El barrio del Besòs y el Maresme de Barcelona se ha volcado para organizar el acto de homenaje colectivo a las víctimas del COVID-19, celebrado el 20 de junio. Entidades locales y vecinos se han unido para honrar a las personas que han perdido y para poder expresar sus sentimientos y sufrimientos que continúan por la pandemia.

Los residentes manifestaban día tras día su malestar por no haberse podido despedir de sus seres queridos como es debido durante la epidemia. Ramón Tur, vicepresidente de la Asociación de Vecinos y Vecinas del Maresme (AVV Maresme), iba recibiendo los comentarios de sus vecinas y vecinos cuando se los encontraba por el barrio: “Se llevaron a mi mujer al hospital enferma por el COVID, y ya no la volví a ver… No pude despedirme”, le expresó uno de ellos. Ramón pensó en hacer algún acto conmemorativo, como podría ser un mural multicultural en el que salieran representadas todas las personas de la zona, bajo la idea de que todos somos iguales. Lo planteó a su asociación y a la Coordinadora de entidades del barrio y fue aceptado. No sólo eso, sino que se añadieron otras actividades, como la realización de un acontecimiento que permitiera despedir a estas personas como corresponde y fueran recordadas.

Camil y vecinas del barrio coloreando el mural participativo / AVV Maresme

El barrio se mueve: preparativos

La cohesión mostrada entre los diversos grupos refleja el tejido asociativo del barrio. En el grupo impulsor de la iniciativa, además de la AVV Maresme tomaron parte: el Casal del Barri, el Pla de Desenvolupament Comunitari y el Centro Cívico del Besós. Además colaboraron: la Asociación de Vecinos del Besós, la Parroquia Sant Paulí de Nola i el Centro de Atención Primaria, entre otros.

El domingo anterior al homenaje, el artista Camil Escruela dibujó en “La Placeta” el mural exterior y se invitó a todo el vecindario a colorearlo. Hubo muchos colaboradores, desde los más pequeños hasta personas de tercera edad. La frase que encabeza el mural surgió del texto creado por uno de los vecinos. Paralelamente los jóvenes monitores establecieron un taller participativo de escritura de versos sobre las vivencias de la pandemia, escritos que han formado parte en el evento, montados en forma de árbol.

También se movilizó la Parroquia de Sant Paulí de Nola. Su párroco Jordi Espí, propuso al grupo de jóvenes si querían participar en el acto conmemorativo. También a los alumnos de origen senegalés que reciben clases de catalán allí. De este modo, una parte de la lección se dedicó a redactar un texto conjunto sobre su experiencia durante la pandemia. La Fundación FICAT, que trabaja para favorecer la defensa de los derechos de les personas y de los colectivos que se encuentran en riesgo o en situación de exclusión social, forma a estas personas no regularizadas que están intentando conseguir el arraigo tras tres años de empadronamiento.

Mientras tanto, los jóvenes del grupo de teatro crearon una obra musical para el evento. Formados en el Centro Cívico del Besós, dichos jóvenes participaron en el programa “Tú sí que vales” y lo ganaron. Se trata de un concurso que se hace cada año para que talentos del barrio salgan al escenario a cantar, recitar, tocar música o a hacer alguna representación. Ésta ha sido su colaboración altruista con una adaptación de su composición dedicada a las pérdidas humanas por la pandemia.

En la parroquia, puliendo el texto de los alumnos para el homenaje / Mar Joaniquet

Llegó el día del homenaje

El sentimiento del barrio se manifestó este domingo en “la Placeta”. Lo acompañó el mural que representa a las personas que han sufrido y también a las que han luchado en esta crisis de la pandemia, el único de estas características en Barcelona y Catalunya.

Los participantes dieron su testimonio, desde escritos en recuerdo a la pérdida de seres queridos, reflexiones de la realidad de la pandemia, hasta interpretación de canciones y música. No faltaron los agradecimientos a las entidades que han apoyado a las personas de aquí y a los recién llegados.

Desde el personal sanitario expusieron la sensación de haber dado lo mejor de cada uno, y el haber aprendido que remando todos en la misma dirección podemos ser muy fuertes como equipo y como comunidad. Los jóvenes de la parroquia declararon que no tenemos que rendirnos, ni perder la esperanza, aunque como jóvenes les preocupa su futuro. Baye, en voz de los vendedores ambulantes senegaleses sin regularización declaró: “La ley de extranjería actual es muy dura. Algunos de nosotros llevamos más de cinco años sin regularización. Con la pandemia nos quedamos sin trabajo. Nos gustaría tener derechos como todos y poder trabajar dignamente”.

El Imán del barrio expresó que el virus ha deshumanizado parte de nuestras formas de vida, sacándonos el acercamiento o apoyo que teníamos unos con otros en los momentos difíciles. A continuación un representante de la comunidad paquistaní nos deleitó con el canto sufí que provenía del estilo de poesía centenaria de sus tierras. Así como la canción compuesta por los jóvenes de teatro musical, procedentes de Sudamérica.

Mientras se escuchaban las voces en el escenario de personas de diversos orígenes que conviven en el barrio, el artista Iván Lozano expresó en una cartulina lo que le transmitía la actuación. Su resultado formará parte de una futura exposición dedicada al tema de la pandemia.

Ivan Lozano creando / Mar Joaniquet

Representantes políticos del Distrito de Sant Martí se dirigieron a los familiares de las víctimas y vecinos para transmitirles su apoyo, y agradecieron al personal sanitario su gran labor durante la pandemia. También estuvieron presentes técnicos del mismo distrito y del barrio. No faltaron emotivas frases en sus discursos: “Sonreír, abrir los ojos, amar, y seguir. Sobre todo seguir, sigamos entonces con todo lo aprendido de ellos y honremos su memoria”; “Hace falta a pesar de todo, seguir celebrando la vida”.

Los testimonios de los vecinos y vecinas al acabar la ceremonia denotaron el agradecimiento a los organizadores y se alegraron de la experiencia. “Me ha encantado. Y al escuchar a los jóvenes migrantes, me ha recordado lo mal que lo pasamos en mi infancia cuando llegamos de Ciudad Real en los años 50; me he identificado con ellos. Estuvimos dos veces viviendo en la calle, nueve miembros en la familia; No teníamos nada”, comenta Isidora. Ángeles concluye: “Ha sido muy emocionante, bonito, y ha habido mucha unión y cariño; siento que estamos todos unidos”.

Colaborador: Ramón Tur

Sobre el barrio del Besós i el Maresme: tuvo su origen en de la construcción urgente y masiva de viviendas para dar respuesta al gran déficit que había en los años cincuenta y sesenta. Se asentaron mayoritariamente personas que migraron desde regiones del Sur de España. En los últimos años han llegado personas de orígenes diversos, desde Asia, Sud América y África, originando un barrio de gran riqueza cultural. El urbanismo de esta zona refleja el último medio siglo de transformación urbana, social y política. Hoy, este barrio sigue con transformaciones, derivadas de la revitalización de todo el entorno del Fórum de las Culturas 2004 y por su vecindad a uno de los dos grandes sectores del 22@. En esta zona continúan edificándose nuevas implantaciones residenciales y de equipamientos.

Representación del teatro musical / Mar Joaniquet
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