Las residencias para personas mayores, uno de los focos y puntos críticos durante la pandemia del coronavirus, han comenzado en Catalunya su particular ‘nueva normalidad’. La Covid-19 se ha cebado con los geriátricos: se han dado el 32’5% de las muertes registradas por coronavirus, según los últimos datos del Departament de Salut. En cuanto al número de casos de infección, casi 15.000 de los poco menos de 72.000 positivos que se han contabilizado en Catalunya son de personas mayores residentes en residencias. Sin embargo, el dato podría quedarse muy corto.

El 24 de mayo fue el último día que el Departament de Salud publicó los datos de personas sospechosas de tener la Covid-19. Entonces, el número de residentes con positivos confirmados o sospechosos era de 50.282. Teniendo en cuenta que en Catalunya viven en residencias alrededor de 64.000 personas, la proporción de afectados sobre el total de usuarios llegó al 78’5%.

“En una situación de reanudación de normalidad se incrementa el riesgo de que pueda entrar del exterior la infección”, reconoce el Departament de Salut, que asume el riesgo “dada la actual tendencia a la mejora de la situación epidemiológica, así como por la necesidad de poder recuperar la interacción y reencontrar los vínculos“.

La vuelta a la normmalitat se regula a través del PROCICAT (Plan Territorial de Protección Civil de Catalunya), que ha validado el ‘Plan sectorial de reanudación de la normalidad en el ámbito de residencial’ con “medidas que promueven la identificación precoz de los casos y su manejo adecuado” para evitar la propagación dentro de los centros.

“La priorización es recuperar al máximo la normalidad dentro de los centros residenciales pero siempre garantizando las medidas de prevención y seguridad adecuadas”, aseguran fuentes del Departament, que recuerdan la particular vulnerabilidad de los residentes en las residencias y  las características especiales de un entorno de convivencia común.

Verde, amarillo y rojo: detección rápida y aislamiento adecuado

El principal eje del plan, que deberán aplicar todos los geriátricos catalanes, es la detección rápida de los casos positivos de coronavirus. Los usuarios y trabajadores pasarán diariamente por una lista de validación que incluirá una medida de temperatura, la búsqueda de posibles sintomatología y una evaluación de contactos con personas probables o confirmados de tener el virus.

En función del resultado de la lista de validación, los usuarios serán repartidos en tres grupos -A, B, C con su correspondiente color: verde, amarillo y rojo. Este mecanismo es el elegido por el Departament de Salut para aislar a los pacientes sospechosos o confirmados de tener el coronavirus.

En caso de no superar la lista de elementos, la persona residente pasará a la ‘zona amarilla’, así como sus contactos más cercanos. Si quien no pasa la prueba es un trabajador, “se retirará del puesto de trabajo y se le indicará que contacte con su mutua laboral para que le haga las pruebas correspondientes”.

La ‘zona amarilla’ son las zonas o plantas que la residencia deberá habilitar para alojar a los pacientes sospechosos de tener la Covid-19, para seguir su evolución y esperar la confirmación diagnóstica. Si se confirma el caso, las personas residentes deberán ubicarse en la ‘zona roja’, donde los espacios comunes son “exclusivos para personas con Covid-19” y el personal deberá cambiar los guantes y hacer una higiene de manos entre cada paciente. Al contrario, si se confirma que el usuario no sufre el coronavirus, volverá a ser del grupo A y en la zona verde.

El reencuentro con las familias

La misma clasificación por colores servirá para dividir los geriátricos catalanes. Recibirán la calificación ‘verde’ los centros sin casos de Covid-19 y correctamente sectorizados. Serán ‘naranja’ aquellos con casos de la enfermedad pero con las zonas bien divididas y con el brote controlado, mientras que las ‘rojas’ serán las que tienen una “situación no controlada, sea por la dificultad de sectorización de los espacios o por la aparición de nuevos casos”.

El plan autoriza visitas a las residencias clasificadas como verdes, a las naranjas sólo “se permitirán las visitas a los residentes sin Covid-19 y en las zonas habilitadas como verdes”. En cuanto a las residencias rojas, “se deniegan las visitas a los centros que aún no muestren un control adecuado de la infección”. En este caso sólo podrán entrar familiares “cuando el apoyo y el proceso de atención a las personas lo aconsejen”, especialmente en el despido de final de vida. El espacio para hacer las visitas, que el plan recomienda que sean abiertos y exteriores, dependerá de la capacidad organizativa y de los espacios del centro.

También se contemplan las salidas al exterior de la residencia por parte de usuarios del grupo verde (sin enfermedad ni síntomas). En los casos de larga duración, “es recomendable que los usuarios que habitualmente realizan salidas a sus domicilios familiares tengan una habitación individual y respeten la distancia de seguridad”. También se permite hacer salidas de corta duración de los residentes, acordadas previamente con el centro y con un documento de declaración responsable del residente o la familia.

Para los usuarios en las zonas amarilla y roja, es decir, sospechosos o confirmados de tener el coronavirus, el plan entiende “el impacto emocional y cognitivo que tiene el aislamiento en los residentes y los contactos” y contempla videollamadas y contactos telemáticos con la familia  en el caso de usuarios en planta amarilla y “la movilización y socialización de los residentes” en zona roja en los espacios habilitados a tales efectos.

 

Según la última actualización del Departamento de Salud, en Cataluña el 72% de las residencias están descritas como verdes, el 23% están en situación naranja y sólo un 4% -39 centros en total- están clasificados como residencia roja.

La patronal Upimir pide responsabilidad familiar

Ante la complejidad de la situación y el incremento del riesgo de que el coronavirus entre en las residencias cuando estas comienzan a abrirse, la Unión de Pequeñas y Medianas Residencias (Upimir) pide mucha responsabilidad y cuidado a las familias de los residentes: “Podemos discutir que nos guste o no, pero hay que cumplir con lo que dice Salut”, dice Vicente Botella, doctor y presidente de Upimir.

“Hay residentes que van acompañados de un familiar y vuelven con cuatro, otros que se saltan el tiempo permitido o algunos que dicen que su madre no debe llevar mascarilla”, denuncia Botella. “He trabajado en una residencia durante el pico, y no es nada agradable ver cómo se te muere la gente”, añade. Por estos motivos, Botella avisa que la patronal Upimir denunciará ante la Fiscalía los casos sospechosos de haber incumplido las normas fijadas por las residencias en virtud del plan de vuelta a la normalidad del Departament.

El día a día en las residencias

El plan aprobado por PROCICAT también indica en las residencias cómo realizar el “proceso de recuperación progresiva de la normalidad convivencial y de las actividades de los centros residenciales”. El texto recuerda las “implicaciones inherentes” de un confinamiento, como “el impacto psicoemocional y la pérdida de la autonomía personal y de las relaciones interpersonales”.

Por ello, el documento prevé, además de las salidas de los residentes durante unas horas, fines de semana o incluso períodos más largos, las actividades fuera del centro -como museos o Casals-, actividades grupales dentro del centro o el entrada a las residencias de profesionales externos.

En todo caso, y en función de las posibilidades de organización de la residencia, los residentes “deberían estar divididos en unidades estables de convivencia de entre 10-15 residentes y profesionales”, dice la guía. En este sentido, la patronal Asociación de Recursos Asistenciales (ACRA) pide al Govern más recursos: “Cuanto más pequeñas haces las unidades, se necesitan más cuidadores, más manos. Es imposible aplicarlo con el personal que tenemos“, denunció la presidenta de ACRA, Cinta Pascual, en declaraciones a ACN.

También se vuelven a permitir los ingresos de nuevos usuarios a residencias clasificadas como verdes y naranjas. Quien ingrese deberá tener una PCR negativa realizada entre uno y cinco días previos a la entrada, se ubicará durante diez días en una zona amarilla -con los usuarios sospechosos de tener el coronavirus- y el usuario o la familia deberán firmar una declaración que asegure que en los diez días anteriores no ha estado en contacto con nadie sospechoso de tener el virus.

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