El nuevo coronavirus no distingue entre etnias, fronteras, clases o género, tal como tantas voces repiten desde el inicio de la pandemia. Con todo, sí que varía mucho la afectación dependiendo de algunos condicionantes, como es el caso de la clase social. Un artículo publicado en la revista Journal of Public Health reafirma la relación directa entre una renta más baja y un mayor número de casos de la Covid-19.
El estudio, elaborado por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas y el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria, ha cruzado los datos de renta de los diez distritos que conforman la ciudad de Barcelona con la tasa de incidencia de la Covidien-19. El resultado es claro: cuanto más pobre es el distrito, más casos de la enfermedad. El desequilibrio llega hasta el punto de que el distrito con menos renta, Nou Barris, registró 2,5 veces más casos que lo más rico, Sarrià-Sant Gervasi.
Los distritos situados más a la izquierda en el gráfico, con menos renta media, tienen más prevalencia a sufrir el nuevo coronavirus. En cambio, los situados más a la derecha y con más ingresos económicos tienen una cantidad menor de casos. Con todo, los mismos autores reconocen dos excepciones. Una es Sant Andreu, donde “la divergencia de resultados puede explicarse por el alto porcentaje (25%) de residentes menores de 25 años, que son menos vulnerables a la Covid-19”. El otro es Ciutat Vella, donde “los resultados reflejan la realidad de una zona muy turística: ingresos medios bajos en una población relativamente joven y alta presencia de población extranjera no residente”.
El gradiente socioeconómico que demuestra que las clases más pobres tienen más riesgo de sufrir la Covid-19 no es ningún nuevo descubrimiento. El equipo redactor del artículo cita otros estudios: “El Bronx, el distrito de Nueva York con la mayor proporción de minorías étnicas raciales y donde la mayoría de personas viven en situación de pobreza, tenía tasas de hospitalización y muerte más elevadas”. Asimismo, mencionan otro informe británico que encontraba “gradientes llamativas en el riesgo de hospitalización por Covid-19 según la raza y la privación socioeconómica”.
El trabajo se basa en 9.000 casos, de los que se conoce el distrito barcelonés de residencia, comprendidos entre el 26 de febrero y hasta el 19 de abril, aunque en plena primera ola.
Trabajo presencial, transporte público y vivienda
Demostrada una vez más la relación directa entre pobreza y afectación del nuevo coronavirus, el equipo científico busca explicaciones. Una de ellas pone el foco en el aspecto laboral. Las bajas tasas observadas en los distritos con mayor nivel socioeconómico, dicen, pueden explicarse por la capacidad de teletrabajar que tienen los que viven: “A pesar de que se animó a los empresarios a desarrollar el teletrabajo, la probabilidad de esta opción ser menor para aquellos sin educación terciaria, con competencias de numeración y alfabetización limitadas y con un acceso no adecuado a la tecnología”.
Los sistemas de transporte de cercanías son el factor de riesgo más significativo para la propagación de la pandemia, incluso superior a la densidad de población
Recuerdan que hay evidencia de que “los sistemas de transporte de cercanías son el factor de riesgo más significativo para la propagación de la pandemia, incluso superior a la densidad de población”, por lo que aquellos que han tenido que hacer trabajo presencial, a menudo más físico y no adaptable al teletrabajo, han sido mucho más expuestos.
El tercer aspecto, ligado aún a la población con menos recursos económicos, es la “vivienda de mala calidad” que “se asocia con el hacinamiento, lo que se traduce en tasas de infección más elevadas”. Vivir en un barrio deprimido económicamente se asocia con “condiciones de habitabilidad peores, masificadas o compartidas”, escriben. Al contrario, recuerdan que “el uso de segundas residencias para el período de confinamiento también podría haber contribuido a las tasas bajas observadas en los distritos más privilegiados de Barcelona”.
El uso de segundas residencias para el período de confinamiento podría haber contribuido a las tasas bajas observadas en los distritos más privilegiados de Barcelona
“Esta enfermedad la está sufriendo más la gente de menor nivel socioeconómico”, resume María Grau, investigadora principal y miembro del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) . “Hay que hacer más esfuerzos en los barrios con una población más vulnerable. Si no se rompe el círculo vicioso entre pobreza y enfermedad, los problemas locales de inequidad en salud permanecerán o se verán incrementados en las áreas afectadas por la epidemia”, pronostica.
Los autores certifican que “la pandemia agrava también las desigualdades existentes en el mercado de trabajo” y pronostican que puede hacer aumentar la brecha, que ya existe, en el futuro. En efecto, muchos indicadores apuntan a que la crisis económica ligada a la Covid-19 ha profundizado las desigualdades ya existentes en el ámbito laboral en la capital catalana.
Salud y economía, de la mano
Los científicos que han redactado el estudio ven inviable desatar la gestión sanitaria de la socioeconómica. “Nuestros resultados señalan que los esfuerzos para contener una epidemia no pueden ignorar los problemas de equidad sanitaria”, dicen. Además, avisan de que “garantizar la igualdad de oportunidades de tratamiento para todos es clave, pero la protección financiera durante el brote también es importante”.
Los autores también consideran capital fomentar mejoras en la alfabetización en salud de la ciudadanía; es decir, “el conocimiento y capacidad de las personas para obtener, procesar y comprender información y servicios sobre salud para tomar decisiones sanitarias adecuadas”. Con ello se conseguiría “reducir el riesgo de extensión de la infección” en tanto que aumentaría “la comprensión de la necesidad de responsabilidad social y adhesión”.
“Es fundamental aplicar políticas de educación sanitaria que favorezcan una mejor comprensión y aplicación de las medidas preventivas, especialmente con las poblaciones de mayor riesgo, como son los barrios más deprimidos “, defiende José Miguel Baena-Díez, investigador del IDIAPJGol.


