Estos días de movilizaciones y manifestaciones contra la sentencia que ha condenado a prisión en Pablo Hasel – pero también contra otras problemáticas sistémicas –, hemos visto imágenes de disturbios, barricadas y hogueras en el centro de la ciudad. Como a menudo pasa cuando los conflictos se mediatizan, no solo nos han llamado la atención las escenas vividas, sino como se ha articulado un discurso ideológico (de condena o de enaltecimiento) alrededor de estas.

Es por este motivo que tiene importancia el momento exacto en que un fotógrafo o fotoperiodista decide captar una instantánea, la manera de enmarcarla y el objetivo que utiliza, puesto que estas imágenes se usarán después para acompañar los textos o locuciones periodísticas que incidirán de pleno en el debate público. 

The Asociated Press | Emilio Morenatti

Se puede decir que la función que cumplen hoy en día fotógrafos y fotoperiodistas, tiempos atrás, la suplían los artistas. Sin entrar en consideraciones morales, es evidente que el arte siempre ha tenido un papel claro en los diferentes conflictos históricos, como crítica o posicionamiento social, o como enaltecimiento de este; la violencia, el fuego, las llamas, la masa, el griterío, el humo. Históricamente parece que la combinación de todos estos elementos han hecho despertar las musas de los artistas que, sumando a este conflicto una buena perspectiva, unos colores adecuados, un discurso estético, alguna inspiración literaria y una pizca de ideología, ha dado a la historia del arte grandes obras pictóricas.

Si hablamos de romantización del conflicto es debido a los artistas románticos, que desde principios de siglo XIX crearon y se adhirieron a un movimiento artístico y estético caracterizado por el amor a la libertad, la exaltación del individuo y la defensa de los sentimientos. Los románticos se inspiraban en el dolor, la soledad, la tristeza o la melancolía, y hacían de su lema vital su profunda insatisfacción con el mundo. (Moreno Cullell, 2010)

De esta insatisfacción surgieron las obras históricas o alegóricas centradas en la violencia, el conflicto o las desgracias vividas. Eugène Delacroix pintó en 1830 La libertad guiando en el pueblo que, además de mostrar una de las muchas revueltas liberales que tuvieron lugar en la París del momento, es un posicionamiento político claro del artista junto a quien coge las armas y hace barricadas, puesto que estos van acompañados por la figura alegórica de la libertad que los guía. 

La libertad guiando al pueblo (1830) Eugène Delacroix

Todavía conservamos una carta de Delacoix a su hermano dónde, en referencia a la pintura dice el siguiente: “He pintado un tema moderno, una barricada, y si no he luchado por la patria, al menos pintaré para ella.”

Los románticos no solo se preocupaban por los conflictos que se vivían en su país o región: de hecho, quizás fueron de los primeros en aplicar esta idea del apoyo internacionalista. El poeta Lord Byron, por ejemplo, murió el 1824 en Grecia donde decidió luchar por la independencia del país frente al Imperio Otomano. O también Delacoix que, firma La Matanza de Quios inspirado en este hecho histórico.

En España, en aquella época, ya había bastante conflictos y no hacía falta que los artistas se inspiraran en lo que pasaba más allá de sus fronteras. Así, la figura de Francisco de Goya se inspiró en la Guerra de la Independencia (1808-1814) para realizar la serie de grabados Los desastres de la guerra y la gran obra de historia El dos de mayo de 1808 en Madrid conocido como La carga de los mamelucos (1814). Pero aquí Goya no se conformó al pintar solo el conflicto y quiso pintar la represión, homenajeando a todos los madrileños que se habían levantado contra la dominación francesa. 

El tres de mayo de 1808 en Madrid o Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío (1813-14) Francisco de Goya

La represión policial es también el tema que eligió el modernista (y romántico) Ramon Casas en La carga. Una obra que hace alusión a la huelga de 1902 en Barcelona y que es el ejemplo perfecto tanto del arte como representación de un conflicto como, a su vez, del arte como conflicto en sí mismo. La obra de Casas, a pesar de ganar la medalla de oro en la Exposición Nacional de Madrid, pasando a formar parte de la Colección de patrimonio nacional propiedad del Museo Reina Sofía de Madrid, hoy en día está depositado en el Museo Comarcal de la Garrotxa como un ejercicio de censura para esconder, no la obra en sí, sino el conflicto histórico de la injustificada represión de los cuerpos de seguridad contra los manifestantes. 

La carga, también conocida como Barcelona 1902 (1899-1902) Ramon Casas

Con el romanticismo nace y muere un movimiento, pero es más que evidente que el arte ha seguido y sigue fascinado por la acción violenta, y que el conflicto y el espíritu romántico del conflicto sigue presente en nuestros días. Un espíritu que aparece cada vez que se persigue una utopía, cada vez que aparece un malestar general y cada vez que socialmente se considera que con las llamas se podrá quemar el viejo mundo y reencarnar uno de nuevo.

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