“La contaminación del aire en la ciudad es un grave problema de salud pública”. Es la conclusión del análisis del aire de 2019 que la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) ha publicado recientemente, en que evalúa los valores contaminantes y estima la exposición de la población a sus efectos. El resultado es contundente: “La contaminación del aire es el principal riesgo ambiental para la salud”, dice la ASPB.
No en vano, el organismo sanitario cifra en 2.100 las muertes anuales que causa la contaminación del aire en Barcelona, lo que supone un 13% del total de los decesos. Llegan a esta cifra después calcular los niveles de dióxido de nitrógeno, de macropartículas PM2,5 y de ponderar los casos en que los dos agentes pueden influir en la muerte. La información se compara con los niveles de contaminación encontrados al lugar poblado de Europa con menos contaminación registrada.
De lo contrario, si el municipio de Barcelona tuviera el mismo aire que el que se respira en el Parque Natural del Montseny, se registrarían 1.500 muertes menos a causa del aire contaminado. En un escenario menos favorable pero más factible, si la capital catalana cumpliera con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en lo referente a los máximos de los dos agentes contaminadores, morirían un millar menos de habitantes el año. El descenso seria del 7% en el total de muertes naturales registradas en Barcelona.
Siguiendo el mismo patrón, de tener el aire lo más limpio posible comportaría 210 menos casos de cáncer de pulmón el año (-22%) y 950 menos niños diagnosticados de asma (-61%). La reducción seria de 150 cánceres (-16%) y 725 asmáticos (-46%) si los niveles contaminantes del aire registrado al Montseny se aplicaran en la capital catalana. Por último, con los criterios máximos que aconseja la OMS, 110 personas no sufrirían el cáncer de pulmón (-11%) y 525 niños no serían diagnosticados de asma (-33%).
El estudio revela que los efectos nocivos de la contaminación son más graves cuanto más larga es la exposición. “Los datos indican que el impacto en salud de la exposición puntual a niveles elevados de contaminación atmosférica es muy menor que el impacto de la exposición continuada a los niveles habituales en la ciudad”, redactan después de comparar los efectos de los episodios temporales con más contaminación. “El principal impacto se produce por la exposición crónica y se traduce en un aumento a largo plazo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cáncer de pulmón y la mortalidad”, añaden.
En este sentido, los datos de los puntos de medición revelan que en Barcelona se superan de forma recurrente los niveles máximos de algunos elementos contaminantes. Por ejemplo, el total de la ciudadanía barcelonesa está expuesta a niveles de macropartículas PM2,5 por encima del valor que recomienda la OMS. En cuanto al dióxido de nitrógeno (NO2), superan el límite legal de la UE el 26% de las escuelas y un 35% de la ciudadanía vive expuesta a niveles de riesgo.
Igualmente, en la capital catalana se superan los valores de media anual y de máximo diario de macropartículas PM10 que recomienda la OMS, y el máximo diario legal de la Unión Europea algunos días el año. Barcelona también excede, en menor medida, las recomendaciones de la OMS en cuanto al ozono, el benceno y lo benzo(a)pireno.
Desigualdad por distritos
La exposición ciudadana a los elementos contaminantes no es nada homogénea en la capital catalana. Con los datos de las estaciones fijas y con estudios móviles, la ASPB dispone de un mapa que cifra los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) y de macropartículas PM2,5. Después, los datos se ponderan con la población que habita a cada distrito.
En cuanto al NO2, cada ciudadano barcelonés está, de media, está expuesto a 39µg/m³, justo una unidad por debajo del límite legal fijado por la Unión Europea y recomendado por la OMS. La mitad de la población, de hecho, se encuentra expuesta a una horquilla de entre 33 y 42 µg/m³. Ahora bien, se registran mínimos a algunos hogares de solo 17 µg/m³ y un máximo alrededor de 85 µg/m³.
Si Barcelona cumpliera con las recomendaciones de la OMS, morirían un millar menos de habitantes el año
La enorme diferencia se debe a la gran desigualdad de valores registrados entre los distritos. Mientras el 35% de la población barcelonesa vive expuesta por encima del límite recomendado y legal, el 94% de habitantes del Eixample son los que más sufren este hecho.
El mapa de emisiones muestra como los barrios de la Esquerra y Dreta del Eixample son los más afectados y ejercen como centro irradiador que se esparce por los barrios y distritos que lo rodean. Horta-Guinardó y Nou Barris, especialmente los barrios más próximos a Collserola, son los que menos valores registran de dióxido de nitrógeno. Los autores del estudio cifran en 5% “la mortalidad natural que se puede atribuir a la contaminación de NO2” en el Eixample, mientras que el porcentaje baja al 2% a los dos distritos menos afectados.
La explicación es clara: “El dióxido de nitrógeno es un contaminante muy relacionado con las emisiones del tráfico en la ciudad”, dicen los técnicos que redactan el informe. Aseguran que “el 60% de la concentración de este contaminante al aire de la ciudad” proviene del tránsito urbano. Lo demuestra el hecho que las estaciones de medición más próximas acumulan, de media, un 48% más de NO2 que las que se encuentran al fondo urbano. También el hecho de que haya un claro crecimiento durante las horas pico del día, cuando más gente coge el coche, y un notable descenso los días del fin de semana.
La diferencia es todavía más grande en el caso de las micropartícules PM2,5, donde entre el domicilio que registra más y el que menos hay un 258% de diferencia. La mitad de la ciudadanía barcelonesa está expuesta a unos niveles de entre 14 y 18 µg/m³, por encima de los 10 recomendados por la OMS pero todavía lejos de los 25 que tiene como objetivo máximo la Unión Europea.
Las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5), además de tener relación con los vehículos motorizados “de distribución urbana de mercancías, diésel y antiguos”, provienen “de actividades que generan polvo como obras o explotaciones ganaderas”. En este caso, todo el municipio está por encima de los niveles de la OMS y por debajo de los de la UE, a pesar de que donde más se registran está en el Eixample, a Sant Martí y a la zona más oriental de San Andreu y Nou Barris.
Los científicos que han elaborado el estudio valoraron la posible relación entre niveles de exposición a la contaminación y otros aspectos socioeconómicos. Concluyen que hay una “cierta relación positiva, del 0,36, entre el nivel de renta de los barrios y el nivel de dióxido de nitrógeno”. El 39% de población con estudios universitarios está expuesta a más de 40 µg/m³, mientras que el porcentaje de los que tienen estudios primarios o menos se reduce ligeramente al 29%.
Aun así, la correlación es muy exigua y casi inexistente en los casos de las macropartículas PM2,5 y PM10. “No hay un patrón común de desigualdades en la exposición a la contaminación del aire en las ciudades europeas”, añaden.
Escuelas expuestas
La mala situación del aire en la capital catalana afecta, inevitablemente, los centros educativos de la ciudad. Según los cálculos del ASPB, “las escuelas de Barcelona estuvieron expuestas a un nivel mediano de 37 µg/m³ de NO2 durante el 2019, dos puntos por debajo la media a los domicilios”.
La situación es grave al global del municipio, con la mitad de los centros expuestos a un tenedor de entre 32 y 41 µg/m³ de NO2 cuando el límite de la OMS y el legal de la UE es de 40. Con todo, es en el Eixample donde la situación es más crítica con unos niveles medianos en las aulas de 49 µg/m³.
Con los criterios de la OMS, 110 personas no sufrirían cáncer de pulmón y 525 niños no serían diagnosticados de asma
En total, el 26% de los centros barceloneses se encuentran en calles donde la contaminación supera el límite legal. Además, hay 25 (7%) donde se superan los 50 microgramos por metro cúbico. “Se encuentran casi todos en el distrito del Eixample”, dicen los expertos que firman el estudio.
El ASPB insiste en la diferencia de niveles entre las escuelas de diferentes distritos y en el impacto sobre la salud que comporta superar los límites de dióxido de nitrógeno: “Cada aumento de exposición de 10 µg/m³ de NO2 supone aumentar un 5% el riesgo de desarrollar asma infantil”, dice.
Reducir el tráfico motorizado, la mejor solución
“Los resultados indican que hay que actuar con medidas permanentes y transversales, priorizando las zonas más afectadas, para proteger la salud de las personas” dice la ASPB. Instan, en primer lugar, a una reducción del tráfico motorizado porque “es, con diferencia, la medida más eficiente para disminuir la exposición y los efectos en salud de la contaminación del aire”. En este sentido, piden que se fomente el transporte activo y una mejora del transporte público a la vez que se restringe el vehículo motorizado privado. También piden una actuación sobre otras fuentes de partículas, como por ejemplo las obras, y un aumento de las zonas verdes y la vegetación urbana.
De acuerdo con los resultados del estudio, recomiendan una intervención prioritaria en el distrito del Eixample, así como actuaciones en las escuelas para proteger la infancia de la exposición a la contaminación. Proponen alejar las nuevas equipaciones del tráfico y aumentar la vegetación, asegurar la ventilación y la limpieza de las aulas ya construidas.


