El aumento de casos de coronavirus de las últimas semanas ha cogido a los Centros de Atención Primaria con casi la mitad de la plantilla de vacaciones, ya que las han concentrado durante los meses de verano para tener los equipos completos en caso de que haya una segunda oleada del virus en otoño. Pero el rebrote ha llegado antes de lo esperado y los profesionales, cansados ​​física y emocionalmente por la situación vivida desde el inicio de la pandemia, les ha cogido a contrapié. «Estamos muy desgastados. Necesitamos hacer vacaciones y poder desconectar. El personal está saturado», señala Blanca de Gispert, médico de familia del CAP Trinitat Vella. Con el repunte de los contagios, indica, las consultas se han disparado. «No sólo tenemos que hacer el seguimiento de casos, sino gestionar consultas, necesidades y demandas relacionadas con el coronavirus, hacer las bajas laborales, recoger y hacer el seguimiento de los contactos de los contagiados… aunque el número de casos no es el mismo que en marzo o abril, el número de consultas es igual o superior», indica la doctora.

La sensación de colapso es generalizada. «Estamos desbordadas y muy cansadas», señala Maite Pallàs, enfermera del CAP Raval Nord. «Llega un momento que con tantos cambios, tantos protocolos nuevos que van sumando más y más cosas … el cerebro dice ‘basta’. Y todo ello con una plantilla muy reducida. La semana pasada éramos cinco enfermeras para hacerlo todo», expresa. Por su parte, Toni Vives, médico de familia del CAP Florida Nord, también afirma sentir que el personal se encuentra al límite. En el ambulatorio son en total catorce médicos, cuatro de ellos están de vacaciones y dos de baja, es decir, trabajan con casi la mitad de la plantilla habitual.

Ante la falta de personal, algunos profesionales tienen que doblar los horarios o hacer horas extra. «O haces esto o haces venir los que están de vacaciones, unas vacaciones imprescindibles ante el cansancio acumulado de la pandemia», señala el médico de familia del CAP Florida Nord. La Florida es uno de los barrios de L’Hospitalet que se ha visto más afectado por el repunte de contagios, en una de las ciudades más densamente pobladas de toda Europa. A este hecho, se le suma un perfil socioeconómico de nivel bajo. «Para algunos pacientes, el confinamiento es imposible. Viven en pisos con mucha gente, con habitaciones realquiladas. Esto hace que también aumenten las posibilidades de contagio», indica Vives.

Aparte del diagnóstico y del seguimiento de los casos de coronavirus, los profesionales de los ambulatorios también deben seguir dando asistencia a los pacientes crónicos. «Parece que todo es coronavirus, pero en realidad no es así, hay muchos otros pacientes que requieren de nuestra asistencias y nuestros cuidados», explica Pallàs. Además, estos pacientes, en muchas ocasiones, tienen una gran complejidad. «Los crónicos sobreviven gracias a que se les hace un control cuidadoso, cercano y continuado en el tiempo. Con la pandemia esto no se ha podido hacer de manera adecuada y es cuestión de tiempo que estos pacientes se empiecen a desestabilizar», explica Elena Bartolozzi, médica de familia del CAP Ramon Turró y secretaria del Sector Primaria ICS del sindicato Metges de Catalunya. Entre los profesionales también hay preocupación por el retraso en el diagnóstico de enfermedades, que puede tener una grave repercusión para los pacientes. «Si no diagnostico una patología importante el mes de marzo, la puedo diagnosticar en abril, pero después de tantos meses habrá enfermedades que nos escapen y que no sabemos cuando podremos diagnosticar», afirma Bartolozzi.

Según Bartolozzi, la pandemia del Covid-19 «ha tirado al suelo el trabajo habitual de la primaria de mantenimiento de la salud de la población». «Se dice que la atención primaria es la puerta de entrada del sistema, pero es que también es la puerta de salida, y durante la pandemia la primaria ha dejado de existir de manera eficaz. La situación es de colapso total», señala.

En el momento más crítico de la pandemia, el pasado mes de marzo y abril, fueron médicos de familia los que fueron a reforzar los hospitales o se ocuparon de los hoteles sanitarios. Ahora la situación se presenta a la inversa. Bartolozzi cree que se deben encontrar más médicos de primaria y, si conviene «que los lleven los hospitales o de donde sea». El momento es crítico y se ve agravado, aún más, en aquellos CAPs que no tienen las infraestructuras y los espacios adecuados y que ni tan solo pueden hacer circuitos brutos y netos para atender a los pacientes.

Falta de coordinación en el rastreo de casos

Aún a la espera de la llegada de los nuevos ‘gestores Covid’ anunciados por el Departamento de Salud, que harán tareas de seguimiento de contactos, los profesionales sanitarios denuncian la falta de coordinación con los rastreadores de Salud. «Nosotros nos dedicamos a hacer rastreo de los convivientes de los pacientes. El resto de contactos los apuntamos y esperamos que alguien los llame, pero tampoco tenemos la certeza de que se esté haciendo bien. No sabemos nada. Como rastreador, no tengo conciencia de que se esté haciendo el rastreo de manera adecuada», explica Vives. Según Blanca de Gispert, a la práctica, lo que acaba sucediendo es que los pacientes contactan directamente con sus contactos y luego los profesionales de los ambulatorios les hacen el seguimiento.

Por Bartolozzi, el principal problema que ha habido ha sido la falta de previsión de la administración sanitaria. «Se ha hecho todo de manera improvisada, sin planificación y de manera reactiva», afirma. Considera que los nuevos ‘gestores Covid’ ayudarán a organizar el seguimiento de los contactos, pero que, a la práctica, el trabajo será el mismo. «Tendremos los contactos ordenados, pero el seguimiento de síntomas, las exploraciones oportunas y los trámites referentes a las bajas irán a cargo de los profesionales de los CAPs».

Más recursos y personal

Blanca de Gispert insiste en que en la atención primaria se necesitan más recursos económicos y humanos, se necesitan más profesionales. «No puede ser que se nos pida hacer todo esto a coste cero» indica. En el fondo, dice, es lo que siempre han reclamado des de la primaria: «Más recursos, más personal y también un papel más central de la atención primaria dentro del sistema de salud pública».

En Cataluña, la inversión en atención primaria se ha reducido un 24,28% en la última década, siendo uno de los sectores que estuvieron más castigados por los recortes. «La primaria, desde siempre, es esquelética, es la olvidada de las administraciones y está abandonada completamente en términos de previsión de recursos», explica Bartolozzi. Según ella, la labor que hacen los profesionales de la primaria es invisible. «El trabajo silencioso y cotidiano de las millones de consultas de los equipos de atención primaria no luce ante los políticos, como si lo hacen los descubrimientos de los grandes hospitales».

Ante los rebrotes recientes de Covid-19 que han vuelto a llevar al límite los centros de atención primaria, el sindicato Metges de Catalunya insta a la conselleria a reforzar con personal y recursos los dispositivos de salud comunitaria para evitar que se acaben convirtiendo en centros exclusivos de atención al coronavirus. Según Bartolozzi, lo que está pasando actualmente con la atención primaria era la «crónica de una muerte anunciada».

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