Hace más de cuatro meses que los sindicatos de la plantilla que atiende las llamadas del teléfono 061/Salut Respon, capital en tiempo de pandemia y de atención telemática, denunciaron la alta carga de trabajo. Ha pasado el tiempo, pero no han cambiado las condiciones ni las situaciones en las que se encuentran las trabajadoras. De hecho, Salut no ha hecho ningún cambio, más allá de prorrogar el contrato de externalización con Ferrovial en noviembre.
Alane Chaparro, miembro de la Coordinadora Obrera Sindical (CUERPO), trabajó atendiendo llamadas en una sala del 061/Salut Respon desde agosto hasta enero, cuando, a diferencia de la dinámica común, no le renovaron el contrato. Explica que la práctica que realiza Ferrovial es alargar los contratos eventuales hasta el año, momento en el que por ley tendrían que convertirse en indefinidas, cuando son despedidas.
No tiene sentido que un servicio público, y más en pandemia, tenga como único objetivo el beneficio económico de una empresa
“La Generalitat da subvenciones a la empresa por hacer formación, y cuanto más gente forme, más dinero recibe Ferrovial”, argumenta Chaparro como explicación para la alta inestabilidad de la tarea. Además, “de cara a la galería siempre queda bien decir que has contratado a mucha gente”, añade.
El nivel de rotación es tan alto que, según la sindicalista, toda la plantilla tiene contratos eventuales o de obra y servicio, de forma que pueden ser despedidas en función de la carga de trabajo y antes del año sin ninguna justificación. “En los meses que he estado han entrado y salido unas 400 personas. Ha habido un par de despidos masivos“, explica Alane Chaparro.
La ya extrabajadora considera que el hecho de que el servicio esté externalizado es “un problema” y no entiende cómo un servicio telefónico que da servicio a toda la población, así como a equipamientos de la red pública de Salut, no se gestione directamente desde el departamento. “No tiene sentido que un servicio público, y más en pandemia, tenga como único objetivo el beneficio económico de una empresa”, dice en referencia en Ferrovial. “Se me hace difícil entender que una extensión del sistema sanitario público sea privada”, añade.
Chaparro relata que Ferrovial intenta “reducir constantemente el tiempo de llamada, contratar gente nueva o despedir personas si un mes bajan las llamadas”. La sindicalista apunta claramente a un culpable: “Los enemigos que hacen daño a la sanidad pública no es sólo Ferrovial, sino Salut y, por lo tanto, ERC”, dice. Añade que “hay que señalar porque las responsabilidades tienen nombre y apellidos y se tienen que depurar”.
Despedida después de hacer acción sindical
La práctica más repetida en Ferrovial según Alane Chaparro, alargar el contrato justamente hasta el año, no se repitió en su caso. La trabajadora considera que el motivo es que pocos días atrás había empezado a hacer sindicalismo. “Todas las personas que despidieron el 31 de enero llevaban desde marzo. Todas menos dos”, dice refiriéndose a ella y a una compañera “que estuvo muchos días de baja”. En su caso, que entraron en agosto, la práctica común de Ferrovial habría sido mantenerlas contratadas durante más meses.
No es el único servicio externalizado por Salut a Ferrovial que ha levantado polvareda
“El contrato se me acabó nueve días después de hacer acción sindical. No me renuevan el contrato, a pesar de que no recibo ninguna información y tengo que entender por mí misma que estoy despedida”, dice. “No creo que sea casualidad que todo el mundo a quien han despedido sea de marzo menos dos, y que una de ellas esté sindicada”, protesta.
En este sentido, Chaparro asegura que de momento ha hecho una denuncia individual, a pesar de que explica que “estamos trabajando para hacer una colectiva”. Con todo, reconoce que este aspecto “se tiene que acabar de concretar” y todavía no puede facilitar más información.
La relación entre Salud y Ferrovial
El servicio del teléfono de atención sanitaria 061 no es el único servicio externalizado por Salut a Ferrovial que ha levantado polvareda desde que empezó la pandemia por Covid-19. El colectivo sanitario y buena parte de la opinión pública se opuso a la externalización del servicio de rastreo de casos positivos.
A lo largo de la explotación por parte de Ferrovial se reportaron numerosos problemas, como por ejemplo el hecho de no permitir que la plantilla respetara la distancia de seguridad en la entrada de las instalaciones o graves errores de software que inutilizaban la tarea. Por este motivo, y cuando empezó la campaña de vacunación, Salut decidió internalizar el servicio.
Ahora bien, no acabó aquí el problema. El colectivo de rastreadores despedidos en el momento en que Salut tomó las riendas del servicio, Scouters en Lucha, critica que la Generalitat no les avisó de la finalización del contrato con Ferrovial y les despidió sin permitirles, de forma efectiva, incorporarse al servicio internalizado.

