Encaramos la recta final del curso escolar. Y detrás llegan, como siempre, los casales, colonias, campos de trabajo y campamentos de verano. El mismo 25 de junio, viernes, algunos ya se ponen en marcha, si bien la mayoría arrancarán lunes 28, en menos de un mes. Y el panorama es radicalmente distinto del que se planteaba hace un año, cuando  la incertidumbre se cernía sobre el qué, el cómo y el dónde. Si en las próximas semanas los protocolos no varían, este verano los encuentros de niños y jóvenes volverán a ser con mascarilla y grupos burbuja, se mantendrán las distancias y las medidas de higiene, se extremará la ventilación y se reducirán los aforos… Pero, en cambio, el verano se parecerá mucho más al de 2019, según coinciden en las entidades del ocio consultadas.

La principal coincidencia con los veranos de antes radica en la participación. A pesar de que la crisis económica está afectando a muchas familias, en Fundesplai están observando que el ritmo de inscripciones a sus propuestas se encuentra al mismo nivel que 2019, o incluso un punto por encima, por lo que, según explica Cristina Rodríguez, su directora general, la previsión es llegar a los mismos 68.000 participantes que entonces, mientras que el año pasado esta cifra se vio reducida a la mitad.

En la Fundación Pere Tarrés aún no pueden dar cifras de participación, pero también son optimistas: “La sensación hasta ahora es buena, y además esperamos encontrar más puntos de conexión con el 2019 que con el 2020, porque tenemos la experiencia del año pasado y porque en estos dos meses la previsión es que la pandemia evolucione favorablemente”, comenta Albert Riu, director del Servicio Colonias de Vacaciones de la Fundación Pere Tarrés. También Pep Montes, director de la asociación empresarial Acellec, comenta que en sus empresas “el ritmo de inscripciones es alto. Creemos que la campaña irá bien, pero sobre todo necesitamos que vaya bien, porque si no es así en otoño muchos habrán cerrado la puerta”.

Más necesidades

Paralelamente al incremento de participación se está registrando un fuerte incremento en la petición de becas, por lo que en Fundesplai han redoblado esfuerzos para intensificar la campaña de captación de donaciones. “En el año 2020 se otorgaron un 39% más de becas a familias con situación de paro o ERTE por parte de uno o ambos progenitores, y este año las necesidades son aún mayores”, alerta Cristina Rodríguez.

El Casal dels Infants también ha hecho un llamamiento para conseguir hasta 600 personas voluntarias para las actividades de verano que organiza en barrios segregados de los cinco municipios donde trabaja durante todo el año: Barcelona (Raval y Besòs), Badalona (Sant Roc y Llefià); Santa Coloma (Raval, Santa Rosa y Fondo; Sant Adrià (Besòs y La Mina) y Salt. “Somos una entidad que desde hace 37 años nos mueve el empuje de las personas voluntarias. En los últimos meses las desigualdades no han parado de crecer a raíz de la pandemia, y muchos chicos y chicas necesitan disfrutar del verano para coger aire. Necesitamos sumar gente comprometida al equipo para hacerlo posible”, dice la directora general de la entidad, Rosa Balaguer.

Pep Montes recuerda que el verano pasado el Departament de Treball cuadruplicó las becas que otorga a niños en situación de vulnerabilidad para que pudieran acceder a actividades de verano, y pide que este año mantenga estas ayudas. “Es necesario que se repitan y, sobre todo, que mejore la gestión, porque el año pasado llegaron tarde y con muchas dificultades de tramitación burocrática. Pero esperamos que las ayudas directas a las familias, sin pasar por las entidades, se consoliden como un modelo de apoyo a la equidad y al sector”, apunta.

Protocolos a punto

El ocio ha sufrido mucho a lo largo de este curso, con varios períodos cerrado y con otros con restricciones que lo hacían prácticamente inviable. Por ello las entidades valoran positivamente el hecho de que a comienzos de mayo la dirección general de Joventut publicara el protocolo para desarrollar las actividades de educación en el tiempo libre, con el visto bueno del Procicat. Este es el marco con el que se han planificado todas las actividades de verano, que seguramente vivirá algún retoque en las próximas semanas, si bien la convicción es que “si hay cambios serán para mejorar”, afirma Riu, que recuerda que lo peor del año pasado fue la inestabilidad en los criterios con los que tuvieron que planificar los casals y colonias de verano.

El gran paso adelante ahora es que los grupos burbuja pueden ser de 10 y no de 6, límite que se marcó en la reanudación de las extraescolares, y que en cada tanda de colonias pueden haber hasta 30 participantes. “Sabemos trabajar con grupos de 10 porque, de hecho, muchas actividades ya se organizan habitualmente por grupos de 10, pero está claro que hay otros que ganan mucho con un grupo más grande”, añade Riu.

Más adelante, el 19 de mayo, la secretaría general del Deporte publicó, también con el visto bueno del Procicat, el protocolo sobre los centros y campus deportivos para este verano, en el que se fija en 24 (en el caso de los centros deportivos) y 30 (campus) el número máximo de miembros de un grupo de convivencia estable, si bien la recomendación es que la cifra se mueva entre los 10 y 14 miembros.

El annus horribilis para las pequeñas empresas del ocio las ha dejado “al límite de la resistencia”, dice Pep Montes, “y ha deshecho muchos equipos de trabajo de las organizaciones, que ahora los han de reconstruir a toda velocidad y con dificultades” y pone como ejemplo el hecho de que “en la bolsa de trabajo de la Acellec se ha producido un repunte de las demandas de trabajo, y ahora mismo hay más de un millar de CV a la espera de oportunidad para trabajar”. Montes reclama una actualización del protocolo, para ver qué medidas se pueden relajar, pero más que en el verano piensa en el curso escolar 2021/22, ya que el vigente aún es lo que se aprobó cuando los contagios iban al alza. “Hay que ir al grano, esperamos que el traspaso de poderes del nuevo gobierno no lo detenga”, añade.

Proyectos pedagógicos

Otro aspecto importante de este verano es que el ocio puede reencontrarse con sus propios proyectos pedagógicos, ya que el año pasado prácticamente el 100% de la atención se la llevaron las cuestiones logísticas y de seguridad sanitaria. A Fundesplai el lema del verano es “Fem un món millor” y todos sus casales, colonias, campamentos y campos de trabajo girarán en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Según su director de Innovación y Contenidos, Carlos Xifra, “esto no responde a una moda sino que creemos mucho: nos quedan sólo nueve vueltas al sol para llegar a 2030, lo que hagamos en esta década es vital y de aquí la importancia de las acciones educativas que hacemos con los niños y jóvenes”.

Para Fundesplai, el día D será el 22 de julio, jueves: se organizará una “acción colectiva en favor de un mundo mejor”, en la que participarán de forma simultánea y descentralizada todos los niños y jóvenes que ese día estén inscritos en alguna de sus actividades. Cada grupo escogerá un reto relacionado con los ODS, lo realizará y colgará fotos y vídeos en las redes para divulgarlos.

Sin embargo, también hay aspectos que vinculan este verano con el pasado, más que con los anteriores. Ciertamente, no se volverá a repetir la circunstancia de 2020, cuando el verano supuso el reencuentro entre niños después de más de tres meses largos de aislamiento, pero “también es cierto que durante este año muchos chicos se han visto faltos de toda una serie de actividades, han estado más encerrados en casa, han visto menos a los amigos y los abuelos, y sobre todo ello será necesario que seguimos estando pendientes”, comenta Albert Riu. Y añade: “A lo largo de todo el curso, en nuestros centros recreativos hemos podido ver que hay una inquietud acumulada, sobre todo entre los adolescentes, pequeñas angustias y problemáticas que de golpe implosionan y que hay que saber gestionar”.

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