En las últimas semanas, el número de contagios por Covid-19 ha aumentado exponencialmente. El riesgo de rebrote en Cataluña se encuentra en 887 puntos, mientras que hasta hace dos semanas era de 538. Ante el aumento alarmante de casos de coronavirus en todo el estado, el gobierno español decretó el pasado domingo el estado de alarma y ordenó a todas las comunidades autónomas -a excepción de las Islas Canarias- la implementación de un toque de queda. En Cataluña se ha establecido de las 22 a las 6 horas, período durante el cual sólo se permite la movilidad por causas excepcionales, por ejemplo, para recibir asistencia médica urgente o desplazarse hacia el lugar de trabajo.

«Lo que estamos viviendo en Cataluña es una tendencia que estamos viendo en toda Europa. Estamos sufriendo algo que no es fácil de evitar ni de parar», señala Daniel López, investigador del grupo BIOCOM-SC de la Universidad Politécnica de Cataluña.

Según López, las medidas que se han implementado se deberían haber llevado a cabo antes. «Tenemos que conseguir tomar medidas no cuando la incidencia sea alta, sino cuando vemos que empieza a subir», explica. Las medidas que se deben tomar, señala, deben ir en la dirección de reducir el contacto social y disminuir la velocidad de propagación.

En su opinión, todavía hay más medidas que se deberían instaurar. Por un lado, indica que es importante que se imponga el teletrabajo, siendo las administraciones las que deberían dar ejemplo en primer lugar. También señala como medida que puede ayudar a mejorar la situación el incremento de los recursos de transporte durante las horas punta, evitando así las aglomeraciones en el transporte público. Asimismo, señala que también podría ser adecuado imponer un confinamiento domiciliario de quince días para reducir de golpe los contagios y a, partir de ello, llevar a cabo medidas más laxas como las que tenemos en estos momentos.

Respecto a los centro escolares e institutos, López considera que éstos deben permanecer abiertos, porque si no, las consecuencias «pueden ser muy duras». «Debemos mantener las escuelas abiertas, porque hay sectores de la población que no tienen acceso a la enseñanza en línea. Y no es suficiente dotarlos de un ordenador», señala.

Según el investigador del grupo BIOCOM-SC, hay que insistir en la población en que estamos ante un «problema real». «En una semana han muerto de Covid-19 197 personas. Esto es una barbaridad. Si se produjeran 197 muertos en una semana por cualquier otra cuestión, estaríamos absolutamente alarmados». López insiste en la responsabilidad colectiva. «Es necesario que todos colaboremos. Hay que tener los mínimos contactos posibles. O lo hacemos así o el problema cada vez se hará más grande», concluye.

Las medidas comienzan a mostrar resultados

Las restricciones aprobadas por el Gobierno que entraron en vigor el pasado viernes 16 de octubre, entre las que se encontraba el cierre de bares y de restaurantes o el aumento de la docencia telemática en universidades, muestran los primeros resultados favorables en las estadísticas de la pandemia.

El informe diario del Departamento de Salud del martes 27 de octubre, que incorpora los casos reportados hasta el viernes 23, es el primero donde se puede evaluar la eficacia de las medidas, en tanto que es el primero que incluye una semana completa con las restricciones en vigor.

La tasa reproductiva efectiva del virus (Rt), que indica que la pandemia crece si es superior a 1 o que retrocede en caso de que sea inferior, se situó viernes 23 a 1,3 en Cataluña, lo que supone un ligero descenso respecto de los días previos. Si bien es una estadística que sólo marca una tendencia y que hay que reafirmar en los siguientes días, es la primera muestra que puede indicar que las medidas han sido útiles y han ayudado a reducir la propagación del virus.

Situación heterogénea en el territorio catalán

La situación, sin embargo, no es homogénea en todo el territorio catalán. Hay algunas regiones donde la tasa de incidencia de positivos de Covid-19 crece a un ritmo mucho más inferior que en otros. Destaca en concreto la región sanitaria de Lleida, que tiene la segunda incidencia más baja, sólo por encima del Alt Pirineu y Aran. En la última semana con datos confirmados, del 16 al 23 de octubre, se reportaron 1.030 positivos, frente a los 912 acumulados entre el 9 y el 16 del mismo mes. Esto implica un índice reproductivo (Rt) de 1. Es decir, en Lleida la pandemia se encuentra estable según los últimos datos facilitados por Salud.

La cruz de la moneda es la demarcación de Tarragona. El Camp de Tarragona registra una Rt de 1,5 después de pasar notificará 1.226 casos en la última semana con bares y restaurantes abiertos a los 2.460 en la primera semana sin. A pesar de la alta tasa, esta región comienza a manifestar una tendencia a la mejora. No ocurre lo mismo en las Tierras del Ebro, que tiene la Rt más alta del país (1,6) y, hasta el momento, sin inclinación al descenso. La región de Cataluña Central también tiene la tasa estable en un peligroso 1,5.

Aumentan las hospitalizaciones

El aumento de los casos conlleva también una tendencia creciente del número de hospitalizaciones. En Cataluña han ingresado 1.845 personas en los últimos siete días, mientras que en la semana previa la cifra había sido de 1.521. Todas las regiones sanitarias reportan un incremento de entre el 40%, que es el caso de Barcelona ciudad, y el 16 % que se registró en el Camp de Tarragona. La región Metropolitana Sur es la única que rompe la norma y ha hospitalizado un 15% menos de hospitalizados los últimos siete días respecto de la anterior semana.

El Departamento de Salud avisa que los datos de nuevas hospitalizaciones “pueden estar sometidas a fluctuaciones repentinas por problemas de registro”. En efecto, hay algunos días, a menudo después de un fin de semana, donde el registro se eleva mucho más rápidamente que en el resto de jornadas. Sea como sea, la comparación entre los últimos siete días y la semana previa neutraliza el sesgo de los días festivos.

María José Abadías, subdirectora asistencial del Hospital Vall d’Hebron, señala que el Hospital se encuentra en una situación creciente de ingresos por coronavirus, especialmente desde el puente del 12 de octubre. «Los meses de julio y agosto teníamos una situación estable de entre diez y quince pacientes en UCI y treinta pacientes en planta. Desde el fin de semana del puente hemos notado un aumento muy fuerte de casos de hospitalización, prácticamente se han cuadruplicado», señala.

A pesar del aumento exponencial de casos, por el momento el Hospital sigue haciendo su actividad habitual y no se han desprogramado aún operaciones ni se han cerrado servicios. «Todas las áreas siguen funcionando con normalidad. Hemos reforzado instaurado turnos de refuerzo en urgencias con personal interno del Hospital, para ser más ágiles a la hora de valorar los pacientes Covid-19, pero no hemos parado nada», afirma la subdirectora asistencial de la Vall d’Hebron. Las visitas a los pacientes, sin embargo, sí se han limitado al mínimo, permitiéndolas sólo en los niños, las mujeres embarazadas, los pacientes que se encuentran en el tramo final de vida y los pacientes con algún tipo de discapacidad.

Por su parte, Maribel Pablo, enfermera de urgencias del Hospital del Mar, señala que la situación en el hospital es complicada. «De un día para otro la situación ha cambiado muchísimo. La presión asistencial es fuerte», explica. Señala, incluso, que a veces hay que poner camas en los pasillos porque no hay capacidad suficiente en el Hospital para todos los pacientes que llegan, la mayor parte diagnosticados con coronavirus. De momento, el Hospital tampoco ha pospuesto intervenciones.

…y también las angustias

La segunda ola de la Covid-19 ha cogido el personal muy cansado después de meses de lucha contra la pandemia. «Los sanitarios no somos máquinas. En la primera ola había muchísimo miedo a lo que no sabíamos y ahora estamos en una situación de ansiedad anticipatoria, porque sí sabemos a qué nos enfrentamos. Hay mucha angustia», señala María José Abadías. «Todo esto que estamos volviendo a vivir hace muy poco que lo hemos vivido», añade. Además, indica, la Covid-19 «ha demostrado que puede cambiar de un día para otro, lo que hace que siempre estemos en tensión por lo que pueda venir».

En la misma línea se expresa Maribel Pablo, que señala que el personal tiene mucha poca confianza en que la situación actual mejore. «Los sanitarios estamos agotados y muy preocupados. No sé si podremos aguantar una situación como la que vivimos el pasado mes de marzo y abril. Sólo de pensarlo, me coge angustia», afirma.

Más recursos para una mejor gestión de la pandemia

Para Daniel López, la medida prioritaria para frenar la expansión del virus es dotar la atención primaria y salud pública de más recursos. «Son dos servicios que estaban olvidados y ahora se han visto que son esenciales», indica. Este incremento de recursos, sin embargo, «no puede ser puntual por la pandemia que estamos viviendo, sino que debe ser estructural». Según López, esto nos permitirá estar más preparados ante futuras pandemias. «Cada vez hay más interacciones a escala mundial y, por tanto, la probabilidad de nuevas epidemias incrementa».

Según Maribel Pablo, hay que aumentar la plantilla de los hospitales para hacer frente a esta nueva ola, especialmente en las unidades de urgencias y de críticos. «No paramos. La presión es mucho más de la que podemos soportar. Hay días que dices ‘no llego, no llego’».

Share.
Leave A Reply