Los hombres cobraron en 2017 en Catalunya un salario medio situado en 28.323,3 euros, mientras que el de las mujeres fue de 21.801,5 euros. La diferencia muestra la brecha salarial por motivos de género. Por lo tanto, los 6.521,8 euros de diferencia conforman la brecha salarial, según ha manifestado el conseller de Asuntos Sociales y Trabajo, Chakir el Homrani, en rueda de prensa. Los datos proceden del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La brecha se sitúa en el 23%, en datos correspondientes a 2017, el último período del que se disponen de cifras oficiales. Se trata del tercer año en que hay una reducción de la zanja salarial entre hombres y mujeres. La diferencia supone que una mujer tiene que trabajar todo el año para ganar lo mismo que obtiene un hombre trabajando poco más de nueve meses. En 2015 la diferencia era del 23,9%, en 2016 se redujo hasta el 23,4% y en 2017 ha vuelto a bajar hasta el 23%, cifras que contrastan con el punto álgido de la brecha que se dio el año 2014, cuando la distancia se situó en el 26%.

El conseller Homrani ha hecho una valoración de la evolución. En este sentido, a pesar de la mejora, consideró que la distancia entre los salarios percibidos entre hombres y mujeres es inaceptable. El ritmo al que se reduce la diferencia es para el responsable de Treball demasiado lento: “decrece a un ritmo que no es el adecuado ni lógico”, ha dicho. Concretamente, el conseller ha considerado que siguiendo el ritmo actual se tardaría 40 años en igualar los salarios de hombres y mujeres en Catalunya.

Entre las causas que pueden explicar, que no justificar, los menores ingresos salariales de las mujeres respecto de los hombres, el titular de trabajo mencionó que las mujeres tienen una menor tasa de actividad y una menor tasa de empleo, además de una tasa de parcialidad y una tasa de temporalidad que son superiores a las correspondientes de los hombres.

Mercado discriminatorio

Entre las explicaciones que sirven para entender la brecha salarial está la constatación de que el mercado laboral, “discrimina a las mujeres”, ha dicho el conseller. Al respecto ha recordado que los sectores económicos con mayor proporción de mujeres en sus plantillas son los que tienen salarios más bajos y, además, las mujeres se encuentran en categorías profesionales con salarios más bajos. Igualmente, “hay barreras en torno a la trayectoria profesional”, ya que los hombres tienen los salarios más elevados en la etapa final de la carrera, mientras que las mujeres alcanzan su mejor situación salarial en la franja de entre los 45 y los 54 años.

Uno de los aspectos clave que hacen que las mujeres pierdan fuelle en su carrera profesional es la maternidad, una circunstancia que no se da entre los hombres. El Homrani ha destacado que la diferencia de salarios se produce en todos los ámbitos laborales, también entre los directivos y las directivas de empresa. Ellas perciben, en este caso, salarios un 21% inferior a los de los hombres.

Un registro sobre las condiciones laborales de los hombres y las mujeres creado por Treball constata que el nivel de estudios de las mujeres ya supera en algunos ámbitos el de los hombres: 50,2% de las mujeres ocupadas tienen estudios superiores, por sólo un 40,5% de los hombres.

La discriminación no es sólo vertical -menos mujeres directivas-, sino que lo es también horizontal, con las mujeres relegadas a sectores con emolumentos más bajos, como los de la restauración y servicios o en contabilidad y administración, mientras que hay sobre todo hombres en sectores de energía, información y comunicaciones, con mayores retribuciones.

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