Todo el discurso que se ha ido elaborando los últimos años sobre la importancia de la educación 360, la que va más allá de lo estrictamente escolar, camina estos días por el pedregal. El sector del ocio está constatando un alarmante y creciente número de cancelaciones de reservas, en el caso de colonias, y de negativas a ceder los espacios de las escuelas e institutos para actividades que no sean las estrictamente lectivas. La razón, obviamente, es la seguridad, pero varias voces alertan de que el derecho a la educación va más allá del derecho a la educación escolar. “Las extraescolares no son un lujo – comenta Fathia Benhammou, directora de la Aliança Educació360-, sino que son fundamentales para adquirir las competencias del siglo XX”.

La voz de alarma sobre el peligro que se cierne sobre el ocio educativo la ha alzado la Acellec, una de las asociaciones empresariales del sector. Pero lo confirman las otras entidades con las que ha podido hablar este medio, como La Confederació o la misma alianza Educació360. Según Pep Montes, director de la Acellec, el ritmo de cancelación de colonias en estos momentos es tan elevado que muchas pequeñas empresas se verán abocadas al cierre, incluso las que están con un ERTE desde marzo. “En promedio calculamos que la facturación este año caerá un 80%”, dice.

“El mensaje no está llegando”

“Nos parece que se está dejando de lado el valor educativo del ocio, por lo que cada día que pasa sin un mensaje claro hay nuevas cancelaciones”, comenta Laia Grabulosa, directora de La Confederació del Tercer Sector, que reúne las entidades de iniciativa social dedicadas al ocio, comedores y otros sectores. Este mensaje claro se espera de la administración educativa, que, sin embargo, en sus instrucciones y declaraciones no ha parado de decir que las extraescolares, salidas y colonias se deben continuar haciendo. “Pues el mensaje no está llegando, tal vez hay que buscar otras vías para que llegue”, opina Grabulosa. La semana pasada, la Acellec, la ACCAC (patronal de las casas de colonias) y La Confederació presentaron un protocolo de seguridad para las colonias escolares basado en la experiencia del verano, y que esperan que pueda ser avalado por el Procicat.

Las AMPA/AFA son otro de los puntales en la organización de actividades extraescolares. A la Fapac (Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Catalunya), también han llegado noticias sobre la cancelación de algunas actividades, aunque no tan alarmantes por su magnitud y en la mayor parte de casos por decisión de la misma asociación de familias, que “prefiere mantenerlas a la expectativa”, según explica la presidenta de la Fapac, Belén Tascón. “El mensaje es bastante confuso y las instrucciones ambiguas, porque por un lado se pone el énfasis en la necesidad de respetar los grupos estables y, por otro nos dicen que no hay problema en que se hagan extraescolares mientras haya distancia y mascarilla”, apunta Tascón. En una entrevista en TV3, el conseller Bargalló comentaba que un niño puede tener dos grupos estables, el de la escuela y el del extraescolar. “Y si un día hace música, el otro basket y otro inglés, entonces ¿puede tener cuatro burbujas?”, se pregunta Tascón. Desde el primer día, comenta, la estrategia de los grupos burbuja no ha convencido a la organización que preside.

Para Fapac, dice Tascón, “ahora es el momento de garantizar la educación formal presencial, y con ello no queremos quitar valor a la educación no formal, pero también hay que recordar que una es un derecho que la administración debe garantizar y la otra no”. En su opinión, además de la seguridad, hay varios factores que también explicarían que las AMPA/AFA en estos momentos estén siendo más prudentes a la hora de organizar extraescolares, como es el hecho de que para las familias que se han quedado con algún miembro en paro, la capacidad de pagarlas es menor, y que las necesidades de conciliación también han bajado entre este colectivo, pero también en todo aquel segmento de la población que se ha pasado al teletrabajo.

Seguridad demostrada

“El sector ha demostrado capacidad sobrada para organizar actividades seguras”, asegura Laia Grabulosa. “Hay un miedo que no se justifica con ningún argumento objetivo y que está haciendo un daño terrible al sector”, añade Montes, quien lamenta su “poca visibilidad” a pesar de que da trabajo a miles de educadores, formadores y monitores. Los responsables de estas entidades recuerdan que la experiencia del verano ha sido muy positiva, ya que se registraron pocos contagios y, de acuerdo con el estudio del Hospital Sant Joan de Déu, en estos espacios el índice de reproducción del virus fue mucho menor (0,3) del que se registró en el área metropolitana (entre 1,7 y 2). Para Montes, organizar unas colonias con varios grupos burbuja de un mismo centro no debe ser ningún problema ni se ha de caer en el riesgo de que se mezclen. “Es más fácil mantener la burbuja en una casa de colonias que en una escuela. De hecho, durante el verano no han dejado de alojar gente de grupos diversos que no se han mezclado entre ellos”, afirma.

Los datos ofrecidos estos últimos días por dos de las principales entidades del sector del ocio corroboran el estudio que Sant Joan de Déus hizo a partir de una muestra de 22 centros de verano. Fundesplai informa que organizó 1.374 actividades de verano con la participación de 35.427 personas y que sólo se registraron 11 casos positivos. Por su parte, la Fundación Pere Tarrés contabiliza sólo 5 casos de contagios entre niños sobre los 21.000 que han movilizado este verano, a los que se suman 5 casos más de adultos. Esta fundación destaca también en el informe que ha elaborado de balance del verano que el circuito de las PCR necesita mejoras: “Se ha revelado como poco ágil, con muchas incidencias y disparidad de criterios en su aplicación. Gestionar el tiempo de espera del resultado ha sido también un trastorno en el ritmo de las actividades”.

El peligro de seguir sumando desigualdad

Fathia Benhammou insiste en la principal idea que dio pie a la alianza que dirige: el principal vector de desigualdad educativa nace de todo lo que pasa fuera de la escuela. “Si no se impulsan medidas, aumentarán las distancias educativas entre los niños y adolescentes que continuarán participando en actividades ricas de aprendizajes, aunque el centro no las ofrezca, y otros que no lo podrán hacer por razones económicas”, advierte. De hecho, dice, después de este largo periodo de desconexión educativa debería estar pasando todo lo contrario: “Para cerrar la brecha de desigualdades educativas hay que hacer un sobreesfuerzo para ofrecer más educación a los niños y adolescentes de entornos empobrecidos. Y es precisamente en las extraescolares donde tenemos un abanico amplio de oportunidades educativas para dar seguridad emocional, incrementar expectativas, descubrir vocaciones y reenganchar educativamente a niños y adolescentes”.

Para la directora de Educació360 (formada por la Diputació de Barcelona, ​​la Fundació Bofill y la Federació de Moviments de Renovació Pedagòigica), las preocupaciones son comprensibles, si bien confía en que sean un fenómeno puntual: “Si la vuelta a la escuela es un éxito, ganaremos confianza y muchos centros educativos y AFA que ahora se muestran dudosas llevarán adelante la programación de extraescolares”.

El torrente emocional

Cristina Gutiérrez, Directora de La Granja-Escola, una casa de colonias especializada en educación emocional (y una de las que ve pasar más niños a lo largo del año), confirma que en 2020 está siendo un desastre. “Entre marzo y junio no hemos hecho nada, mientras que en julio, agosto y septiembre hemos trabajado en colonias y en un centro emocional, y aquí la ocupación ha ido relativamente bien. Ahora tenemos reservas para el otoño, pero estamos a la espera de lo que nos digan las escuelas, porque algunas quizás lo trasladan a primavera y otras nos dicen que harán todo lo posible por venir”, explica. Organizar estos centros de verano “nos ha salvado de la desesperanza, ya que dentro de la grave situación que estamos viviendo, el hecho de habernos sentido útiles y poder ayudar a los niños, las familias y los docentes, hace que veamos una salida a este túnel oscuro de incertidumbre por el que estamos transitando”.

Para Gutiérrez, a pesar de que el curso apenas ha arrancado, muchos de los docentes con los que mantienen contacto habitual “ya están detectando la necesidad del contacto con la naturaleza, el hecho de respirar y convivir para acelerar la recuperación de la socialización perdida y el sentimiento de vínculo y trabajo en equipo para cohesionar el aula”. Además, añade, “ahora más que nunca los chicos necesitan regular las emociones negativas demasiado presentes en ellos, como el miedo, la rabia, la tristeza, la apatía, la desmotivación … Los maestros lo saben y muchos ya están poniendo manos a la obra”.

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