Miquel Vilardell, médico y catedrático de Medicina Interna de la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​presidió el Colegio de Médicos de Barcelona entre 2010 y 2014, periodo convulso debido a los recortes que sufrió el sistema de salud público catalán. Él fue muy crítico y ahora, en plena pandemia por coronavirus, nos habla sobre cómo ha afectado la falta de inversión en la sanidad pública a la gestión de la Covid-19. Vilardell reivindica que hay que proteger el sistema público de salud con más recursos y asegurar la protección del personal sanitario.

La crisis de la Covid-19 supone un gran reto para el sistema sanitario. El número de infectados y de hospitalizados está creciendo constantemente. ¿El sistema sanitario público español y catalán está suficientemente preparado para afrontar una pandemia como ésta?

Nuestro sistema sanitario tiene unas cualidades muy relevantes. Estas son, fundamentalmente, que hay equidad en el sistema y que existe la generalización y universalidad en la asistencia, que para mí son dos elementos importantísimos. Ahora bien, ¿cuál es la principal debilidad? Que se invierten pocos recursos económicos en este sistema público de salud. Científicamente, en el ámbito médico se producen muy rápidamente avances científicos y tecnológicos, pero, si no invertimos, no sólo no se avanza sino que nos quedamos atrás.

¿Cómo han afectado los recortes de los últimos años a la crisis de la Covid-19?

Los recortes han afectado mucho a todo el sistema sanitario. Cuando no se pone el dinero mínimo y necesario para que el sistema de salud no sólo se mantenga, sino que se vaya poniendo al día con los avances que van apareciendo, entonces evidentemente tenemos problemas. Estos recursos han faltado. La falta de inversión pública es el principal problema. Durante los últimos quince años no se han invertido los recursos necesarios en el sistema de salud público y esto ha hecho que muchas de las estructuras y de los equipamientos sanitarios hayan envejecido.

Y ¿qué es lo que nos ha salvado? Nuestro personal sanitario, que es de una calidad extraordinaria. Tenemos unos profesionales absolutamente entregados y que ponen mucha pasión en lo que hacen. Los profesionales son muy competentes y eso nos ha salvado muchas veces, tanto en el campo de la investigación como de la asistencia. Por lo tanto, nuestro sistema de salud público es bueno, sobre todo por las características de equidad y universalidad, pero falta dinero para mejorar las estructuras y tenerlo todo preparado para lo que pueda venir. Debido a la falta de recursos tenemos menos estructuras sanitarias que otros países, como por ejemplo Alemania

¿Ha habido una falta de previsión y exceso de confianza en la gestión para hacer frente a la Covid-19?

Cuando algo es tan desconocido, como el coronavirus, cuando no conocemos prácticamente nada de este virus y tenemos pocas evidencias de las consecuencias que realmente puede provocar, no podemos prever todo lo que puede pasar. Creo que nadie se pensaba que esto tendría la magnitud que está teniendo ahora, a pesar de la experiencia de Italia y China. Pensábamos que aquí teníamos un sistema suficientemente preparado y que podríamos pararlo antes, pero no se ha podido frenar. Quizás, si ahora retrocediésemos al pasado, se debería haber ordenado que se cerraran aeropuertos y fronteras, pero decir esto una vez ha venido ya el descenso es muy sencillo. Preverlo no era nada de fácil. Este coronavirus es un gran desconocido que nos ha cogido a todos desprevenidos.

¿Cuáles son las medidas más importantes que se deben aplicar para afrontar la pandemia?

En primer lugar, el confinamiento de la población es fundamental. Un confinamiento total resulta capital para evitar la propagación de la enfermedad. Si no se cumple, los hospitales se nos llenarán de tal manera que la atención que daremos estará muy perjudicada y se nos morirá demasiada gente. Debemos ser conscientes de ello, debemos quedarnos confinados totalmente. Esto no quiere decir que desaparezca el coronavirus, pero con el confinamiento total se reducirán los contagios y tendremos menos presión asistencial y, por tanto, más medios hospitalarios. Debemos poder atender correctamente a la gente que está más grave, que ha entrado en insuficiencia respiratoria y que necesita ayuda para respirar o que ha tenido un colapso multiorgánico.

Por otra parte, es fundamental que el personal sanitario vaya bien protegido, los sistemas de protección se deben proporcionar de inmediato a todos los trabajadores de la sanidad. Esto es absolutamente fundamental. También hay que generalizar los tests. Hacer tests y diagnósticos a toda la gente que está en contacto con enfermos. El personal sanitario debe saber qué población es portadora del coronavirus.

La investigación también es fundamental en este momento. Hoy por hoy, lo que sabemos seguro es que la edad y las patologías previas son un factor de riesgo, pero seguro que hay otros factores genéticos y ambientales que predisponen a una evolución determinada de la enfermedad. De momento no tenemos una evidencia de cuidado científica que sea eficaz. Por eso es importante investigar. Y la investigación vendrá dada, desgraciadamente, por la casuística. Sólo así podremos sacar conclusiones. Actualmente se han abierto muchas líneas de investigación y se está investigando con gran esfuerzo y en muchos lugares para encontrar la vacuna que cure la enfermedad, porque sólo así solucionaremos esta crisis sanitaria.

Al margen del sistema público, ¿cree que la sanidad privada está haciendo también el esfuerzo que se requiere?

La sanidad privada se ha implicado totalmente. Ha puesto los hospitales a disposición del sistema público de salud para tratar pacientes de la Covid-19. Quien diga que el sector privado no ha apostado lo suficiente para ayudar a curar a los infectados de coronavirus no conoce bien la situación actual. Yo creo que esta crisis ha servido también para unir fuerzas entre el sector sanitario público y el privado. Creo que son dos sistemas complementarios y que, en situaciones como la actual, tienen que ir los dos de la mano, a la una, con esta complementariedad. Ahora se está demostrando que esto es lo que pasa.

Los profesionales ponen mucha vocación y pasión, pero son humanos. Luchan por salvar vidas y la presión les afecta psicológicamente

El personal sanitario está sometido a mucha presión asistencial. ¿Qué se debería hacer para mejorar las condiciones con las que trabaja todo este personal en los hospitales y en los CAPs?

En este momento la situación es muy difícil. Los profesionales ponen mucha vocación y pasión, pero, evidentemente son humanos. Luchan por salvar vidas y la presión constante también les afecta psicológicamente. Por eso creo que es importante introducir herramientas de apoyo psicológico, que muchos profesionales sanitarios necesitarán en algún momento. El Colegio de Médicos, por ejemplo, tiene un programa de atención psicológica que está haciendo un buen trabajo, y se han acogido muchísimos sanitarios.

¿Cómo afronta el personal médico los dilemas éticos de tener unos recursos escasos y un número elevado de pacientes? Si se colapsa el sistema sanitario, ¿en función de qué criterios se decide a quién se trata ya quién no?

Los hospitales, a través de sus comisiones deontológicas, han elaborado unos criterios y protocolos muy precisos para hacer frente a estas situaciones. Esto que se dice que a partir de los 65 años ya no se intuba a la gente es completamente falso. La edad no es el único criterio que se tiene en cuenta, sino que se hace toda una valoración de la persona a partir de las escalas de criterios de fragilidad. Se tiene en cuenta, por ejemplo, en qué estado general se encontraba el paciente antes de la enfermedad, el grado de dependencia que tiene en su cuidado personal, si está cerca su final de vida, si tiene una alteración cognitiva… es decir, se tienen en cuenta un gran conjunto de factores. Todos los hospitales tienen comisiones éticas que hacen sus valoraciones.

¿Cree que la sanidad pública saldrá más reforzada o más precarizada de esta crisis?

Yo creo que la sanidad pública debe salir reforzada. El personal de la sanidad pública es extraordinario. Y el sistema en sí es muy bueno, por las características de equidad y universalidad que decía. Lo que saldrá de toda esta crisis yo creo que es que tenemos que destinar recursos a la sanidad, a la dependencia y a las prestaciones sociales, a las cosas que realmente son importantes. Eso espero que los que nos gobiernen en un futuro lo tengan muy presente. El sistema sanitario debe fortalecerse y actualizarse periódicamente para estar preparados para lo que pueda venir.

Por otra parte, creo que la población ya tenía claro que el personal de la sanidad pública es excelente, pero la crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto que los políticos deben cuidar mucho más al personal sanitario. La situación ha puesto de relieve la importancia de invertir en la sanidad pública. También creo que habrá algunas especialidades que saldrán reforzadas con esta crisis. Aquellas a las que a veces se les da poca importancia: los médicos de familia, los médicos geriátricos o los especialistas de medicina interna e intensiva. Son especialidades fundamentales, pero, como son muy generalistas, a veces no son suficientemente apreciadas.

Lo que saldrá de toda esta crisis yo creo que es que tenemos que destinar recursos a la sanidad, a la dependencia ya las prestaciones sociales, a las cosas que realmente son importantes .

Respecto a la formación del personal sanitario. ¿Cree que una situación como esta despertará más vocaciones? ¿Habrá más jóvenes que querrán estudiar medicina o enfermería?

Ya hay muchos estudiantes, pero lo que tenemos que valorar es la necesidad de profesionales y, si realmente nos faltan, hay que planificar bien las entradas en las facultades de medicina y ciencias de la salud. Porque hay mucha gente a la que no le falta vocación, pero no tiene la calificación de 13 en la selectividad que hace falta para entrar. Creo que lo que hay que hacer es una cuidadosa planificación del número de médicos que se necesitan en este país, de cada especialidad. Lo más importante es establecer y planificar adecuadamente las necesidades, pensando también en el futuro. Lo que no podemos hacer tampoco es abrir el grifo de entrada a las facultades de Medicina y luego cerrarla con el MIR.

¿Qué aprendizajes podemos extraer de esta crisis?

El primero es que se debe proteger este sistema público de salud con más recursos. Hay que proteger las necesidades de personal sanitario de este país de cara el futuro y valorar las especialidades que son imprescindibles en un momento como este. Otra enseñanza importante es que la medicina preventiva y la salud pública siguen siendo vitales para poder planificar y sostener nuestro sistema de salud y que la investigación, la investigación en el ámbito biomédico, se debe promover y financiar correctamente. La solución final la darán los investigadores en poder encontrar una vacuna que nos libre del riesgo que supone el coronavirus

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