Desde que cayó en recesión en febrero de 2020, en Estados Unidos se han perdido 22 millones de puestos de trabajo. Pero la reavivación del mercado laboral ha supuesto la recuperación de 9,9 millones de trabajos. Hay que atribuir en parte esta evolución al tradicional dinamismo emprendedor del sector privado, pero también a los programas de estímulo pactados entre el Congreso (con mayoría Demócrata en la Cámara de Representantes, Republicana en el Senado) y la Casa Blanca la primavera de 2020 y nuevamente en diciembre. Estos programas tenían muchos componentes positivos.

El paquete de estímulo de 1,8 billones de dólares aprobado en marzo, llamado Cares Act, otorgó préstamos, especialmente para las PYMES, a muy bajo interés y a fondo perdido, siempre que la empresa mantuviera en nómina a sus trabajadores. Estos préstamos para las PYMES y retención de plantilla llaman el Paycheck Protection Program, que distribuyó 659.000 millones de dólares. El Cares Act también otorgó ayudas a sectores económicos especialmente golpeados por Covid-19, como el turismo/ocio y las líneas aéreas.

Una parte sustancial de la financiación se distribuyó a las familias, con pagos en función del número de hijos y directos de 1200 dólares en marzo y 600 en diciembre a todo ciudadano de EUA con ingresos anuales de renta inferiores a 75.000 dólares. El Cares Act también ha proporcionado una prestación por desempleo a escala federal que se suma a la que los parados reciben habitualmente por parte del estado donde trabajan.

Hay que hacer una radiografía del paro (ver más y menos damnificados) para entender mejor el mercado laboral y la situación social en Estados Unidos. Diecinueve millones de blancos perdieron su empleo de febrero a abril. Se han recuperado 13 millones. De los 3,64 millones de afroamericanos que se quedaron en paro, 1,64 millones permanecen sin trabajo. De los 5,9 millones de hispanos que perdieron el trabajo, 2 millones siguen en paro.

Por sectores, la hostelería ha perdido 3,8 millones de puestos de trabajo, seguida de la enseñanza (1,33 millones), el sector público (1,33 millones) y el transporte (0,82 millones). En cambio, la minería, el sector financiero y las TIC prácticamente no han perdido empleo.

El paquete de estímulo Covid-19 de Biden incluye ayudas directas a individuos (cheques de 1.400 dólares) que no tengan ingresos de renta anuales superiores a 75.000 dólares, y la continuación de las subvenciones de desempleo federales que se suman a las de los estados. El proceso para aprobar el paquete de estímulo en el Congreso es muy complejo. Los Demócratas han aprobado en la Cámara de Representantes (donde tienen una mayoría de diez votos) y el Senado (donde tienen una mayoría de un voto) unas líneas maestras para el paquete de estímulo.

Biden repite que quiere apoyo de congresistas y senadores republicanos, pero que no retrasará el proceso para acomodar sus peticiones no razonables. El presidente ya ha aceptado que el salario mínimo federal no se elevará de 7,25 dólares por hora a 15. Durante las próximas semanas las mayorías del partido Demócrata en la Cámara de Representantes y al Senado elaborarán el paquete de estímulo en función de las directrices mencionadas. Luego hay que conciliar el paquete de la Cámara de Representantes con el del Senado.

Los Republicanos no pueden impedir la aprobación, pero pueden retrasarla utilizando procedimientos parlamentarios. Sin embargo, el paquete de estímulo será más cercano a un billón que los 1,9 que pide Biden. Además senadores Demócratas creen excesivo añadir casi dos billones a la deuda nacional, que ya supera el 110% del PIB. Las partidas para el empleo tal vez deberán rebajarse. Los Republicanos se oponen a la magnitud de la prestación por desempleo, argumentando que siendo demasiado alta desincentiva la búsqueda de trabajo. Teniendo en cuenta que el 8 de febrero se ha reanudado el segundo proceso de destitución de Donald Trump, la previsión es que el paquete de estímulo se apruebe con votos solo Demócratas el mes de marzo.

Antes de la pandemia

En febrero de 2020, antes de la pandemia, la tasa de desempleo para todos los grupos demográficos (hispanos, afroamericanos, blancos, mujeres, hombres) era la más baja en medio siglo. Para el conjunto de la población el paro era del 3,5%, que equivale a pleno empleo. Es cierto que, a diferencia de casi todos los países desarrollados, EUA no cuenta con un programa de cobertura médica gratuita (o con algún copago) universal. Además, especialmente si gobiernan los Republicanos, otras prestaciones del estado del bienestar (paro, ayudas para hijos a cargo) son más bajas que en muchos países desarrollados. Esto significa que mucha gente trabaja porque si no caería en una pobreza relativa.

Hay personas para las que una pérdida del trabajo conlleva quedarse sin el seguro médico proporcionado por la empresa donde trabajaban. Las personas por debajo del umbral de pobreza total, que varía según el estado, pueden acogerse al programa federal Medicaid. Este umbral oscila también según el estado civil de la persona, hijos a cargo, problemas médicos y otras variables, situándose entre 500 y 2500 dólares mensuales.

Los que tienen más de sesenta y cinco años están muy bien cubiertos por el programa médico para jubilados Medicare. El resto debe obtener seguro médico vía la empresa donde trabaja o programas subvencionados que se aprobaron bajo Obamacare. También es, desgraciadamente, cierto que el consumo privado genera el 66% del PIB de EUA. La expresión “vivirás endeudado, morirás endeudado” resume el espíritu que si quieres conseguir el “sueño americano” de tener vivienda propia pasarás muchos años pagando una hipoteca. Pero mientras sigas trabajando podrás seguir comprando y endeudándote con tarjetas de crédito hasta niveles insostenibles.

Hay un sector de empresas dedicadas a reestructurar la deuda (naturalmente cobrando) de particulares que han de declarar quiebra. Cuando el paro estaba en el 3,5%, entre un 50 y un 70% de los estadounidenses no tenía más de 1000 dólares en la cuenta corriente. Podían evidentemente tener fondos de inversión o de pensiones. Por eso se producen las insólitas y tristes imágenes de gente con coches nuevos comprados a crédito haciendo cola para recibir alimentos.

Teniendo en cuenta este contexto, el 3,5% de paro de antes de la pandemia no era mérito exclusivo de Donald Trump. Pero tampoco el descenso del paro de más del 10% a principios de 2010 al 4,7% que dejó Obama en enero de 2017 era todo resultado de las políticas del primer presidente afroamericano de la historia de EUA.

Aunque fue regresiva (redujo los impuestos a los más ricos y aumentó la deuda nacional) la reforma fiscal aprobada a finales de 2017 por Trump y el Congreso también bajó los impuestos a las clases medias. Recortó el impuesto de sociedades del 35% (de los más altos del mundo) al 21%. La reforma fiscal, denominada Tax Cuts and Jobs Act, fomentó más gasto privado e inversión por parte de las empresas. Propició la repatriación con una tasa de impuesto más baja (una semiamnistia) de billones de dólares en beneficios que grandes empresas de EUA tenían aparcados en países de menor fiscalidad.

Los meses antes de la pandemia había tal falta de trabajadores disponibles que se aprobaron medidas para que personas que estaban terminando penas de prisión pudieran salir y trabajar. Las variables macroeconómicas como el paro son resultado de muchos factores. Pero no se puede negar que el mercado laboral en EUA a principios de 2020 era extraordinario.

Entre 2009 y febrero de 2020, los Estados Unidos encadenaron su período de crecimiento del PIB (sin recesión) más largo de su historia. Y los salarios de los empleados de menos calificación crecían más que los de los más cualificados, aunque los Demócratas lo atribuyen a que los estados gobernados por su partido el salario mínimo estatal es más alto.

Sin embargo, con esta excelente realidad macroeconómica convivía una situación en la que muchas personas o familias debían tener dos trabajos para poder pagar facturas, hipotecas y otras deudas de tarjetas de créditos o préstamos para la universidad.

El referente histórico de 1933

Los medios de comunicación poco rigurosos tienden a exagerar. Es comprensible porque compiten con las redes sociales. Pero describen un panorama falso. EUA durante 2020 nunca alcanzó de largo las tasas de desempleo, de pobreza total, de hambre real y de disminución del PIB de la Gran Depresión.

El paro en 1933 llegó al 25%, año en el que el PIB se hundió un 13%. Millones de estadounidenses sin trabajo, ahorros e incapacidad de pagar alquileres y servicios básicos hacían cola para recibir ayuda alimentaria o acampaban en el Central Park de Nueva York pasando frío. El New Deal de Roosevelt les proporcionó trabajos generados por el estado a la agricultura, construcción de infraestructuras (carreteras, pantanos) y desarrollo de los parques nacionales.

En 2020 el PIB de EUA decreció un 3,5% (muy por debajo de cualquier país de la UE) y la tasa más alta de paro se registró en abril (14,7%). Los medios poco rigurosos, Trump, su gobierno y los Republicanos y Demócratas utilizan cifras absolutas cuando les conviene.

Lógicamente, con una población de más de 300 millones de personas, algunos de los aumentos del paro de febrero-marzo-abril en términos absolutos fueron los más altos desde la Gran Depresión, pero en 1933 los Estados Unidos tenían 125 millones de habitantes. Se deben medir las cifras en términos relativos, en proporción a la población total. Las políticas de Trump de no querer imponer demasiadas restricciones a la economía eran lógicas desde su punto de vista: veía que una reelección que tenía bastante segura se perdía con el incremento masivo del paro.

Pero contra todos los pronósticos del mismo gobierno, el paro ha disminuido de un 14,7% en abril de manera ininterrumpida hasta situarse en el 6,3% en enero de 2021. La segunda ola de contagios fuerte de otoño frenó la creación de empleo, pero sin embargo el paro siguió disminuyendo. Este hecho es atribuible en parte a que muchas personas dejaron de buscar trabajo y por tanto no son contabilizadas como estando en el paro.

Sin embargo, la tasa de participación laboral solo ha disminuido del 63,3% en febrero al 61,4% en enero. Esta tasa muestra el porcentaje de la población de más de dieciséis años que trabaja o busca trabajo. Las cifras publicadas la última semana muestran que la dinámica de creación de empleo (49.000 puestos de trabajo) continuó y el paro decreció del 6,7% al 6,3%. En estos momentos en EUA hay 4,3 millones más de parados que hace un año.

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