El 8 de marzo de 2018 se convocó la primera huelga general feminista. Alejándose de la imagen de un 8 de marzo de celebración que clamaba por los derechos de las mujeres a través de una manifestación usual, todo de mujeres se organizaron en comités partes para transformar un día que para ellas ya era de lucha, en un día de huelga. El año 2018, el manifiesto que convocaba a la huelga explicaba que el motivo principal de una huelga general era reivindicar las desigualdades que las sitúan en lugares diferentes ante el trabajo asalariado, pero también ante el patriarcado, la formación, los cuidados, el consumo y el ejercicio de sus derechos.

Ahora, cuatro años después, el 8 de marzo se vuelve a convocar huelga, pero se hace desde la duda de muchas de las mujeres que la acabarán secundando. Solo convocada en Catalunya, los sindicatos que la han registrado han sido la CGT, la IAC, Sindihogar, el Sindicato de Periodistas y la Intersindical-CSC. El debate ha existido en todos los espacios de base del movimiento feminista y algunas no acababan de estar de acuerdo con la convocatoria de esta huelga. Olga, por ejemplo, miembro de Cau de Llunes, Asamblea Feminista Revolucionària de Tarragona, opina que no hay fuerzas para llevar a cabo una huelga general de verdad y por lo tanto la idea no estaba unificada. Al haberse confirmado, la harán pero entendiendo que hay mucha flexibilidad y que cada una llega hasta donde puede y decida. La base de esta opinión es no querer “folklorizar la huelga y que sea una tradición porque sí”.

El hecho de teletrabajar, del paro y los ERTE de muchas personas, la situación precaria en general y de incertidumbre que rodea el futuro vinculándolo a las medidas políticas sanitarias también han hecho que esta huelga genere dudas.

Otro de los motivos es la convocatoria de huelga en la sanidad para el miércoles día 10 de marzo. Justamente este 8M ha querido situar en el centro aquellas trabajadoras que sostienen la vida, siendo las trabajadoras sanitarias unas de ellas y más en este año de pandemia. Diferentes colectivos de mujeres que luego participan de los comités locales de cara al 8 de marzo en sus pueblos y ciudades participan también de una coordinadora llamada Feministes Anticapitalistes. Es desde aquí que ha salido el lema “Las mujeres somos y seremos en primera línea. Defendemos las trabajadoras, defendemos la vida”. Y es en este mismo sentido que el tema central en toda este 8 de marzo ha sido la precarización de las mujeres trabajadoras, especialmente las del sector de los cuidados, la feminización de la pobreza y las violencias patriarcales del sistema.

Una mujer grita durante la manifestación del 8M del 2020 | Èlia Pons

Paseos, pasacalles y concentraciones estáticas

Desde esta idea, las convocatorias unitarias en Barcelona se aglutinan bajo el lema “Juntas, diversas y rebeldes. Juntas Imparables”. Al hablar con Ana, mujer que forma parte de la comisión de comunicación del comité de huelga feminista en Barcelona, ​​nos cuenta que el lema y el contenido del manifiesto se trabaja en asambleas abiertas donde participan mujeres a título individual, pero sobre todo mujeres de colectivos y de los comités de barrio de la ciudad. Este año, en Barcelona, ​​las jornadas se han organizado a través de asambleas abiertas, como cada año, aunque esta vez han sido virtuales. Como iniciativa unitaria que es, se ha querido dar el mensaje que dentro del feminismo hay muchas voces, hay diferencias, hay debates en profundidad… Pero que todas quieren “un mundo libre de misoginia, libre de explotación, libre de privilegios…” Y por eso, sigue explicándonos Ana, a pesar de todas las diferencias, pueden trabajar juntas.

Así, con la idea de dar una fotografía general de la fuerza del movimiento aunque renunciando a juntarse, barrios y ciudades de Barcelona han querido organizar actividades descentralizadas. Como comenta Ana, “cada año el 8 de marzo hay una polémica que eclipsa todo de temas que para nosotras son más profundos… Este año la polémica es si es bueno o es malo que salgamos a la calle”. Pero ante esta disyuntiva y entendiendo que nadie les debe decir a las mujeres si pueden o no salir a la calle la actividad unitaria de la tarde del 8, una concentración estática en paseo de Gracia, funcionará con aforo. Para asegurar que “las concentraciones serán tanto o más seguras que ir al supermercado, en metro o a un colegio electoral”. Esto posibilita, comenta Ana, que todas las mujeres que quieran salir a la calle puedan hacerlo de manera segura con animación, camiones y música. Aun así, insiste en que hay infinitas reivindicaciones agravadas por la pandemia en las que centrarse más allá de este debate. De hecho, con la convocatoria de la huelga laboral, se realizarán actividades y pasacalles durante la mañana en los barrios.

A nivel de Catalunya, ya el jueves a las 19 h se organizaron concentraciones ante hospitales para denunciar que las autoridades sanitarias a estas alturas todavía no garantizan la posibilidad de hacer abortos en todas partes. “En Lleida, en Manresa, en algunas comarcas del Pirineo… Las mujeres que quieren abortar no lo pueden hacer allí y las derivan a clínicas privadas en Barcelona”, denuncia Ana. Que añade que “a menudo nos olvidamos de los derechos que tenemos… Ya nos cuesta conseguirlos y si no los defendemos, a la práctica los acabamos perdiendo”, señala.

Otro eje que se trabaja en la ciudad, pero también en otros lugares, es el de la libertad y el ecofeminismo. El sábado 7 por la mañana se han organizado una veintena de paseos con la intención de ocupar las calles, parques, montañas y al mismo tiempo dejar claro que las mujeres queremos caminar tranquilas. Así lo repetirán también por la noche. En Barcelona, pero también en el Vallés y múltiples puntos más se llevarán a cabo manifestaciones nocturnas no mixtas.

El 8, además de las actividades ya comentadas, también se ha convocado una acción a las 21 h en los balcones para aquellas que no quieran salir. Con esta acción quieren agradecer a todas las trabajadoras esenciales que han soportado la vida durante esta pandemia. “Es para visibilizarlas, porque encontramos que a menudo se nos olvida que detrás de los servicios básicos, están las mujeres”, dice Ana tras analizar también que “cuanto más básicos son los servicios, peor pagados están”. Así por un lado visibilizar, pero también denunciar que están “hasta el moño de sostener la vida”, que “la vida no la deben sostener las mujeres, la vida es responsabilidad de todos los seres humanos”. “Se deben repartir las tareas del hogar, se repartirán las responsabilidades de cuidado y si se mercantiliza, te han de pagar como es debido”, señala mientras a la vez denuncia las cadenas de curas globales que se están convirtiendo en una nueva forma de explotación de la gente migrada.

Cartel unitario Barcelona

Trabajadoras esenciales, mujeres en primera línea

Desde la Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los sindicatos convocantes de la huelga, apuntan que esta huelga general feminista sitúa en primer plano las reivindicaciones contra la explotación patriarcal que millones de mujeres sufren por el simple hecho de serlo. Entienden y señalan que la huelga llega en un contexto complicado para los sectores más feminizados que a la vez son los más esenciales como la educación, la sanidad, el comercio y los cuidados.

En este sentido, sindicatos como la Coordinadora Obrera Sindical (COS) dicen que “las mujeres de clase trabajadora estamos sosteniendo la vida en los hospitales, en las residencias, en las escuelas, los mercados y en los hogares. Hemos estado -y estamos- trabajando en los sectores más esenciales e imprescindibles (como la sanidad, los cuidados, la educación, el comercio, los servicios sociales municipales …). Pero también ocupamos los puestos de trabajo más invisibilizados y precarizados, que nos llevan a la pobreza, al contagio y la enfermedad”. Añaden que son conscientes de que la situación de emergencia sanitaria que estamos sufriendo aboca a muchas mujeres a la cobertura de “servicios esenciales”, que hacen incompatible el seguimiento de la huelga.

Feministes Anticapitalistes ha querido destacar eso mismo. Entre sus demandas exigen la municipalización del SAD (Servicio de Atención Domiciliaria) para garantizar unos servicios sociales de calidad, públicos y con condiciones de trabajo dignas. También poner fin a la precarización de las trabajadoras del hogar y en el caso de trabajadoras en situación irregular exigen la incorporación y la regulación dentro de la economía formal para proteger sus derechos. Evidentemente también una sanidad y una educación completamente públicas, reforzadas y con condiciones dignas para sus trabajadores. Siguen exigiendo la regulación de todas las personas, el cierre de los CIE y el paro de las deportaciones. También blindar el acceso a la vivienda para todos y especialmente para las mujeres que sufren violencia machista. Implementar una Renta Básica Universal, el aborto libre, gratuito y universal, el fin de la represión y el reconocimiento al derecho de la autodefensa feminista y abordar de manera integral la violencia machista luchando para mejorar la atención primaria y los servicios especializados. Todas sus propuestas, dicen, son unos mínimos para defender la vida.

Defender las trabajadoras es defender la vida

Y es desde esta base que muchos comités locales han organizado de cara este 8 de marzo. Es el caso de Sant Cugat, donde más de sesenta mujeres están organizadas. Ellas ya iniciaron las jornadas el miércoles día 3 y lo hicieron con una actividad en relación con las mujeres mayores “como grandes olvidadas en toda lucha y como las grandes olvidadas actualmente”. Como nos cuenta Patricia, las mujeres mayores sufren un índice de pobreza muy grande y en Sant Cugat, además, solo tienen una residencia de ancianos pública para una ciudad donde hasta 11.000 personas son mayores de 65 años.

Siguiendo con la base de poner la vida en el centro, el jueves realizaron una charla en formato virtual que está relacionada con los derechos laborales de las trabajadoras y con la cuestión del racismo. Contaron con cuidadores tanto del servicio municipal de Sabadell y de Sant Feliu como con el SAD o el sindicato de cuidadoras sin papeles. Patricia nos cuenta que así pudieron hablar sobre cómo “atraviesa el racismo, ya que la mayoría de mujeres que trabaja en el ámbito de los cuidados son mujeres migradas, que muchas veces lo hacen sin contrato porque a menudo si además están en situación irregular, se aprovechan de eso”. La idea era hablar de qué problemáticas tiene el sector y como a través del sindicalismo se puede dar respuesta.

Para hablar de la violencia machista incluirán un taller de autodefensa feminista y harán un mural contra los feminicidios. Al mismo tiempo un colectivo de mujeres bolivianas de la ciudad hará un taller de danza para trabajar el antirracismo.

Cogiendo también la vivienda como eje, denuncian la falta de vivienda y que muchas de las personas que sufren desahucios son mujeres. Relacionan este hecho con que los mayores índices de pobreza los tienen las mujeres y con toda la carga familiar que se atribuye a la mujer y lo que supone perder la casa en estas condiciones.

El mismo día 8 celebrarán un pasacalles contra la explotación laboral para señalar diferentes lugares de la ciudad donde hay trabajos especialmente feminizados o lugares que son “espacios de explotación más grave como Empresas de Trabajo Temporal (ETT) o ETT específicas de servicios de hogar”.

De este modo, trabajan la violencia machista, la vivienda, el eje laboral, el antirracismo, la situación de las mujeres mayores y la educación. Todo aquello en definitiva que “atraviesa la vida de las mujeres” o que las afecta de manera diferente. En este 8 de marzo, desde los comités querían “poner sobre la mesa demandas concretas de mínimos que son para mejorar la vida de las mujeres”.

Estas demandas, como nos cuenta Olga de Tarragona, nacen de encuentros virtuales que han puesto sobre la mesa diferentes necesidades. Ya a principios de enero hicieron una mesa redonda con varias trabajadoras del mundo de los cuidados: “desde el SAD, trabajadoras del hogar, enseñanza, sector sanitario obviamente y de ahí sacamos las demandas para este 8 de marzo”. Estos encuentros son muy productivas pues, también para ayudarse entre colectivos y que los más pequeños puedan recibir una mano.

Manifestación 8M 2020 | Èlia Pons

Más allá de la huelga, lucha por el 8 de marzo y cada día

El País Valencià no ha convocado huelga, pero aun así se le dará al 8 una perspectiva de lucha. Así nos lo ha explicado Laura, miembro del colectivo Subversives y de la Assemblea 8 M Castellón. Sus asambleas se han visto afectadas por la situación y se han tenido que adaptar a la vía online. Por mucho que todos los encuentros fueran abiertos, en la práctica las más presentes son las que también están durante todo el año. Además, han tenido que idear una forma de manifestación que impidiera las aglomeraciones. “Creemos que se están haciendo muchas concentraciones en todo el estado y la teníamos que hacer para esta fecha también…”, apunta Laura.

Así, ante las preocupaciones por no aglomerar, durante los días previos se harán actividades virtuales y el día 8 de marzo se celebrará una bicicletada con tres puntos de salida diferentes. Terminará en el parque Ribalta, un parque de Castelló grande y muy emblemático donde se colgarán reivindicaciones, el manifiesto… Para dar un punto de dinamismo y que todo sea participativo.

Su 8 de marzo pero lo han querido centrar en una campaña de denuncia llamada ‘Violencias machistas en las aulas’. Va dirigida a cuatro profesores de la Universitat Jaume I (UJI) por abusos y también contra la inacción de la universidad. Dado que el lunes, aparte de no estar convocada la huelga, es festivo por ser fiestas de la Magdalena, celebraron esta concentración el jueves día 5 junto con el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans. Ponían como base “exigir la cesión y la investigación de esos 4 nombres de maestros” que se han presentado a la unidad de igualdad de la universidad junto con el testimonio de hasta 100 alumnas que han sufrido acoso por parte de estos.

Hace unas semanas denunciaban que a pesar de recoger denuncias y testimonios de numerosas alumnas relatando actitudes y señalando los agresores, desde la universidad la única respuesta que habían recibido era recordando que debían seguir los protocolos y advirtiéndoles que su acción de dar voz a las testigos podía ser ilegal. Ante esto, presentaron mediante las hojas de reclamación o denuncia ante una situación de acoso que facilita el centro más de un centenar de denuncias. La UJI entonces les respondió que “no se puede denunciar a nadie desde el anonimato” y que además esto “atenta contra el buen nombre y la carrera de los docentes”. Desde Castelló seguirán trabajando para que la universidad asuma responsabilidades.

Carteles donde se señalan profesores con testimonios directos | @SubversivesCS
Share.
Leave A Reply