“Ha pasado un año desde entonces y ahora podemos hablar de manera diferente, calmada, con perspectiva; pero no siempre ha sido así, durante los primeros meses vivimos situaciones muy difíciles”. Así comienza a contar la historia una de las enfermeras del CAP cuando le preguntamos por aquellos meses de marzo, abril y mayo de 2020.

“Inicialmente sentí miedo y angustia por la sensación de incertidumbre y de desconocimiento. Fueron unas semanas con vivencias muy intensas”. (Administrativa)

Desde mediados de marzo de 2020 ha habido cambios en casi todos los rincones de nuestras vidas: pandemia, virus, inmunidad y rebrotes se han convertido en palabras habituales en todas las conversaciones. Las rutinas han cogido forma de gráficos o cifras y la muerte, las Unidades de Cuidados Intensivos y los Servicios de Urgencias, han aparecido en todas las portadas. Esta crónica muestra cómo el equipo del Centro de Atención Primaria ‘Les Hortes’ (Poble Sec, Barcelona) convivió con la pandemia durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020. Una mirada quizá menos ruidosa y más íntima, que habla de la vivencia, del diálogo con el miedo, de la convivencia diaria con los cambios y de la angustia. Una sensación de peligro que ha condicionado nuestras decisiones durante este último año y una incertidumbre constante que nos ha sacudido todavía está presente.

| Isabel Solís

El primer momento de la pandemia

Durante los primeros meses de convivencia con la enfermedad el personal sanitario se encontró en una posición complicada. “Lo viví con mucha sensación de caos. Tuve miedo al contagio, a ser vector de contagio para mi familia”, nos explica M. una de las enfermeras.

El equipo de este centro, como en muchos otros centros de atención primaria, tuvo que reconvertir y repensar su atención sanitaria de forma radical durante la semana del 14 de marzo para poder adaptarse a la situación de emergencia. En setenta y dos horas cambió la forma de atender a la población que dejó de ser presencial y pasó a ser mayoritariamente telemática para poder mantener las medidas de seguridad ante lo desconocido. La prioridad era dar atención de la forma más segura posible, por lo que mantener la proximidad con el paciente, el seguimiento estrecho y la atención global, lo que tanto caracteriza a la Atención Primaria, se convirtió en una tarea difícil para los equipos sanitarios.

“De un día para otro cambió la manera de funcionar, nos tuvimos que adaptar. Toda la información y los protocolos iban cambiando frenéticamente”, afirma la doctora V., que recuerda muy bien como los cambios de protocolos constantes, casi diarios, y el desconcierto eran el pan de cada día en muchos de los centros y hospitales. Durante aquellos primeros meses, la incertidumbre, la adrenalina, el instinto de supervivencia y el trabajo del día a día hicieron que lo que parecía irreal se materializara. A menudo se hizo evidente la desorientación, en cuanto al seguimiento de los casos o la aplicación de algunos tratamientos; y la autoorganización del equipo, a pequeña escala, fue clave para poder seguirle el ritmo a la pandemia.

“Ante la incertidumbre del momento, optamos por decidir en equipo y semana a semana, medíamos recursos y íbamos estableciendo planes de acción de acuerdo con lo que teníamos”. (Médico)

Se tensaron las cuerdas que sujetaban el sistema sanitario y el conjunto de profesionales tuvieron que adaptarse a las nuevas reglas de juego, con herramientas escasas para el diagnóstico y el tratamiento.

“No podíamos encontrar material de protección en ningún lugar, al final lo conseguimos, pero fueron horas y días y fines de semana largos y muy angustiosos.” (Responsable Administración).

| Isabel Solís

Más allá de la primera ola

La verdad es que, afortunadamente, hubo vida más allá de la primera ola. Después de los primeros meses de convivencia con el Covid-19, cuando se logró controlar el primer embate de la pandemia, ¿qué pasaba entonces en los Centros de Salud?

“Hasta ese momento hicimos atención telefónica porque era la única que podíamos hacer, fuimos poco accesibles, era imposible serlo más. A partir de ese momento, tocaba volver a la atención presencial, era vital, lo necesitaba el paciente y lo necesitábamos nosotros”, explica la doctora N., que hace hincapié en la necesidad de atender a los pacientes de la manera en que la Atención Primaria hace: longitudinalmente e integralmente. La llegada de la pandemia obligó a todo el personal sanitario a trabajar con nuevas herramientas, a acercarse al conjunto de pacientes de manera diferente, haciendo un uso más intensivo de la tecnología, cambiando el tipo de medicina que conocíamos hasta el momento.

“No nos han enseñado a visitar pacientes por teléfono, hemos aprendido a estar presentes y acompañar a los pacientes. Y eso ahora no lo hemos podido hacer”. (Enfermero)

“Nos dimos cuenta de que habíamos dado menos atención a otras enfermedades y en las patologías crónicas. No llegábamos a más y eso nos duele”, explica M. una de las enfermeras cuando recuerda los meses de verano de 2020. En ese momento, la “nueva normalidad” llegó para quedarse y convirtió el día a día en una carrera infinita para atender todas las visitas, las demandas y las necesidades que se habían pospuesto a lo largo de los meses anteriores.

“No entendí los aplausos porque nosotros no somos héroes. En cambio, entiendo la crítica porque, durante un tiempo, se han dejado de atender otras patologías”. (Médica)

| Isabel Solís

Fue durante el verano cuando en los centros de atención primaria se hizo evidente la necesidad de recuperar parte del funcionamiento habitual, los seguimientos y las actividades preventivas. “Tengo la sensación de que este no es el tipo de medicina que yo sé hacer. No me gusta la no presencialidad”, añade la doctora L. Y si algo nos ha demostrado la pandemia, ha sido la necesidad de la atención multidisciplinaria, cercana e integral en términos sociales y sanitarios, de una medicina de Atención Primaria que entienda el contexto más allá del paciente.

La otra cara de la pandemia

Al hablar de las necesidades sociales no cubiertas durante el inicio de la pandemia, la trabajadora social del centro nos dice: “Durante el primer mes, la administración se detuvo por completo, no había recursos sociales suficientes”, y reflexiona sobre la importancia de los Servicios Sociales, de la coordinación entre el sistema sanitario y las entidades que dan apoyo social directo. “Se nos asignó (en la Atención Primaria) la cobertura de todas las necesidades, teníamos que abarcarlo todo”, puntualiza la doctora S., una médica del CAP, que atendió a pacientes con sospecha de enfermedad Covid-19.

“Sentíamos impotencia al saber que había cosas que no podíamos hacer para ayudar a los pacientes, porque no había red y no dependía de nosotros” (Trabajadora Social)

“Tuvimos claro que los efectos de la pandemia iban más allá de la enfermedad y la muerte” afirma la doctora M., que ha trabajado de manera coordinada con la trabajadora social del centro para controlar la pandemia dentro de las residencias, los centros de menores y los equipamientos de personas sin techo en el barrio del Poble Sec.

| Isabel Solís

La llegada de la pandemia nos ha puesto en evidencia como sociedad, ha aumentado aquellas desigualdades que ya existían, poniéndolas en primer plano. Las dificultades en cuanto al acceso a la atención sanitaria han aumentado durante estos meses. También lo ha hecho el número de familias en situación de pobreza, las personas sin ingresos y la problemática de acceso a una vivienda, por citar sólo algunas. Han hecho falta otro tipo de redes comunitarias, vínculos de solidaridad y manos amigas dentro del barrio para cubrir las deficiencias de un sistema sanitario y de bienestar social que no se ha podido sostener y ha puesto al límite la población más vulnerable.

“La situación ha provocado un acceso a los recursos sesgado, dejando sin apoyo a mucha parte de la población”. (Enfermera)

Las residencias también han recibido las consecuencias directas de la crisis sanitaria y social, pacientes y familiares han tenido que vivir situaciones difíciles, tristes y delicadas, provocadas por el aislamiento, las pérdidas y los duelos en solitario. “Nos queda mucho por hacer cuando hablamos y nos ocupamos de lo que ocurre en llegar al fin de la vida”. (Médica)

Hacer balance entre la esperanza, la crítica y la crisis

Después de hacer frente a las primeras oleadas del Covid-19, el conjunto de profesionales sanitarios nos encontramos en un momento marcado por el cansancio, la decepción y la impotencia. “El sistema colapsó – opina la doctora C.-, no ha habido una buena dirección, se ha abusado de la vocación y la responsabilidad de lo que se espera de la profesión médica y sanitaria”.

La situación de sistema sanitario con la Atención Primaria precaria, sobrecargada y burocratizada, ha tenido que hacer frente a una emergencia que ha tensado y debilitado todos los engranajes que la componen, con las consecuencias previsibles: colapso y saturación. Una Atención Primaria que ya reclamaba inversiones y recursos desde mucho antes de que llegara el Covid-19.

| Isabel Solís

Siguiendo con la reflexión crítica, dos compañeras del equipo de Medicina añaden: “Durante toda la gestión de la pandemia no se ha hablado de la Primaria, no se ha tenido en cuenta, ha pasado a segundo plano. La perspectiva y el modelo han sido los mismos y ya sabemos que el hospitalocentrismo no funciona”. “Han pasado los meses, un año entero y la situación es distinta a la del inicio; en la carrera contra el virus se han añadido las vacunas, que son la dosis de esperanza que muchos necesitábamos. Tal vez la vacuna será de ayuda para hacer frente al virus, pero serán necesarios muchos más esfuerzos para reforzar nuestro sistema de salud y cambiar la situación de pobreza social actual”.

A pesar de toda la crítica, para el equipo de profesionales del CAP Les Hortes una de las certezas que nos ha llevado la pandemia ha sido poder comprobar que el trabajo en equipo hace que las cosas sean más fáciles cuando todo parece difícil. También tenemos la certeza de que con la autocrítica, la autoorganización y la reflexión compartida hay posibilidad de contribuir al cambio de los modelos sanitarios actuales.

* Este artículo se ha escrito gracias a la colaboración del equipo de profesionales del CAP de les Hortes, que han participado del relato conjunto de esta pandemia mediante entrevistas. Durante el mes de septiembre de 2020 realizamos entrevistas a las compañeras y los compañeros del CAP con el objetivo de registrar cómo habían vivido la pandemia, desde un punto de vista profesional y personal. Hemos realizado un total de 32 entrevistas a personal del CAP, personal médico, enfermería, administrativo y de trabajo social.

De todos estos datos ha surgido este artículo y junto con las fotografías forman parte de una exposición fotográfica que se podrá ver en el Centro Cívico Albareda (Poble Sec. Barcelona) del 3 al 30 de mayo de 2021.

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