Desde que la pandemia del coronavirus explotó en Europa y Estados Unidos, cientos de compañías e investigadores se han puesto manos a la obra para encontrar un medicamento efectivo para curar la enfermedad, así como para desarrollar una vacuna que la prevenga.Esto es la gallina de los huevos de oro para una industria farmacéutica que “no se puede enriquecer más, porque el monstruo que ha creado es el que, en parte, nos ha traído hasta aquí”, dice Joan-Ramon Laporte, catedrático en farmacología, dedicado a denunciar los silencios en torno a la industria del medicamento.
Mientras no se desarrollan fármacos efectivos, la OMS ha recomendado la reutilización de medicamentos ya existentes que pueden paliar los efectos del coronavirus. Aunque es una buena iniciativa, Laporte alerta que estos medicamentos se dan “sin ninguna prueba de que realmente funcionen y sin pararse a mirar si pueden estar contraindicados para un paciente concreto”. Y es que el mal uso que se ha hecho durante las últimas décadas de los medicamentos ha contribuido a debilitar la salud de la población, según apunta el catedrático.
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