Estos días se reúne en Glasgow la conferencia mundial por el clima con la participación de  jefes de gobierno, científicos y  técnicos de todos los países.  Por fuera braman las voces de Greta Thunberg  y de decenas de miles de activistas y ecologistas, al grito de “basta de bla..bla..bla..es  la hora de pasar a la acción”. Por dentro, Antonio Guterres,  secretario general de las Naciones Unidas, advierte que “de seguir así estamos cavando nuestra propia tumba”. No es una exageración, el futuro de la humanidad está en juego. Los científicos lo confirman, en 2020, los gases de efecto invernadero (GEI)  causantes del calentamiento del planeta aumentaron, pese a la restricción del tráfico y la actividad económica producida por la pandemia. 

Las previsiones del acuerdo de París, de lograr aumentar la temperatura mundial a no más de 1,5º grados y si es posible no más de 2º, a final de siglo respecto a la época preindustrial, no se cumplirán con las medidas de reducción de GEI acordadas en la actualidad.  En estos momentos el aumento he llegado ya  a 1,1º y de seguir así llegará a 2,7º, lo que causaría la desertización de gran parte de la península Ibérica.

Paralelamente a la COP26, se ha reunido en Glasgow, el C40, el órgano de gobierno de los mayores municipios del mundo, denominado así porque inicialmente lo integraban 40 ciudades, pero hoy reúne a 97 ciudades que representan a 700 millones de habitantes. En esa reunión la Alcaldesa de Barcelona, ha sido elegida vicepresidenta del organismo en sustitución del alcalde de Londres.  Es indudable que esta elección fue motivada por las importantes medidas tomadas en Barcelona para reducir las contaminación del aire por el transito automotriz,   con el establecimiento de la amplia  Zona de Bajas Emisiones,  y las islas que se están desarrollando para apaciguar el tráfico y ganar zonas de ocio y esparcimiento de los vecinos en diversos barrios de la ciudad. Barcelona había ganado además el premio al Plan Clima, como la mejor iniciativa de las ciudades Europeas.

En sus declaraciones en Glasgow, Ada Colau señalo algo crucial para nuestro futuro en Barcelona, preguntándose por que no se destinan los 1.700 millones que se quieren destinar a ampliar el aeropuerto (que transporta 50 millones de pasajeros al año) a mejorar y ampliar la red pública de transporte metropolitano (que transporta más de 600 millones de pasajeros por año).  Es evidente que para reducir el tráfico de vehículos privados en imprescindible mejorar el transporte público. ¿Se imaginan una red de trenes de rodalias, puntual, moderna, ágil y veloz?¿Porque no se acaba la línea 6 del metro y se estudia la  posible ampliación de la red de metro?.  Propugnó además el sustituir vuelos cortos (como los de Barcelona-Madrid) por el tren, que contamina 20 veces menos. Finalmente hizo además un llamamiento a destinar más recursos a los municipios, porque son uno de los principales instrumentos de la lucha contra el cambio climático.

Contrasta esta postura con las posiciones del Círculo de Economía, con la dirección del PSC,  del PSOE y de una parte del Govern de Catalunya, que siguen insistiendo en la ampliación del aeropuerto, que ha sido denunciado como un gran pelotazo urbanístico. ¿Son negacionistas encubiertos del cambio climático?¿Qué intereses económicos representan? Lo que es más grave, esta postura va en contra de la opinión mayoritaria del pueblo español. Una reciente encuesta  del Diario el País sobre el Cambio Climático  he revelado que el 71 % está de acuerdo en prohibir los viajes cortos en avión si existe una alternativa en tren, y el 63% está a favor de adelantar a 2035 el fin de los vehículos de gasolina y diésel. La opinión pública está más concienciada que algunos políticos.

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