“Tú, sobre todo, cuídate”. Esta frase ha sido recurrente durante las últimas semanas, y aún toma más relevancia cuando se dirige a personas que sufren algún tipo de enfermedad grave, como el cáncer, y que son un grupo especialmente vulnerable ante el riesgo de contagio del coronavirus. En las circunstancias actuales, las angustias y miedos ya existentes por la incertidumbre de sufrir una enfermedad se suman a las causadas por el efecto del coronavirus. “Durante el confinamiento, la percepción de vulnerabilidad y de persona enferma se les ha profundizado”, explica Sara García, coordinadora de actividad de la Fundació Kālida. Esta entidad acompaña a los pacientes de cáncer y sus familiares con un programa asistencial que incide tanto en las dimensiones emocionales como en las corporales y sociales,

Milena fue diagnosticada con cáncer de pulmón en agosto del año pasado y es usuaria de la Fundació Kālida desde entonces. Desde que comenzó la pandemia del coronavirus, sólo ha salido de casa una vez al mes para ir al hospital para que le administren su tratamiento. Explica que durante el confinamiento ha tenido una disminución emocional. “Antes de todo esto empezaba a tener fuerzas para empezar a salir, había ganado seguridad y había entendido todo lo que me pasaba. Ahora que de golpe nos hemos tenido que quedar todos en casa, he sentido mucha angustia”, explica.

El apoyo que le ha dado la Fundació Kālida, dice, ha sido clave para sentirse más animada. Estas semanas, la Fundación ha organizado, vía telemática, clases de yoga, relajación y otras actividades para que los pacientes verbalicen como se sienten. “Muchos han visto que se ha incrementado su percepción de incertidumbre y de pérdida de control. Antes se podían distraer y quedar con alguien, durante estas últimas semanas se ha intensificado el ensimismamiento y la preocupación en torno a su enfermedad”, explica García.

Retrasos en tratamientos y operaciones no urgentes

Debido a la excepcionalidad y gravedad de la pandemia, casi todos los recursos y personal del sistema sanitario se han volcado en contener y paliar los efectos del coronavirus, en respuesta a la situación de miles de afectados. Para poder reorganizar los servicios y, al mismo tiempo, reducir la posibilidad de contagio de pacientes de otras enfermedades, se limitaron las visitas, las operaciones quirúrgicas y otras actividades, manteniéndose sólo aquellas urgentes que no podían demorarse. Así, los tratamientos y operaciones no urgentes, así como las pruebas diagnósticas, se pospusieron sin fecha fija, hasta que la crisis sanitaria provocada por la pandemia estuviera, al menos, un poco más controlada y se redujera la presión asistencial.

“En el momento máximo de la pandemia, pospusimos las cirugías no urgentes, por el riesgo en la morbilidad y mortalidad que podría suponer para un paciente recientemente intervenido contraer el coronavirus”, señala el jefe de oncología del Hospital de la Vall Hebron, Josep Tabernero. Sin embargo, las consultas de oncología han sido una de las actividades que más se ha mantenido, ya que se han considerado siempre prioritarias debido a la gravedad de las enfermedades oncológicas. “Hemos llegado a reducir la actividad un 50% durante los períodos de mayor presión asistencial, pero ahora ya estamos al 90%”, señala Tabernero.

El impacto en las listas de espera

Los retrasos en las pruebas diagnósticas, los tratamientos y las intervenciones quirúrgicas ya se han empezado a notar en los datos de las listas de espera del mes de marzo publicadas por el Servei Català de la Salut. A pesar de que los cambios todavía son discretos y cuando se podrán apreciar más será en los datos del mes de abril -aunque no disponibles, sí se ha producido una gran variación en el número de pacientes intervenidos en marzo, siendo casi la mitad que el mes anterior -un 45% menos-. En febrero fueron 34.769 los pacientes operados y, en marzo, 18.941. De los últimos 12 meses, sólo en el mes de agosto de 2019 se habían visto menos intervenciones quirúrgicas, lo habitual durante la temporada de vacaciones.

También se han visto los efectos en los días de espera. Los pacientes pendientes de ser operados en marzo tenían que esperar, de media, 15 días más que el mes de febrero. Si el mes de febrero debían esperar 150 días, de media, el mes de marzo se aumentó un 10%, hasta 165 días. Sólo en septiembre se veía una cifra similar -163 días- debido a la disminución de pacientes intervenidos durante agosto. Por especialidades, donde han aumentado más los días porcentualmente son en las intervenciones de cirugía cardíaca -13 días más, de media, un 49% más- y en los procesos oncológicos -12 días más, de media, un 62% más-. La espera para realizar las pruebas diagnósticas TAC también ha aumentado considerablemente, pasando de 55 días de media en 66.

Pero el impacto real de la pandemia en las listas de espera se verá cuando se recupere la actividad habitual de las pruebas diagnósticas, incorporando así más pacientes en las listas de espera. En este sentido, habrá que incrementar los recursos para poder contener este aumento de las listas de espera y reducir el impacto del coronavirus en otras enfermedades.

La Fundación Kalida acompaña a los pacientes de cáncer y sus familiares con un programa asistencial / Kalida

La llegada de la ‘nueva normalidad’

Los engranajes de los hospitales y centros de atención primaria se han puesto en marcha ahora para planificar el funcionamiento durante los próximos meses de las instalaciones y las dinámicas de trabajo. Con la esperada disminución de la presión asistencial y el número de contagios debidos al coronavirus, ya se han empezado a retomar visitas, operaciones y tratamientos que se habían pospuesto. Si una cosa es clara, es que el inicio de la desescalada y el desconfinament, con esta ‘nueva normalidad’ de la que tanto se habla, conllevará cambios también en los hospitales y centros médicos, que deberán estar en continua adaptación en función de la evolución de la pandemia y redimensionar los espacios necesarios, siempre teniendo en cuenta la posibilidad de que se produzca un rebrote del coronavirus.

Una de las primeras medidas que tomaron los hospitales y centros médicos para evitar la propagación del virus -y que se deberá seguir manteniendo durante los próximos meses- fue la de establecer circuitos diferenciados de entrada para aquellos enfermos que venían con síntomas respiratorios con sospecha de coronavirus y los que no. También, como se ha hecho hasta ahora, se deberán mantener las distancias de seguridad entre los pacientes, hacer uso de las mascarillas y los materiales adecuados de protección y limitar el número de acompañantes. “Hacer venir muchas personas a los hospitales en salas de espera como habíamos hecho hasta el inicio de la pandemia no nos lo podremos permitir durante meses”, afirma Josep Tabernero, jefe de oncología del Hospital de la Vall d’Hebron .

Durante las últimas semanas, parte de la actividad médica habitual de consultas y seguimiento de los pacientes en servicios como el de oncología se ha hecho de forma telemática y se han alargado los tiempos de funcionamiento de estos servicios. Esta también será una de las medidas que deberán mantenerse durante los próximos meses, una vez las listas de espera se actualicen y se puedan atender aquellos nuevos pacientes diagnosticados y aquellos que han quedado en lista de espera debido a la retraso de las actividades médicas. “Tendremos que aumentar los horarios de actividad quirúrgica, de radioterapia, de exploraciones radiológicas… Si no podemos aumentar la capacidad en número de dispositivos, porque no podemos aumentar el número de quirófanos, tendremos que duplicar prácticamente los horarios de los servicios permitiendo que vengan el mismo número de enfermos, pero con mucha más seguridad física”, señala Tabernero.

En este sentido, ante el inevitable aumento de las listas de espera, habrá que priorizar aquellas cirugías de patologías más graves, como son el cáncer o las enfermedades cardíacas, sobre otros procedimientos que no son tan graves y que pueden esperar un cierto tiempo. Tabernero destaca que los efectos colaterales del coronavirus no afectarán tanto a los pacientes que ya tienen un diagnóstico en activo y están en seguimiento y tratamiento, sino, sobre todo, a aquellas personas que no se han diagnosticado durante este tiempo debido a la retraso de las pruebas diagnósticas. “Prevemos que en los próximos meses haya más casos de cáncer diagnosticados y, por tanto, tendremos que dar respuesta más rápidamente, estudiando cómo planificar los tratamientos de manera más eficiente” dice el jefe de servicio de la Vall d’Hebron.

Para Tabernero, otra aspecto importante que hay que hacer entender a la ciudadanía es que se debe tener respecto al coronavirus, pero no miedo. “Hubo semanas que nos faltaban muchos enfermos a las consultas, que no venían porque tenían miedo al contagio. Es muy importante hacer entender que los hospitales son seguros, que tomamos las medidas adecuadas para que así sea”, señala. Explica también que en las últimas semanas han llegado casos de pacientes con patologías muy evolucionadas, que habían esperado en casa por miedo de ir al hospital. “Cuando alguien siente un síntoma que sugiera a algún tipo de enfermedad tiene que dar la alerta”, destaca.

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