El 14 de diciembre de 1988 se produjo en Catalunya y el conjunto del Estado español la huelga general más masiva desde la recuperación de la democracia tras el franquismo. Sólo los que conocieron aquella confrontación pueden hablar de haber visto y participado, si es necesario, en una huelga realmente general.
La huelga general del 14D detuvo España y Catalunya. Millones de trabajadores y ciudadanos hicieron huelga para mostrar su oposición a la marcha de la política económica del PSOE. El pistoletazo de salida fue el cierre ‘a negro’ de los dos canales de TVE, entonces la única televisión existente. Las empresas y la vida ciudadana se pararon en una respuesta que engancha a pie cambiado al gobierno central. Grandes corporaciones, administración, escuelas e incluso los bares cerraron, siguiendo la llamada y ante la presencia masiva de piquetes.
Precarización en pleno crecimiento
Contra lo que se podría pensar, en 1988 España vivía un tiempo de un cierto crecimiento económico propiciado por la paz social y por la entrada de España en la Unión Europea, que se hace efectiva el 1 de enero de 1986. Ese hecho propició una importante entrada de fondos europeos que dinamizaron fuertemente la economía española.

Hasta ese momento en las izquierdas herederas de la lucha antifranquista, sindicatos y partidos políticos formaban binomios inseparables. Basta recordar que en sus estatutos el PSOE reservaba puestos en las listas de diputados en el Congreso para los líderes de UGT. También el PCE y más tarde Izquierda Unida intentaban incluir líderes de CCOO en puestos de salida asegurada. Nicolás Redondo, líder de UGT fue diputado del PSOE y también Marcelino Camacho, fundador y alma de CCOO fue diputado por el PCE.
Sensibilidad social de una almeja
Nicolás Redondo, renunció en 1986 a su escaño para mostrar su desacuerdo con la política laboral y social del gobierno de Felipe González, después de votar en contra de los Presupuestos Generales del Estado de 1988. Redondo afirmó de Felipe González que “tiene menos sensibilidad social que una almeja”.
Marcelino Camacho también había sido diputado en las legislaturas de 1977 y 1979 y ya en 1985 al frente de CCOO convocó en solitario una huelga general contra la política de Felipe González, dejó de dirigir oficialmente CCOO en 1987, pero su posición fue clave en la huelga del 14D.
Los PEJ fueron la gota que colmó el vaso de las políticas de precarización del empleo. En 1984 ya se reformó el Estatuto de los Trabajadores abriendo paso a la contratación temporal, un fenómeno que no ha hecho más que crecer hasta nuestros días.
A partir de huelga del 14D los sindicatos mayoritarios aprobaron y practicaron con oscilaciones la unidad de acción, basada en considerar que la fuerza de los trabajadores debe estar por encima de diferencias ideológicas y al servicio de conseguir mejoras para los más débiles.
Los sindicatos también acentuaron su independencia de los partidos políticos y su pluralidad. Se descartó la idea del sindicato como correa de transmisión de las organizaciones políticas, lo que ha hecho que en muchas ocasiones líderes sindicales con carnet del partido de gobierno se hayan enfrentado con los dirigentes políticos para defender a los trabajadores.