En el marco del proyecto estratégico ‘Lucha contra la precariedad’ de CCOO de Catalunya, el sindicato ha realizado el estudio ‘Repartidores y repartidoras de plataforma digital’ con el objetivo de conocer la situación laboral de las personas que trabajan como repartidoras de plataformas digitales y qué tipo de relación laboral existe con la empresa. También, en el marco del aumento de mujeres que ha habido en los últimos meses en este sector laboral, el estudio recoge algunos ejemplos de cómo esta forma de relación y de organización del trabajo en plataformas acaba penalizando las mujeres.
El estudio se ha realizado a partir de 18 entrevistas en profundidad a trabajadores exclusivamente de Glovo, Deliveroo y Uber Eats, a pesar de saber que hay muchas más plataformas operando.
En general, la voluntad es conocer qué viven y qué necesitan. También entender donde se encuentran más solas estas personas ante un control abusivo por parte de las empresas, pero a la vez también una desvinculación ante incidencias que puedan sufrir. Todo, para responder a la prioridad del sindicato de organizar todos los colectivos y los sectores que sufren la precariedad y la pobreza laboral.
Así, como ha explicado Carmen Juares, responsable de Nuevas realidades del trabajo y Precariedad de CCOO de Catalunya, se han estado realizando acciones desde junio para poder acercarse al colectivo y mostrar así experiencias vividas dentro del informe. Aparte, han podido hacer una serie de talleres dirigidos a trabajadores y trabajadoras de reparto de plataformas digitales, tales como acciones formativas sobre derechos laborales, normativa y seguridad vial, salud laboral, extranjería y reparación y mantenimiento de bicicletas.
El estudio parte de la hipótesis de que la situación laboral, las necesidades, las demandas y las perspectivas de futuro de estas personas tienen aspectos compartidos por el conjunto del colectivo, pero también que hay aspectos que variarán según las características y situaciones como el sexo de la persona, la plataforma para la que se trabaja, el vehículo que se utiliza sea moto o bicicleta, la situación legal en el país: nacionalidad española, extranjera con permiso de residencia o extranjera sin permiso de residencia, y si se tiene cuenta propia en la plataforma o no y, en este caso, si se accede a los servicios a través de la cuenta de otra persona.
Condiciones laborales: pasar horas durante muchas horas
Los entrevistados explicaron que si no están presentes y conectados al móvil 6 días a la semana durante 10 horas al día no hay manera de que salgan los números ni los pedidos. Juares explicó que el funcionamiento es simple: si haces un pedido cobras, si no, no cobras y si lo rechazas, te penalizan. Así, con respecto a los salarios, las situaciones no son nada homogéneas. Las personas que trabajan en situación administrativa irregular ganaban antes de la pandemia tan sólo entre 600 y 900 euros con la cuenta alquilada. Las personas en una situación regular, tenían ingresos de entre 3.000 y 3.500 euros. A estas cifras se les debe descontar los autónomos, el IRPF y el IVA haciendo así que de estos 3.000, el sueldo bajara hasta un sueldo neto de 700 euros. Ahora, después de la pandemia los ingresos oscilan entre 1.000 y 1.300 euros brutos mensuales que han de utilizar en parte para pagar cuotas.
Las conclusiones son que el trabajo supone una alta dedicación en tiempo para una ganancia económica muy bajo para la mayoría de las personas que ejercen este trabajo, especialmente aquellas que trabajan con la cuenta alquilado a otra persona y que lo hacen en bicicleta. La situación está empeorando porque las tarifas que pagan las empresas se han ido reduciendo en los últimos tiempos, especialmente en el caso de Glovo que son de 1,60 euros por pedido.
Esto también implica un esfuerzo de horas no recompensadas, ya que desde el punto de vista de la retribución por hora trabajada, el tiempo que dedica la persona no se traduce necesariamente en ingresos. Uno de los entrevistados explicaba: “Para hacer pedidos, es estar ahí pasando horas. La única condición para quien no tiene
puntos es estar pendiente y pasando horas. Todo el día ahí como un esclavo”. Otro añadía que se pasa “todo el día, como un poco hipnotizado mirando la aplicación a ver si puedo tener una hora y trabajar”.
Como trabajar es otra de las cosas que varía. El estudio ha querido preguntar también por bici o moto entendiendo que tener carné de conducir o no es otra variable que puede provocar cambios en las condiciones laborales. Apuntan que las personas que no disponen de permiso de residencia no pueden tener carné de conducir y, por tanto, aunque quieran repartir en moto, legalmente sólo lo pueden hacer en bicicleta. Así pues, una gran parte de los que utilizan la bicicleta como medio de transporte lo hacen porque no disponen de carnet de conducir.
Una organización del trabajo que esclaviza
Esto los sitúa en un estrés constante que atribuyen a la organización del trabajo, la desazón de conseguir servicios, la presión por parte de la plataforma, que impone obligaciones de tiempo y de actividad, la presión de ser bien puntuado por el cliente o clienta o, cuando menos, no tener malas puntuaciones, que reducirían la posibilidad de obtener servicios y, por tanto, ingresos, y, además, saber que habrá un apoyo bajo o nulo en caso de incidencia en general y, en el caso de quien tiene una cuenta alquilada, la presión añadida de la persona propietaria de la cuenta.
Estos factores de presión son el producto de un modelo de negocio que busca combinar el control máximo sobre la actividad con la mínima responsabilidad por parte de la plataforma sobre quién lleva a cabo esta actividad. Como ha explicado Dani Garrell del Centro de Estudios e Investigación Sindicales de CCOO de Catalunya, todo ello muestra que “es la plataforma la que decide cuando trabajas y en qué condiciones” porque el trabajador “no tiene capacidad para discutir estos criterios”. Así, apunta que “estamos ante una cosa tan antigua como el mismo capitalismo, el cambio es la manera, la tecnología, pero el problema ya lo conocemos de hace tiempo”.
Esta falta de responsabilidad se visualiza claramente en el hecho de que el riesgo de accidentes en este sector laboral es bastante elevado y algunos de ellos incluso han sido accidentes mortales y que la respuesta de las empresas de plataforma es la desvinculación total. Explican que las empresas siempre argumentan que no existe una relación laboral, lo que contrasta con la sentencia del Tribunal Supremo (STS 2924/2020) que declara como laboral la relación entre un repartidor y la empresa de plataforma Glovo. Los entrevistados aquí hablan del peligro de moverse rápidamente entre coches, buses y taxis y otro recuerda múltiples accidentes de compañeros, incluso el de uno en la calle Aragón con la Meridiana que estuvo en coma sin respuesta por parte de la empresa.
El acoso sexual también aquí
Una de las trabajadoras se encontró desnudo el cliente a quien le llevaba el pedido. Él le pidió que lo entrara y lo dejara en la mesa del comedor. Se negó. Se encontró una mala puntuación, un comentario negativo y tres días de castigo sin pedidos por parte de la empresa.
A una de las entrevistas pedirle el teléfono y ella se negó. La puntuaron mal, pero además, también pusieron que nunca había llegado a entregar el pedido. También estuvo bloqueada tres días sin trabajar.
Juarez dice que este problema ya lo habían visto en los talleres que realizan desde el sindicato y en decidir hacer el estudio vieron que había que profundizar en esto. De 18 entrevistas, 11 hablaron sobre cómo las mujeres se encuentran en situación de riesgo, inseguridad y acoso sexual. Dos de los entrevistados hombres también habían recibido propuestas de carácter sexual en subir el pedido.
En los casos de inseguridad por parte de las mujeres hablan sobre todo de robos y esto hace que se limite su actividad en algunas zonas y algunas franjas horarias, explica Juares. La afectación directa de esto es que hay mujeres que por miedo a robos o acoso no trabajan por la noche o rechazan pedidos por zonas y si rechazas muchos pedidos, puedes recibir una sanción. Así, muchas mujeres terminan siendo penalizadas y por tanto reciben menos ingresos para no encontrarse en ese situación.
Juarez denuncia que “esta situación va más allá de cuando decimos que el cliente siempre tiene la razón” y que añade que “el sector digital puede profundizar y agravar las violencias contra las mujeres en el trabajo si no existe una buena gobernanza con perspectiva de género”. Así, entiende que “no se puede permitir que empresas que se llaman innovadoras y de economía colaborativa acumulen ganancias trasladando el riesgo a las trabajadoras”.


