La pandemia le cogió dando clases en la John Hopkins University, en Baltimore. Se ha volcado desde entonces en ayudar a contener la pandemia y a facilitar la recuperación económica de la crisis a la que nos ha avocado. Vicenç Navarro es, además de profesor de Política Social y de Salud de esta universidad de Estados Unidos, catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Urbanas de la Universidad Pompeu Fabra. Ha plasmado en un libro sus reflexiones y propuestas al respecto: “Pandemia, economía y estado del bienestar. Causas consecuencias y alternativas posibles ante la pandemia de coronavirus”. Reflexiones y propuestas desde su conocida visión de izquierdas de la sociedad y el mundo.

¿Qué impacto social tendrá la crisis asociada a la pandemia de la Covid-19 en Catalunya y España? ¿Cuáles serán los sectores sociales más perjudicados por esta crisis?

Las personas más afectadas serán aquellas pertenecientes a las clases populares, que son muy vulnerables como consecuencia de que los servicios y transferencias del Estado del Bienestar están muy poco desarrollados en España. Sus servicios públicos, como la sanidad, educación, servicios sociales, guarderías, mal llamadas “guarderías” en España, los servicios a la dependencia, las ayudas a las familias y muchos otros han estado siempre poco financiados. En realidad, el gasto público español es de los más bajos en la Unión Europea de los Quince, la UE-15, el grupo de países de la UE con un nivel de desarrollo económico similar al español. España, incluyendo Catalunya, dedica mucho menos recursos a estos servicios de lo que sería necesario según su nivel de desarrollo económico. Esta escasez de fondos aumentó aún más durante la Gran Recesión, cuando las políticas públicas de austeridad se intensificaron, agravando mucho el déficit de recursos, incluido el de personal en estos servicios, déficit que se puso de manifiesto con toda claridad durante la pandemia. La elevadísima tasa de mortalidad debido al coronavirus durante la primera ola y que, en parte, continúa ahora se debió a esta enorme escasez de recursos.

¿A qué se debe que la pandemia haya creado un déficit tan enorme?

En parte, al peso de la herencia histórica. El gasto público social durante la dictadura era bajísimo. La democracia permitió reducir este déficit, sobre todo en la etapa socialista, aunque dejó de reducirse cuando el PSOE se convirtió al neoliberalismo en la segunda etapa del gobierno Zapatero, cuando su gobierno comenzó a aplicar las políticas neoliberales de recortes, que se incrementaron durante el gobierno Rajoy que vino después. En Catalunya, que tiene un déficit de gasto público social incluso más alto que la media de España, una de las causas más importantes y, a la vez, más ignoradas por los medios de información, de este déficit son las políticas públicas del gobierno de la Generalitat, que ha sido gobernada por las derechas catalanas durante la mayor parte del período democrático. El partido gobernante ha sido uno -CDC- de tradición conservadora liberal, en alianza con un partido democristiano –UDC- durante muchos años, y más recientemente con el independentista ERC, que ha antepuesto el tema nacional al social aliándose con las derechas de siempre. Es más, CDC, que es el partido dominante dentro del bloque independentista, y sus sucesores aprobaron en las Cortes españolas las políticas neoliberales – como reformas laborales y fiscales regresivas, y recortes de gasto público- que han causado un gran daño a las clases populares, incluyendo las de Catalunya. Más recientemente, CDC y sus herederos, JuntsXCat se han convertido al independentismo y, junto con ERC, siempre han puesto por delante sus objetivos de lograr la independencia sobre la resolución del enorme problema social, creado, precisamente, por sus políticas públicas liberales. Estas políticas han favorecido sistemáticamente al sector privado a costa del sector público, aumentando además las desigualdades sociales, favoreciendo las clases acomodadas a costa de las clases populares: los datos no pueden ser más contundentes. Hoy, una tercera parte de la infancia y la juventud catalanas (uno de los porcentajes más altos de la UE) se encuentra en riesgo de pobreza, mientras que la concentración, tanto de las rentas como de la propiedad, han alcanzado unos niveles sin precedentes.

Hoy, una tercera parte de la infancia y la juventud catalanes se encuentran en riesgo de pobreza, mientras que la concentración, tanto de las rentas como de la propiedad, ha alcanzado unos niveles sin precedentes

Un gobierno de derechas en España ¿habría reaccionado de forma muy diferente ante esta crisis en el ámbito económico y laboral?

Hemos visto, en Madrid y en Catalunya, lo que habría hecho la derecha en España. Tanto el PP como Junts X Cat y el PDeCAT votaron en contra de la prórroga del estado de alarma, que había permitido al gobierno español contener la pandemia. Cuando la mayoría de las derechas españolistas y los independentistas impidieron que se alargara el estado de alarma pasó lo que era sumamente previsible: la pandemia volvió a descontrolarse, y muy especialmente, allí donde gobernaban las derechas, en Madrid y en Catalunya. Miren los datos y lo podrán comprobar. El gobierno Torra ha sido el continuador de los gobiernos de las derechas catalanas presididas por Mas y Puigdemont. Y sus políticas económicas han sido muy similares a las de las derechas españolistas en las Cortes españolas, y también bastante similares a las que ha aplicado el presidente Trump en EEUU. Han antepuesto los intereses económicos a los sociales. El problema es que la economía no se recuperará si antes no se contiene la pandemia. Cuando terminó el estado de alarma, las derechas gobernantes en Madrid y en Catalunya reabrieron demasiado deprisa la actividad económica, y permitieron un desconfinamiento demasiado precipitado. Comparemos esto con lo ocurrido en Italia -donde el confinamiento ha sido progresivo y gradual- y verán que mi diagnóstico es acertado.

¿Qué podría hacer el actual gobierno de la Generalitat?

No veo cómo este gobierno actual podría tomar las riendas del control de la pandemia y de la recuperación económica. Como le he dicho, ha sido responsable de los enormes déficits y de la enorme crisis social que está originando la crisis económica más grande vivida en Catalunya. Hace falta un nuevo gobierno que ponga por delante la resolución del tema social, incluido el control de la pandemia, a todo lo demás, al contrario de lo que han hecho las derechas, tanto las castellanas como las catalanas. Las dos han recurrido a las banderas para movilizar a la gente, ocultando la gran responsabilidad que tienen en la creación de la crisis. Siempre han puesto los intereses económicos por delante de los sociales, dificultando así la recuperación económica.

Después de todo lo que hemos vivido en Catalunya en los últimos años ¿considera compatibles los términos ‘independentismo’ e ‘izquierda’?

En teoría, podría haber una Catalunya independiente de izquierdas. Pero no creo que esto suceda. De hecho, el movimiento independentista en Catalunya ha sido históricamente hegemonizado por las derechas. Si el movimiento independentista gobernase Catalunya, podría ser una continuación de las políticas liberales que han hecho tanto daño a las clases populares catalanas. Continuarían las medidas de austeridad y la privatización de los servicios públicos. Es más, este movimiento tiene escasa sensibilidad democrática, como quedó demostrado en su declaración unilateral de independencia en contra del deseo de la mayoría de catalanes. El nivel de bienestar de un país no depende de su nivel de riqueza, sino de la distribución de esta riqueza. EEUU es un país muy rico y, en cambio, el bienestar de las clases populares es muy limitado. La sanidad, por ejemplo, está privatizada y no hay derechos sociales que garanticen este bienestar. El 42% de los pacientes terminales están preocupados por cómo pagar sus gastos médicos.

Cuando la mayoría de las derechas españolistas y los independentistas impidieron que se alargara el estado de alarma pasó lo que era sumamente previsible. La pandemia se volvió a descontrolar

¿Qué cree que debería pasar?

Para cambiar Catalunya hace falta también cambiar España, de forma que se establezca el espíritu de la resistencia antifascista, liderada por las izquierdas que deseábamos una España justa, solidaria y plurinacional, que anteponga el tema social a todo lo demás. La postura de que los dos temas -el nacional y el social- están relacionados me parece bien en teoría, pero en Catalunya forma parte de un discurso que justifica el hecho de anteponer el tema nacional al social. Para lograr la justicia social, nos quieren hacer creer que la independencia es imprescindible. Pero en realidad, sus políticas públicas han sido de una dureza antisocial abrumadora que ha quedado ocultada por el tema independentista.

¿Cree posible que unas próximas elecciones al Parlament permitan la formación de una mayoría que aplique políticas de izquierdas?

No creo que el establecimiento de una Catalunya independiente sea viable, al menos en los próximos diez años. La causa principal es que la mayoría de la clase trabajadora no tiene simpatías secesionistas. Miren los análisis electorales. Hoy, en su gran mayoría, el independentismo tiene su base electoral principalmente en la población que tiene un nivel de renta superior a la media. Los datos, de nuevo, lo confirman. Observen el comportamiento electoral de la población y lo verán.

Desde el bando independentista, ¿se puede plantear una política económica y social que defienda los intereses de los sectores trabajadores y más humildes?

Es casi imposible que esto ocurra, pues para que se apliquen estas políticas que responden a los intereses de la clase trabajadora es necesario que la transición esté liderada por partidos representantes de esta clase. La famosa inmodèlica transición española de la dictadura a la democracia en España demuestra que las fuerzas que controlaron esa transición controlan la sociedad que ha resultado de ella. Y no veo que el grupo de partidos independentistas sean de izquierdas. Mire TV3 y Catalunya Radio y se podrá hacer una idea de la futura Catalunya. No creo que la clase trabajadora sea muy favorable a esa idea.

La pandemia no se podrá contener sin la solidaridad que movilice la población. Las desigualdades son un obstáculo muy grande para el bienestar de la población y la pandemia lo ha mostrado muy claramente

La Unión Europea ha reaccionado de forma diferente ante esta crisis que ante la del 2018. ¿Cómo valora este cambio de actitud?

El enorme daño causado por la aplicación de las políticas neoliberales explica el cambio del discurso del establishment político-mediático de gran parte de los países a ambos lados del Atlántico Norte. Es por ello que la UE es consciente de que su propia supervivencia está en peligro, lo que explica que en teoría y también, un poco, en la práctica, haya cambiado su discurso y sus políticas. Hoy se acepta, incluso entre los liberales europeos, que es imprescindible que la inversión y gasto públicos estén en el centro para lograr la recuperación económica. Las derechas catalanas y españolas todavía no lo han aceptado. Como decía antes, nuestras derechas (las españolas y las catalanas) están más a la derecha que las dominantes en el establishment europeo.

¿Y por qué?

Una pregunta difícil de responder en una entrevista. Pero básicamente, la principal causa es que la transición de la dictadura a la democracia no fue modélica. No hubo nunca una ruptura con el régimen anterior. Y las derechas continúan con aquella herencia.

¿Esta pandemia supondrá la derrota del capitalismo por la que trabaja la izquierda o tenemos capitalismo para muchos años todavía?

Las grandes alternativas que se nos presentan son dos: una es la vía casi dictatorial del trumpismo, muy extendido entre los herederos del fascismo español, y la otra es la vía democrática progresista que no puede ser la continuación de la ya existente. La vuelta a la normalidad no puede ser la vuelta a la Gran Recesión. La pandemia no se podrá contener sin la solidaridad que movilice a la población. La solidaridad que hace falta para dar respuesta a la pandemia requiere una intervención muy activa del Estado, que permita una mayor intervención pública y una internacionalización diferente y opuesta a la globalización actual. Anteponer el interés común al particular y egoísta de siempre debería ser el objetivo a alcanzar. En este sentido, la gran inversión y gasto público deben ir hacia el desarrollo del Estado del Bienestar en primer lugar, ya que el objetivo de la actividad económica es mejorar la calidad de vida y el bienestar de las poblaciones. Hace falta un New Deal Social que complemente el New Deal Ecológico. Ambos deben complementarse ya que el uno sin el otro no tienen futuro. Es sorprendente que en España, incluyendo Catalunya, el establishment político-mediático no sea consciente de que sin estas inversiones no hay un futuro viable en estas sociedades.

“Necesitamos un New Deal Social que complemente el New Deal Ecológico. Ambos deben complementarse ya que el uno sin el otro no tienen futuro”

¿Cómo valora el Plan de Reconstrucción que propone el gobierno español?

La inversión que el nuevo gobierno está proponiendo es un buen primer paso, pero todavía muy insuficiente. Para hacerse una idea del tipo de inversión que hace falta, hay que ser consciente de que si España y Catalunya tuvieran, como ocurre en Suecia, una de cada cinco personas adultas, en lugar de una de cada once como ocurre hoy en España, trabajando en los servicios públicos del Estado del Bienestar, como la sanidad, la educación, los servicios sociales, guarderías, servicios de dependencia, servicios de ayuda a las familias, vivienda pública, entre otros, habría casi 3 millones más de puestos de trabajo, creando riqueza y bienestar. Y España y Catalunya disponen de los recursos para pagar estos servicios. Si no se hace, es por motivos políticos: el gran poder del 20% de renta superior del país, que tiene una enorme influencia política y mediática en el país, que se opondrán a aumentar sus impuestos para pagar estos servicios. Es gente que recurre a la sanidad privada y creen erróneamente que no necesitan los servicios públicos. La pandemia ha mostrado que no es así. De hecho, su postura es profundamente errónea, incluso desde el punto de vista de sus intereses. La evidencia muestra que los países que tienen menos desigualdades, como los escandinavos, tienen también unos niveles de calidad de vida para todos más elevados que los del sur de Europa, como nosotros, donde las desigualdades son muy elevadas. En realidad, una de las mejores escuelas hoy en Europa es la finlandesa, donde el hijo del banquero y el hijo del empleado de banca van a la misma escuela, algo impensable en Catalunya o España. Las desigualdades son un obstáculo muy grande para el bienestar de la población, y la pandemia lo ha mostrado de una manera muy clara. Es por ello que hace falta una inversión pública muy notable y unos cambios en el mercado de trabajo que den mucho más poder a la población laboral, mejorando al mismo tiempo las instituciones democráticas que, en España, son muy deficientes. El bienestar, tan limitado, es consecuencia del enorme déficit democrático existente en Catalunya y en España.

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