Un 70% de las personas que trabajan en Catalunya lo hacen en una micro, pequeña o mediana empresa, según datos de la patronal Fepime. Es decir, 7 de cada 10 catalanes tienen su puesto de trabajo en corporaciones con plantillas inferiores a 250 personas y con una facturación de menos de 50 millones de euros. El peso de las pymes sobre el total del tejido empresarial catalán es masivo: son el 99’64% del total de los negocios con sede en Catalunya.

La ONU ha celebrado el 27 de junio el Día Internacional de las PYMES, reivindicando su importancia en el desarrollo sostenible del futuro. Sin embargo, la crisis de la COVID-19 ha evidenciado la fragilidad de este tipo de empresa para hacer frente a imprevistos de gran magnitud: el 70% de las pymes tiene problemas de tesorería y el 73% han presentado o presentarán un ERTE.

Además, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) asume que, referente a la calidad del trabajo, “la situación de las pymes es peor que las empresas más grandes”. Entre los problemas de sus trabajadores destacan unos salarios más bajos -entre un 20-30% inferior a la media-, ausencia de seguridad social en algunos casos y “nivel insuficiente de seguridad y salud en el trabajo”.

Las pymes, más amenazadas por el coronavirus

Las previsiones de la afectación que tendrá la pandemia del coronavirus sobre la economía española que han hecho los organismos internacionales económicos no es nada buena. Mientras la OCDE previó una tasa de hasta el 25% , el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pronosticado para España la mayor caída del Producto Interior Bruto (PIB) en los países desarrollados.

Entre las razones, además del impacto de la COVID-19 y la dependencia del turismo, está el gran peso de las pymes en la economía española: “España tiene un gran número de pequeñas y medianas empresas, una vulnerabilidad añadida porque a menudo no disponen de recursos financieros y margen para soportar golpes significativos “, alertó Poul Thomsen, director del Departamento Europeo del FMI.

La patronal de las pymes en Catalunya -Micro, pequeña y mediana empresa de Catalunya (PIMEC) – confirma el golpe que ha supuesto el coronavirus para sus empresas. Los últimos datos, recogidos a finales de mayo, revelan que “el nivel de actividad entre pymes y autónomos continúa bajo”. Uno de los encuestados 24’2% continúa sin actividad y un 41’3% ha visto reducida a la mitad su actividad respecto al mismo periodo del año anterior.

La misma fuente avisa que el 70% de las pymes y autónomos catalanes tiene problemas de tesorería -gestión de flujos monetarios- y casi el 73% han presentado o presentarán un ERTE. Los sectores donde se han presentado más expedientes de regulación temporales son la hostelería -donde lo han hecho o harán el 85% de las empresas- y la industria, con un 71%.

El panorama laboral de quienes trabajan no es esperanzador, ya que el 45% de los propietarios de las pymes se han planteado hacer una reducción de la plantilla de forma permanente. Sin embargo, sólo el 13% ha pensado en detener definitivamente la actividad empresarial.

La apuesta de la ONU hacia un desarrollo sostenible

Desde el año 2017, la Organización de las Naciones Unidas celebra el 27 de junio el Día Internacional de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas. La resolución de la Asamblea General de la ONU considera este tipo de empresa especialmente necesarios para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible , “en particular la promoción de la innovación, la creatividad y el trabajo decente para todos”.

En efecto, la ONU considera las micro, pequeñas y medianas empresas son un “elemento importante en la implementación” de un par de sus objetivos de desarrollo sostenible: el trabajo decente y el crecimiento económico así como la industrialización inclusiva, innovadora y con infraestructuras.

La organización internacional defiende las pymes como necesarias para el desempeño de “prácticas comerciales sostenibles” y asegura que en las economías emergentes este tipo de empresas crean 7 de cada 10 puestos de trabajo. Además, calcula que si las inversiones anuales en pymes aumentara en 1 billón de dólares se generarían “dividendos desproporcionados en términos de progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

“Dada su fuerte presencia en todo el mundo y de su enorme relevancia para el desarrollo social, económico y ambiental, si no apoyamos para que lleguen a su máximo potencial, el futuro del trabajo ofrecerá un panorama desolador”, dice el organización Internacional del Trabajo en una infografía donde destaca “el poder de lo pequeño” y donde pide “activar el potencial de las pymes”.

Las pymes en la nueva normalidad

El Centro del Comercio Internacional (CCI), un organismo del que forma parte de las Naciones Unidas, propone en el informe ‘COVID-19: el gran confinamiento y su impacto sobre las pequeñas empresas’ cuatro recomendaciones para este tipo de negocios. Los invita a ser resilientes ante los retos y “abrazar las posibilidades que ofrecen la digitalización, priorizar la inclusividad y conducir hacia un crecimiento sostenible”.

En cuanto al papel de las administraciones, el CCI les pide evitar el proteccionismo, “ampliar y facilitar el acceso la financiación a las pymes, incluyendo las dirigidas por mujeres y juventud” o “acelerar el progreso hacia la digitalización de documentos y procedimientos digitales “.

En el marco de las medidas de un plan de reactivación del comercio y la restauración, el Ajuntament de Barcelona ha presentado la campaña ‘Compra cerca’, con el que quiere “fomentar el comercio de proximidad y visibilizar los valores que aportan a la ciudad “. La campaña publicitaria anima la población barcelonesa a comprar en los comercios locales para fomentar la convivencia, mantener los puestos de trabajo y hacer que “tu dinero no vayan lejos”.

Además de los carteles e imagen, el consistorio de la capital catalana eliminó la tasa de terrazas durante el periodo de confinamiento y la ha reducido en un 75% hasta el 2021, ha aplazado los alquileres de locales municipales y “prevé facilitar la celebración de eventos comerciales en la vía pública”.

El caso barcelonés es uno de los muchos consistorios que han elaborado campañas de sensibilización para fomentar el comercio en los establecimientos locales. Otro caso es el de Reus, una ciudad históricamente de carácter comercial. “Hi érem. Hi som. Hi serem” es el lema de una campaña que tiene como plato fuerte unos buenos financiados por las arcas locales con que cada ciudadano paga 20 € y recibe un vale de 30 € para gastar en pequeños comercios adheridos.

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