«Nuestro sueldo base está alrededor de unos 1.000 euros, por lo tanto, es prácticamente obligatorio hacer guardias para tener un sueldo digno. En una jornada laboral, contando las guardias, podemos llegar a hacer 60, 70 y 80 horas semanales de forma habitual». Así describe María Jurado, residente de cuarto año (R4) de Traumatología del Hospital Vall d’Hebron, las condiciones laborales de los residentes de Cataluña.

David Riaza, R3 de Medicina Familiar del CAP Doctor Carles Ribas, considera que el problema de base es que el sistema utiliza los residentes como «mano de obra barata» para mantener el sistema de guardias y suplir la falta de médicos especialistas. «Si pudiéramos elegir entre hacer o no hacer guardias, seguro que mucha gente no las haría, pero nos tienen cogidos por el sueldo», explica.

En la misma línea se expresa Oriol Mirallas, residente de tercer año (R3) de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron. “Podemos ganar más dinero a costa de sacrificar los fines de semana o hacer turnos de noche. En Barcelona, ​​los alquileres están a unos 900 euros, si cobras 1.100 euros al mes, no tienes dinero para vivir”, explica. Según Mirallas, este sueldo base es “completamente insuficiente” para el nivel formativo y responsabilidad que tienen los residentes.

Los médicos residentes aseguran que con la pandemia del Covid-19 ha habido varios detonantes que les han llevado a una situación límite. «Con la pandemia han cambiado los turnos, se ha pasado de un turno de 8 horas a 12 y, en muchos hospitales, se han eliminado las guardias. Esto ha provocado que la gente estuviera más enfadada, porque su sueldo se ha visto mermado por el hecho de no poder hacer guardias», señala Mirallas. En las causas del elevado contagio de médicos residentes también señalan el factor de las ‘camas calientes’, compartidas en los diferentes turnos. «En muchas ocasiones dormimos en habitaciones compartidas de tres o cuatro personas y cuando empiezas a trabajar, un compañero descansa en la cama donde estabas antes», explica el residente de Oncología Médica.

Ante estas situaciones, los MIR catalanes, que cuentan con el apoyo del sindicato Metges de Catalunya, han decidido convocar una huelga de tres días, el 21, 22 y 23 de septiembre, para reclamar mejoras formativas, laborales y retributivas. «Esta precariedad de los residentes hace años que se arrastra, pero se ha ido aceptando. Reivindicamos unos derechos que hasta ahora no se nos han garantizado. La administración no puede seguir estirando y presionando, porque ya no podemos más», denuncia Jurado.

Las reivindicaciones

El colectivo de residentes de Cataluña se agrupó en la Assemblea de Residents ICS, estableciendo una lista única de demandas que votaron más de 850 residentes. Los MIR piden, entre otras peticiones, respetar las 37.5 horas semanales de jornada ordinaria y no exceder las 48 horas semanales sumando la jornada ordinaria y la complementaria, respetar el descanso semanal de 36 horas ininterrumpidas, que aseguran que no se cumple, y un aumento de su sueldo base, actualmente de unos 1.000 euros netos, dependiendo del año de residencia. Además, piden que el 15% de la jornada ordinaria se destine a la formación no asistencial, un aumento del precio por hora de las guardias y asegurar las rotaciones de los residentes ante un posible nuevo brote de COVID-19.

Otra de sus denuncias es la falta de supervisión. «La gran mayoría de los servicios de urgencias los llevan residentes y están supervisados ​​por residentes mayores. Hay hospitales donde hay un adjunto por cada 20 residentes, por tanto, la supervisión es nula», remarca Jurado. Por este motivo, los residentes piden que se incorpore un ratio de un adjunto por un máximo de cuatro residentes, para que haya un mayor acompañamiento. «Hay muchas cosas que pueden pasar desapercibidas y la atención a los pacientes no es la misma, porque estamos hablando de médicos en formación que, a veces, no tienen una formación especializada para diagnosticar patologías que pueden ser graves», señala la residente del Hospital Vall d’Hebron.

Las propuestas del colectivo de residentes se trasladaron a una reunión con responsables de CatSalut el día 9 de septiembre pero, según explican, las respuestas de la administración han sido «poco concretas en el qué y en el cuándo». «La mitad de nuestras propuestas ya están estipuladas por ley, simplemente exigimos que se cumplan y que se incorporen una serie de medidas para que sea así», remarca Mirallas.

Estas situaciones que viven los residentes son un fenómeno común en las diferentes comunidades autónomas españolas. Por este motivo, después de la primera ola de la pandemia, habiendo llegado a un punto máximo de saturación, los residentes de varios territorios empezaron a crear comités de huelga para organizarse. Los residentes de Madrid fueron los primeros en convocar una huelga, el 13 de julio, y más adelante también se sumaron a las protestas los residentes de la Comunidad Valenciana, los de Cataluña, Castilla y León, Canarias y La Rioja.

Madrid: el inicio de las protestas

El pasado 22 de mayo, los médicos residentes de la Comunidad de Madrid presentaron a la Consejería de Salud una demanda de convenio colectivo con 80 propuestas para pedir unas mejoras en sus condiciones laborales. No hubo respuesta por parte de la administración y decidieron convocar una huelga a partir del lunes 13 de julio. La huelga era de 24 horas cada lunes, y el resto de días en jornada complementaria, es decir, las guardias.

Diego Boianelli, R3 de medicina interna en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidente del comité de huelga de Madrid, aseguraba en una entrevista a este diario que muchos de sus compañeros residentes recibieron coacciones por parte de sus supervisores y de la dirección de los hospitales con el fin de detener la huelga. «Desde mi hospital, el Clínico de San Carlos, nos dijeron que si hacíamos huelga nos suspenderían las vacaciones. Después rectificaron, pero ya quedó reflejada su intención», explicaba. Además, añadía que a otros compañeros les amenazaron de no contratarlos al Hospital si se adherían a la huelga o en obtener una peor calificación.

Durante semanas, el colectivo de residentes de la Comunidad de Madrid organizó numerosas manifestaciones. Después de un mes de huelga, los residentes llegaron a un acuerdo de mínimos con la Consejería de Salud y desconvocaron el paro. En cuanto a la formación, han conseguido ampliarla con un certificado de asistencia y horas lectivas. Respecto a la jornada laboral, han conquistado el descanso después de las guardias de 24 horas y el derecho a disfrutar de un descanso ininterrumpido semanal de 36 horas. Y en el ámbito salarial, recuperan las pagas extras que tenían recortadas al 50% desde el 2010 y obtienen un aumento del sueldo base de 120 euros para todos los residentes. Además, han conseguido el compromiso de la Consejería de acabar con las ‘camas calientes’ para las guardias.

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