la extrema derecha. En toda forma de nacionalismo hay una pulsión xenófoba, como lo demostraron los resultados de las elecciones municipales en Vic, donde en 2011 la PlataformaxCatalunya del falangista Anglada obtuvo el 20% de los votos. Cuatro años más tarde el voto de extrema derecha pasaba en bloque hacia el nacionalismo catalán y ERC, irrelevante en la primera elección, sacaba casualmente el 20%.

¿Qué piensa de lo que llamamos ‘juicio al proceso’? De que se hiciera el juicio y de su sentencia

De la sentencia pienso dos cosas. De todas las condenas la que menos comparto es la de los Jordis, que me parecieron claramente excesivas para las imágenes que se vieron. De cualquier modo, no hay que olvidar que los tres escenarios posibles, el Tribunal Supremo optó por una solución intermedia, como es el delito de sedición. La acusación particular pedía penas mucho más duras y un delito, el de rebelión, que además era continuado en el tiempo. Ha habido un mensaje de moderación en las posiciones tanto del gobierno como del Tribunal Supremo. Cualquier norma tiene un régimen de sanciones para quien la incumpla. Lo que no me vale es mirar a la Justicia como si fuera un árbitro de fútbol, ​​que cuando te pita un penalti en contra, es una gran conjura y cuando te lo pita a favor es un acto de justicia histórica. Si la Justicia estuviera controlada por el poder no habría habido la sentencia de Gürtel mientras mandaba el PP, por ejemplo.

Tenemos un sistema de justicia tan imperfecto como se quiera, pero es el que nos hemos dotado entre todos. Podemos discrepar de la sentencia pero debemos respetar y entender su lógica. Dicho esto, me parecería perfecto que en aras a la reconciliación los políticos condenados estén pronto en la calle, lo que ocurrirá de manera inminente como todo el mundo sabe, ya sea por aplicación benévola del segundo grado como por acceso al tercero en el caso de las penas más leves. Del mismo modo, me parece correcto que estén inhabilitados durante mucho tiempo porque como gestores públicos han hecho cosas totalmente inaceptables desde un punto de vista democrático. La pérdida absoluta de legitimidad del Procés se produce el 6 y 7 de septiembre de 2017.

Albert Solé, durant l’entrevista | Pol Rius

¿La salida a la calle de los presos servirá para tranquilizar el ambiente?

Es igual. Elementos divisivos y debates que permitan polarizar y encrespar no les faltarán. Antes era la DUI o el derecho a decidir… Parece que los que están en la cárcel están optando por una estrategia algo más contemporizadora. Pero si tienen que salir para volver a inflamar la convivencia y las calles, no habrá servido para nada y, no solo eso, sino que entonces se les girará completamente en contra a quienes han puesto las facilidades para que esto se produzca, que es el gobierno que hay actualmente en Madrid. Si hubiera mandado el PP habría dejado a los presos en Galicia o Extremadura y nunca habrían tenido ni las facilidades que han tenido aquí ni sobre todo la posibilidad de salir a la calle que tendrán ahora. La parte más realista del sector independentista lo valora pero han encrespado tanto los ánimos que a mucha gente le costará aceptar soluciones de este tipo.

Los que van al Camp Nou ¿podrán ver algún día un partido donde no se escuchen gritos de independencia en el minuto 17’14?

Ya me gustaría, pero sinceramente no lo creo. Pienso que en el Procés hay mucho de gesticulación estética. Este tipo de acciones, que son muy golosas para la gente joven, estarán siempre aquí como ocurre en el País Vasco. Mientras el proceso sea dirigido por clases medias, algunas bastante acomodadas incluso, la gesticulación permanecerá. El problema es que han inflamado tanto los ánimos que pueden perder el control del Procés, como ya ocurrió en el nacionalismo vasco en los años 70, 80 y 90. Si el precio a pagar es únicamente el del ruido, me conformo con tal de que no vuelvan a incendiar las ciudades. Hemos aprendido a convivir con esta iconografía. Los jóvenes que ahora se sienten identificados con la radicalidad identitaria, es posible que pronto se sientan más reconocidos en liderazgos nacional-populistas, que es lo que está pasando en otros países.

¿Un Trump catalán?

Les ha pasado en muchos sitios. Como estamos en una época en que la política se expresa a través de cuatro ideas sencillas, a través de tuits, y huye de los debates complejos, quien promete unas consignas más sencillas y contundentes se lleva el gato al agua. Está pasando en Estados Unidos, en Gran Bretaña, en Italia… En muchos otros países. Es muy triste pero es así.

¿Le apetece hacer un documental sobre el proceso catalán?

Me encantaría pero no sabemos quién podría pagarlo. Si tenemos que movilizar todo un equipo necesitamos quien lo financie y desgraciadamente ni en Catalunya ni en España en general no parece que haya nadie que quiera apostar por una nueva reflexión audiovisual sobre este tema, a no ser que apareciera algún actor o algún fenómeno nuevo. Los otros que lo podrían financiar son las televisiones internacionales pero ya hicieron sus documentales, sus crónicas en 2017. En estos momentos es un tema que no vende fuera ya. Si vas a la televisión francesa o danesa y les dices que quieres hacer un documental sobre el Procés te dicen que es un tema absolutamente amortizado. Y me parece una buena medida de la sensibilidad internacional sobre el tema. Ya no interesa si no es que pasa algo gordo. Y por eso hay quien piensa en la violencia y en aprovechar cualquier escaparate como el fútbol para hacer ruido.

¿Cuál está haciendo ahora?

Uno sobre el yihadismo, con el periodista Marc Marginedas; otro sobre Bosnia, ahora que se cumplen los 25 años de la paz de Dayton; una ficción sobre Quico Sabater, uno de los últimos maquis… Estamos haciendo varias cosas. No piense que todos son temas duros. A veces nos lo pasamos muy bien con el mambo y el “cha cha cha”, como el documental que hicimos hace poco sobre el músico Xavier Cugat y otro muy reciente sobre Joan Miró.

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  1. Flora Sanz Sánchez on

    Leer este artículo me ha reconfortado. En un pis pas
    he cargado las pilas, y es que, nací en Zaragoza, hija de castellanos de un pueblo, Alustante (Guadalajara)que, está comprometido en la lucha de la España vaciada y que a los los cuatro años se encontró en Valencia, ciudad elegida por sus padres cuando buscaban un futuro mejor.
    Con este ADN, solo puedo ser FEDERALISTA. En el federalismo veo el futuro de España: diversa, plurinacional y plurilingüe.
    En eso está la recien costituida Federalistes valencians.

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