Es inevitable que en el Transmusicales de Rennes las actuaciones más excitantes sean las provenientes de África y otros países lejanos a nivel de sonidos. O las colaboraciones mutuas entre músicos occidentales y los países de origen de esta sonoridades. En su edición cuadragésimo primera, el certamen que ya hace tiempo disolvió las fronteras y los cabezas de cartel volvió a tener en el descubrimiento de grupos africanos, orientales y latinos sus mayores sorpresas. Y también en la aparición de nuevas voces femeninas que enlazan tradición y música urbana: de la greco-sudanesa Marina Satti a la israelo-iraní Liraz, pasando por la somalilandesa Sahra Halgan o la sudafricana Sisanda Myataza (Songø). Sin olvidar a la coreana Kim Yulhee o la rapera ucraniana Alyona Alyona.
Pero para intentar encontrar un hilo conductor a una diversidad tan acentuada y provechosa, encabezamos el relato con lo que fue lo más parecido a un cabeza de cartel: el proyecto de los franceses Acid Arab, que trajeron en directo parte de los músicos magrebíes y asiáticos de su reciente disco Jdid. Y añadimos una entrevista a los Guiss Guiss Bou Bess, del percusionista, cantante y bailarín senegalés Mara Seck y el productor de ritmos digitales francés Stéphane Constantin. Con su primer álbum acabado de salir Set sela, inauguran lo que ellos denominan el electrosabar a partir de los tambores rituales de esta fructífera tierra de griots.