La investigadora Clara Prats, doctora en Física y experta en epidemiología matemática, hace años que colabora con médicos del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) para aplicar las matemáticas al conocimiento de enfermedades infecciosas, como la tuberculosis. Desde el inicio de la pandemia del Covid-19, junto con su grupo de investigación de Biología Computacional y Sistemas Complejos (Biocomsc) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), se encarga de elaborar informes periódicos de predicción sobre la incidencia del coronavirus.
Respecto a la situación epidemiológica actual, destaca que, sin una gran explosión de casos después de las fiestas navideñas, las cifras de contagios no han parado de crecer de manera sostenida desde el puente de la Constitución y nos hemos situado en una “situación muy complicada”, tanto en Cataluña como en el resto de España. “La situación en los hospitales es complicada y en las próximas semanas seguirá aumentando la presión hospitalaria”, señala.
¿Cómo valora la situación epidemiológica actual en Cataluña y en España? ¿Las fiestas navideñas han pasado factura a las cifras?
Tanto en España como Cataluña tenemos una situación similar, que es que a partir del puente de la Constitución, arranca un nuevo crecimiento. Finaliza la estabilidad después de la segunda oleada de octubre y noviembre y comienza a crecer el número de contagios. Este crecimiento ha sido bastante generalizado en todas partes, de forma sostenida. En el caso de Cataluña, de momento, no ha habido un crecimiento tan fuerte como la segunda ola, pero sí se ha estado manteniendo en el tiempo. Hemos estado creciendo, sin prisa, pero sin pausa, en un camino que no hace muchísima subida, pero no deja de hacerla. Entramos en diciembre con casi 1.000 casos diarios y ahora estamos por encima de los 3.000 diarios. Por lo tanto, sin una gran explosión de casos, no hemos dejado de crecer y nos hemos situado con una situación epidemiológica muy complicada.
En España, en general, se observa el mismo comportamiento. Además, en algunos territorios sí se ha visto una aceleración después de las fiestas navideñas. Aquí está por saber si es únicamente debido al aumento de interacción social asociado a las vacaciones de Navidad, que se debería mirar territorio por territorio en función de qué medidas había, o si comienza a circular, de forma ya significativa, la variante británica. Estamos un poco a la expectativa de eso. En Portugal, por ejemplo, se ha visto una aceleración importante de contagios y parece que esto podría estar relacionado con esta nueva variante, y en Irlanda ha pasado lo mismo. Estamos un poco con esta incertidumbre, de si se empieza a observar esta aceleración sólo por Navidad o si es por el efecto de esta nueva cepa, que por lo que se cree es más contagiosa.
¿Cuál es la situación en los hospitales?
Hay cuatro curvas: la curva de casos, la curva de hospitalizaciones, la curva de UCI y la curva de muertos. Mientras los casos sigan subiendo, que es la situación en la que estamos, seguirán subiendo los ingresos en los hospitales y en UCI y, por tanto, también el número de muertos. Por lo tanto, hasta que no se doble la curva de casos, no podremos esperar que, tras seguir subiendo, al cabo de unos días, cada una de las otras tres curvas empiece a bajar. La situación en los hospitales es complicada y en las próximas semanas seguirá aumentando la presión hospitalaria.
Por lo tanto, ¿se puede hablar ya de una tercera ola de la Covid?
Probablemente esto es más una cuestión de vocabulario. En cualquier caso, a un aumento de casos sostenido se le puede llamar ‘ola’ tranquilamente. Si llegará a la misma altura que la de noviembre, se quedará un poco por encima o la superará con creces, eso es lo que veremos en las próximas semanas. Pero está claro que teniendo este aumento sostenido probablemente sí podemos utilizar el término de tercera ola.
¿Cuáles son los territorios que más preocupan actualmente?
En el ámbito catalán, el Ripollès y la Cerdanya, que estuvieron en una situación muy comprometida y fueron los primeros territorios donde se actuó, están mejorando. Están todavía en una situación complicada, pero tienden a mejorar. En el resto de Cataluña, la tendencia a empeorar es bastante generalizada, salvo algunas excepciones concretas, como la Alta Ribagorça, que está mejorando, o algunas zonas que están más o menos estables, como el Alt Camp, la Selva marítima… la tendencia generalizada es o a mantener una situación que ya es complicada o a empeorar. Lo que preocupa más siempre son las áreas más densamente pobladas, porque son los lugares donde cuesta más de revertir la situación y que se centre en una tendencia de mejora. Pero están en una situación bastante similar todos los territorios catalanes.
Se prevé que la presión máxima en las UCI llegue pocos días antes de las elecciones del 14F. ¿Se deberían aplazar las elecciones?
Si se han de aplazar o no es una decisión muy complicada, porque toca también un tema de derechos fundamentales. Es más una cuestión legal que epidemiológica. Lo que estamos seguros, y esto las autoridades lo saben, es que la situación epidemiológica será muy mala, similar a la que tenemos ahora o mucho peor, si nos llega esta cepa británica con más intensidad.
Celebrar unas elecciones, es decir, movilizar millones de personas en un solo día, sin que aumente el riesgo epidemiológico, es muy complicado. No es lo más recomendable desde el punto de vista epidemiológico, aunque se pueden minimizar mucho los riesgos desde el punto de vista logístico, por ejemplo, diversificando los puntos de votación, reduciendo las personas por colegio electoral, haciendo que las colas se hagan en la calle en lugar del interior de los colegios, estableciendo horarios de votación, espaciando las elecciones en dos días, apostando por el voto por correo… Pero movilizar millones de personas en un solo día siempre será un aumento de riesgo, a veces no tanto por la actividad de votar en sí, sino también por la movilidad asociada. Desplazarse hasta el colegio, encontrarse y conversar con un vecino que hacía tiempo que no veías… Se ha visto que hay muchas actividades que de por sí no son de riesgo, pero la interacción alrededor de estas sí puede serlo. Esto es más difícil de controlar; las medidas a los colegios pueden ser muy claras y pueden minimizar el riesgo en la actividad puntual de votar, pero no sabemos hasta qué punto se puede actuar sobre el resto.
Ahora que podemos ver el efecto de la Navidad, ¿las medidas que se instauraron para las fiestas fueron suficientes? ¿Cree que debería haberse impuesto medidas más estrictas?
Desde el punto de vista epidemiológico, hubiera sido mejor frenar el número de contagios, y esto no ha sido así, en parte por las medidas que había. También es cierto que la mayor parte de la gente parece que ha actuado de forma responsable, porque, de momento, y a la espera de los efectos de la Nochevieja y de Reyes, se ha mantenido el crecimiento que teníamos, pero no ha habido una aceleración muy significativa. De momento. Pero está claro que ha habido interacciones sociales, porque el crecimiento no se ha detenido y ha seguido aumentando. Por lo tanto, evidentemente, si hubiera habido medidas más restrictivas en Navidad, probablemente este crecimiento se hubiera detenido y no estaríamos en la situación en la que estamos ahora.
En general, ¿cómo valora la gestión política que se está haciendo de la pandemia? Las medidas llegan demasiado tarde?
Entiendo que en las decisiones políticas entran en cuenta otros factores, que yo desconozco. Está claro que desde el punto de vista epidemiológico, cuanto más restrictivas sean las medidas antes se revierte la situación y más cortas pueden ser estas restricciones. Pero la parte epidemiológica es una parte pequeña de la situación general.
¿Qué medidas cree que serían más adecuadas hoy por hoy?
Hay que ver cómo afectan las medidas que se implementaron el pasado jueves, si consiguen frenar el aumento de casos. Está claro que unas medidas de diez días no harán frenar la curva. Estamos un poco a la espera de cómo reacciona el sistema; si vemos que no son suficientes, habrá que incorporar más.
¿Qué es lo más importante para limitar el aumento de los contagios? Hay que hacer más pedagogía en la población?
Es complejo, porque ahora yo creo que uno de los mayores problemas que tenemos es la fatiga pandémica, lo que dificulta la gestión de las interacciones sociales. Está claro que para que disminuyan los contactos, hay que rebajar la interacción social. Si reducimos la interacción entre personas, se dificulta o impide que el virus salte de una persona a otra. ¿La vía para hacerlo? Ojalá la pedagogía fuera suficiente, pero es muy complejo.
El aumento de los contagios ha sido en paralelo con el inicio de la campaña de la vacunación. ¿Qué impacto puede tener la vacunación? ¿A partir de qué porcentaje de población vacunada podemos esperar la inmunidad de grupo?
Tardaremos muchos meses todavía en ver el efecto de la vacunación en el ámbito comunitario. Como dice el doctor Trilla, entraremos a vacunarnos con mascarilla y saldremos de vacunarnos con mascarilla. La mascarilla la llevaremos muchos meses todavía. El efecto de las vacunas será gradual. Lo que esperamos, siguiendo la lógica de vacunar primero a las personas más vulnerables, es que el primero que empezaremos a notar, dentro de todavía muchas semanas, será una disminución de los casos más graves, por lo tanto, no una reducción de la transmisión generalizada de casos, sino de la curva de UCI y defunciones. Gradualmente irá llegando el resto, pero tardaremos meses.
Tampoco habrá un día que digamos ‘hoy ya tenemos inmunidad de rebaño’. Veremos progresivamente como la epidemia es más fácil de controlar o cómo va a menos. Se espera que, de cara al otoño o el invierno del próximo año, se haya alcanzado esta inmunidad de grupo, que nos permitirá llevar una vida, quizás no completamente normal, pero al menos bastante más normal de la que tenemos ahora. Esperamos también que el próximo verano sea mejor que el anterior, porque habrá una fracción importante de gente vacunada. Seguramente, las medidas podrán ser cada vez más suaves.
Es cierto que ha habido problemas logísticos durante los primeros días de la campaña de vacunación. Lo que podemos decir es que, cuanto más rápido se logre vacunar, antes observaremos estos efectos en la curva de hospitalizaciones y de muertes. Por lo tanto, cuanto más rápido pueda hacerse el proceso de vacunación, mejor superaremos esta tercera ola.
¿Los sistemas de información de salud pública dificultan su tarea para hacer modelos estadísticos? ¿Hay datos suficientemente validados?
El sistema no estaba preparado, ni aquí ni en el resto de Europa. Los sistemas de informaciones no estaban a punto y, en este sentido, en marzo fue catastrófico. Pero también es cierto que me gustaría remarcar que se ha hecho un esfuerzo muy grande en este sentido. Sabemos que no se puede crear un sistema de información de un día para otro, y pienso que en Cataluña tenemos una muy buena accesibilidad a los datos. Quizás no tenemos acceso a todos los datos que nos gustaría, pero poco a poco se han ido corrigiendo los problemas que teníamos en marzo, y esperamos que el resto de problemas que vayan apareciendo se vayan corrigiendo también. Por lo tanto, me gustaría hacer valer los esfuerzos que se han hecho en este sentido.
Hace años que colabora con médicos del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) para aplicar las matemáticas al conocimiento de enfermedades infecciosas, como la tuberculosis. ¿Cómo ha cambiado su vida con el inicio de la pandemia?
Mi vida ha cambiado radicalmente. Como la vida de mucha gente, se ha girado como un calcetín. De hecho, la tuberculosis, que era mi campo de investigación principal, la tengo guardada en un cajón, y la voy sacando del cajón cuando puedo, que no es demasiado. Es un problema generalizado: todos los esfuerzos que se han puesto en la Covid, que eran necesarios dada la situación de emergencia, han ido en detrimento de la investigación en otros ámbitos, así como también en la atención sanitaria a otras patologías.
¿Como es trabajar con una enfermedad nueva como la Covid? ¿La incertidumbre es constante o realmente los métodos estadísticos que aplican son válidos para cualquier otra cuestión?
El hecho de que fuera una enfermedad nueva nos ha condicionado mucho. Nosotros trabajábamos con modelos que se conocen como mecanicistas, que son modelos que están basados en lo que tú conoces sobre la enfermedad. Por ejemplo, en el caso de la tuberculosis tenemos muy claro cómo se transmite, de que depende la transmisión, cómo funcionan los tratamientos… tenemos una información muy detallada que podemos incorporar a los modelos. Esta información la podemos tener en cuenta, por lo que podemos hacer preguntas mucho más sofisticadas a los modelos, porque que la información de base ya la tenemos. En el caso de la Covid no era así. El mes de marzo no sabíamos prácticamente nada, por lo tanto, los modelos mecanicistas no les pudimos explicar y tuvimos que recurrir, más a ciegas, a otro tipo de aproximaciones más empíricas, consistentes en mirar cómo se comportan los datos y, a partir de ahí, empezar a trabajar, pero sin ningún conocimiento previo. Hemos cambiado la forma de aproximarnos a los datos y hemos ido trabajando con cifras en tiempo real, con toda la problemática que conllevaba, especialmente en el inicio de la pandemia. Es muy diferente trabajar un tema desde dentro que trabajarlo desde fuera.
Personalmente, ¿como está viviendo la pandemia? El ritmo de trabajo intenso, la conciliación familiar…
Lo estoy viviendo con mucha intensidad y con la sensación de no poder desconectar nunca, con la sensación de que estoy permanentemente conectada a la Covid. A largo plazo, el ritmo que llevamos ahora es insostenible. La conciliación ha sido complicadísima por muchísima gente, pero intentamos pensar que es temporal, que el año que viene será muy diferente y que podremos recuperar la vida personal perdida durante estos meses. Soy optimista. Creo que este invierno será muy complicado, pero luego la situación empezará a mejorar y podremos ganar en tranquilidad y bajar un poco este ritmo frenético. Al final, el ritmo es el que es y no tenemos ninguna duda de que tenemos que mantenerlo, al igual que los sanitarios deben mantenerlo o cualquier trabajador esencial y no esencial debe hacerlo. Todo el mundo tiene claro que tenemos que trabajar en un mismo objetivo, y eso seguiremos haciendo, intentando contribuir poniendo nuestro grano de arena en la solución del problema, que es lo que toca, pero siempre con la idea de que esto tiene un final y que esta situación no durará para siempre.

