“Estoy bien”, dice Laia. Tiene 15 años y se mira las manos mientras reflexiona un momento. “A ver, bien del todo no estoy. Nadie lo está, ¿no?”, pregunta. Ella pasó el confinamiento en un piso de no más de 70 metros cuadrados, junto con sus padres y un hermano. “Había peleas a menudo. Nada del otro mundo, pero la tensión iba creciendo después de tantos días”, recuerda. Dice que poder salir de casa fue un respiro, pero todavía echa de menos muchas cosas. “Hay amigos que hace mucho tiempo que no veo. Tengo ganas de volver al pueblo y poder encontrarme con ellos, ver a mis abuelos, como antes. Como si nada de esto hubiera pasado”, explica.
Laia reconoce que se siente más triste de lo normal y que, de vez en cuando, “sin que haya pasado nada especial”, se enfada o llora sin motivo. Estas son consecuencias del año largo que hace que estamos en pandemia y que afecta tanto jóvenes como adultos, con la diferencia que estos últimos suelen estar más desatendidos. Según una encuesta a jóvenes de U-Report Unicef, el 25% de los consultados había sufrido casos de angustia a raíz de la pandemia. Un 15% había pasado por una depresión. La adolescencia es una etapa de cambios emocionales, dudas e incertidumbres, pero según alertan los expertos, esto puede ocultar otros malestares más serios que, si no son detectados rápidamente, pueden derivar en problemas a futuro.
“Tenemos que estar más atentos: son los grandes olvidados. La pandemia les ha robado la vida. La vitamina de la salud mental son las relaciones sociales y, éstas, son esenciales durante la adolescencia. Hemos hablado mucho de los niños, pero sobre los adolescentes sólo hablamos para culpabilizarlos”, opina Pilar Solanes, directora del servicio de Envejecimiento y Cuidados del Ajuntament de Barcelona. El aumento de malestar y consultas por problemas de salud mental ha crecido considerablemente desde que comenzó el Covid. Según datos del SEM, en Catalunya las atenciones por trastorno de ansiedad se cuadruplicaron durante el 2020.
Las atenciones a jóvenes también han crecido de manera preocupante. El servicio Konsulta’m, del Ajuntament de Barcelona, hizo un 138% más de atenciones durante el año pasado. Fueron 734 consultas de 448 jóvenes diferentes: el 18% tenía entre 12 y 14 años, el 40% entre 15 y 17 y el 42% tenía más de 18 años. Konsulta’m es un servicio que forma parte del Plan de Salud Mental 2016-2022 de la ciudad y está pensado para ofrecer una respuesta especializada e inmediata, sin necesidad de derivación o cita previa, los malestares de la juventud. Para hacer esto posible, Konsulta’m sitúa profesionales en los centros cívicos, que se integran en la dinámica del centro para que los jóvenes los sientan más cercanos. “Un adolescente difícilmente llamará para pedir ayuda a un profesional”, explica Solanes.
De este modo, los jóvenes se sienten más seguros de acercarse a profesionales que no llevan bata blanca ni les abren un expediente. “No pedimos el DNI ni ninguna acreditación, por lo tanto pueden decirnos o no su nombre”, añade la directora, quien asegura que “los centros ven niños y jóvenes en riesgo, que no se comportan como antes. Con Konsulta’m podemos hacer una rápida atención y, en caso necesario, se puede hacer una derivación a un centro de salud mental”. De todas maneras, la experiencia de Konsulta’m pone sobre la mesa que, con una atención adecuada, la derivación no suele ser necesaria. Durante los cuatro años de su existencia, Konsulta’m sólo ha derivado el 8,4% de los jóvenes atendidos.

Reforzar la salud mental
Durante el último año el servicio Konsulta’m se ha multiplicado debido a la emergencia: se ha pasado de tener 5 centros de referencia a 11. Igualmente, el Ajuntament de Barcelona decidió, a raíz de la grave crisis de salud mental, abrir un nuevo servicio que estuviera pensado específicamente para la situación actual. Así nació el pasado agosto Cabàs Emocional, un portal web que ofrece toda una serie de recursos online. “Lo creamos analizando las necesidades de la población en ese momento: se requería apoyo en temas emocionales para poder gestionar el miedo, la rabia, el duelo y las consecuencias del confinamiento”, apunta Solanes.
La web de Cabàs Emocional cuenta con diversos recursos como talleres online, documentos con consejos o vídeos con testimonios que ayudan a superar la pérdida, la angustia o la convivencia en familia. Estos recursos son ofrecidos por los más de 400 socios de la Mesa de Salud Mental. “Ha tenido una buena acogida, porque era necesario, pero sabemos perfectamente que la modalidad online tiene sus inconvenientes y somos conscientes de que no llegamos a todo el mundo”, reconoce Solanas. Este mundo hace referencia, en parte, a los jóvenes.
Acercar la asistencia a los niños y jóvenes
“¿Ir al psicólogo? Ni de coña! Si a mí no me pasa nada grave, ya se me pasará cuando llegue el verano o cuando pueda ver a mis amigos”. Laia se pone nerviosa ante la posibilidad de hablar de sus sentimientos y malestares con un profesional. “Qué vergüenza…”. Y es que la asistencia psicológica es un tabú, al igual que los problemas emocionales y, por ello, los jóvenes tienden a no hablar y, mucho menos, a pedir ayuda. “Si a esto le añadimos que los adultos que deberían detectar que algo no va bien tampoco están pasando por su mejor momento, vemos que los jóvenes corren un gran riesgo”, reflexiona Solanes, quien asume que “tenemos que aprender a hablar su lenguaje para que se nos acerquen ellos y no a la inversa”.
“Hasta ahora hemos llevado a cabo una respuesta de emergencia y hoy ya trabajamos pensando con mirada larga”, reconoce la directora. Y es que desde el servicio saben que atender a los niños y jóvenes es prioritario. Un análisis de la Universidad Miguel Hernández con encuestas a familias a nivel estatal señala que un 86% han detectado cambios de actitud y de estados emocionales en sus jóvenes. En la misma línea, la encuesta de la Juventud de Barcelona 2020 recoge que el 60% de jóvenes creen que el Covid les afectará personalmente de manera negativa.
Es por ello que estas herramientas del Ajuntament llegarán a los centros escolares a partir del próximo año. Por su parte, todos los recursos de Cabàs Emocional serán puestos a disposición de las escuelas y se mantendrá un diálogo abierto con el profesorado para ver qué temáticas se tratarán más. Igualmente, se ha creado un mapa de recursos de salud mental para la comunidad educativa con propuestas como programas para trabajar en el aula como 1,2,3, emoció!, los Konsulta’m de referencia y diferentes servicios de atención a jóvenes.
Conscientes también que actualmente muchos espacios de ocio permanecen cerrados por las restricciones y que muchos jóvenes no harán consultas sobre salud mental desde su casa, el Ajuntament pondrá a disposición de 81 escuelas educadores emocionales a partir del próximo curso. Esta medida alcanzará los 66 centros ubicados dentro del Pla de Barris y, con la aportación del Consorci d’Educació, se ampliará a 15 escuelas más que, sin estar en el Plan, presentan niveles altos de vulnerabilidad socioeconómica. Esta medida sigue la lógica del Konsulta’m: los profesionales participarán de las actividades del grupo clase con el objetivo de detectar comportamientos preocupantes y harán atención directa al alumnado.


