Desde hace dos años (2018 y 2019) tenemos los presupuestos de la Generalitat prorrogados y cada año con déficit. 1.400 y 1.500 millones. Déficit significa que a finales de año nos hemos gastado estas cantidades de millones que no teníamos en los presupuestos aprobados por el Parlamento (y que deberíamos volver al año siguiente).

Ahora, para el 2020 se nos dice que el presupuesto de Salud aumentará en 900 millones, esto quiere decir que este año, si la “máquina sanitaria” no gasta más que el año pasado (cosa difícil porque la “máquina” es un gran barco que tiene mucha inercia), sólo crearemos un déficit de 600 millones! En realidad estamos jugando al Monopoly.

El sistema sanitario actual está en una crisis profunda y es insostenible con los actuales paradigmas. Esto no quiere decir que no tengamos que aumentar el presupuesto, mucho más incluso que los 900 millones, bienvenidos sean. Pero gastándolos bien,  en Salud de la ciudadanía y en condiciones laborales de los trabajadores del sistema. Tenemos que cambiar radicalmente los valores del sistema, pasando del paradigma del fármaco, la alta tecnología, el hospital sofisticado, a los valores de la Salud.

Esto significa invertir en salud pública, promoción de la salud y prevención. No actuar como hasta ahora al final de tubería, cuando la enfermedad ya está instaurada, con programas muy sofisticados, caros ya veces de dudosa efectividad, hoy salvamos algunas vidas a costa de grandes sufrimientos e iniquidades de la mayoría de la población: iatrogenia de fármacos, programas y tratamiento inapropiados, degradación de la accesibilidad (listas de espera y urgencias colapsadas) con pérdida de calidad, desigualdades crecientes entre la población y falta de actuaciones efectivas para hacer frente a todos los determinados de la Salud (económicos, sociales, culturales, ambientales de género).

Frente a esto, tenemos olvidada la Atención Primaria y Comunitaria integral (con Salud Mental incluida) y la atención social-sanitaria, que es el camino hacia una atención en Salud, un camino hacia este cambio radical del modelo de sanidad, más eficiente en salud y de mayor equidad y sostenibilidad. La Atención Primaria y Comunitaria será la vanguardia del cambio de modelo.

Necesitamos urgentemente este cambio profundo, en las demandas y la percepción de la ciudadanía, en mejores políticos centrados en el bien común y los derechos sociales, con gestores profesionales (y no políticos), con buenos profesionales y bien tratados. Y debemos poder librarnos de los intereses de negocio del mercado, del corporativismo y la política institucional mal entendida.

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