En 2009 nacía la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Barcelona como respuesta de un pequeño grupo de personas que se alzaban contra la estafa inmobiliaria. Doce años después, el problema de la vivienda sigue más vigente que nunca. João França ha seguido de cerca la labor de la PAH, tanto como periodista como activista en el ámbito de la vivienda. Cuenta que una de las cosas que más le impresiona de la PAH es la alegría del movimiento, que celebra cada pequeña victoria como si fuera una fiesta, pero también la “mala hostia” que puede haber en las asambleas: “Desde fuera puede parecer raro, pero es realmente empoderador”
Manual de USO es a la vez una historia de la PAH, de su contexto histórico y evolución, a la vez que también es, como indica el título, una especie de guía que sirve para ordenar el conjunto de experiencias colectivas para que puedan contribuir a futuras luchas. ¿En qué momento y por qué decides escribir este libro?
Fue un proceso con la gente de la PAH. Yo ya había escrito Habitar la trinxera (2018, ed.Octaedro) que hablaba, resumidamente, de lo que había antes de la PAH, y tenía ganas de zambullirme en lo que era la PAH, que cumplía el décimo aniversario. Hablando con la gente del movimiento y discutiendo sobre qué podía ser útil llegamos a la conclusión de que el libro debía servir a otros movimientos. Que quien estuviera interesado o interesada en saber qué era la PAH, que tuviera una herramienta que le ayudara a entender cómo funciona.
Algo importante que explicas es la importancia de la escucha en la asamblea, antes de que sea resuelto el problema concreto que se esté debatiendo, tiene un efecto curativo en sí mismo.
Algo que ocurre en la PAH es que la gente que llega antes ha picado muchas puertas, sea del banco, del servicio social o de donde sea y a menudo se han encontrado con que no han tenido un espacio donde poder expresar todo lo que les estaba pasando. La PAH sí ofrece ese espacio de escucha, y eso en sí mismo ya es algo.
El día de la presentación del libro vino un vecino de la calle Robadors de Barcelona, Manel González, que participó en toda la resistencia de Robador 29, durante los procesos de gentrificación y especulación inmobiliaria de principios de 2000. Él explicaba que se había convertido en un referente para toda la gente que había sufrido acoso inmobiliario. Decía: “la gente venía y me contaba sus historias y ya por el hecho de haberlas contado se sentían algo aligerados”. Vivimos en un espacio muy individualista donde quizás no tenemos espacio para expresar nuestros malestares y nuestras inquietudes. La PAH proporciona una estructura donde este espacio puede darse de forma regular.

Pero que tampoco es el objetivo primario
No, por supuesto. El objetivo de un movimiento social no debe ser el de proporcionar este espacio de terapia, pero sí tiene un factor empoderador, sobre todo si ocurre para que después pasen más cosas.
Asimismo identificas en el libro dos perfiles diferenciados que acuden a la PAH: la gente que venera vínculos y la gente que no lo hace y sólo busca soluciones específicas para su caso concreto.
En el asesoramiento está la idea básica, que es que cada uno debe trabajar su propio caso. No vas a la PAH para que trabajen para ti y te solucionen el problema. A la PAH se ha vinculado a mucha gente, pero es cierto que existe el malestar por aquella gente que no lo hace. Es decir: hay gente que se acerca y no lo ve claro y no se siente segura y quizá deje de venir. Pero después hay gente que va, soluciona su caso y después se desvincula, y eso dentro de la asamblea sí genera cierto malestar aunque a la vez se entiende que es algo que pasa.
Gente que pudo solucionar sus problemas con la hipoteca, bien con una dación en pago o con un alquiler social, se encuentran ahora que deben enfrentarse a los problemas vinculados con la desprotección de vivir con un alquile
La PAH nace de la crisis económica como síntoma característico del fracaso de la España de la especulación inmobiliaria. Ha pasado más de una década: ¿ha cambiado el perfil de la gente que viene a las asambleas?
Sí, la PAH ahora mismo va mucho más allá de su nombre. En el primer momento tienen un nombre muy claro “Plataforma de Afectados por la Hipoteca”, que evidentemente interpelaba a la gente que tenía un problema con la hipoteca. Ahora los perfiles han cambiado; hay mucha gente con problemas de alquiler y mucha gente en situación de desempleo. De hecho, gente que pudo solucionar sus problemas con la hipoteca, bien con una dación en pago o con un alquiler social, se encuentran ahora que deben enfrentarse a los problemas vinculados con la desprotección de vivir con un alquiler.
Destacas positivamente la simbiosis con otros movimientos. ¿Cuál es la función estratégica de esta simbiosis? Lo pregunto porque parece que existe un interés, por parte del discurso individualista del capital, de fragmentar las luchas: se habla de pobreza energética, de pobreza de la vivienda, pero no de pobreza…
Es difícil, porque si pensamos en lo que podría ser el ideal de transformación social y en lo que funciona en la práctica, seguramente son cosas diferentes una de otra. La PAH es un ejemplo de un movimiento que ha funcionado porque iba dirigido a una problemática muy concreta, y eso tiene una ventaja, que es que te permite llegar a todo el mundo que está preocupado por esa problemática más allá de cómo se identifica ideológicamente. Una de las personas entrevistadas en el libro, por poner un ejemplo, era militante del PP antes de vincularse a la PAH. Ir a cuestiones concretas te permite aglutinar a mucha más gente, lo que ocurre es que las problemáticas están interrelaciones. Pero esta vertiente pienso que la PAH también la ha ido desarrollando con los años.

Como el caso de la Alianza contra la Pobreza Energética
Sí, exactamente. Porque, como tú decías, al final la pobreza es la pobreza. Y te das cuenta de que quien no puede pagar el piso tampoco puede pagar el suministro. La Alianza contra la Pobreza Energética nace, en parte, con el impulso de la PAH. Se han ido tejiendo alianzas, pero sí que es cierto que ha sido muy difícil construir un gran movimiento en este sentido. Éste era un poco el objetivo de la plataforma que se creó después del 15 “Plan de rescate ciudadano”: estamos luchando en diversos ámbitos, intentamos articular esta lucha por compartir estrategias, pensar objetivos, etc.” Pero en la práctica, éste tipo de coordinación siempre se acaba complicando porque cada uno tiene sus dinámicas.
Quien no puede pagar el piso tampoco puede pagar el suministro
Aunque los problemas tienen que ver con problemáticas concretas de carácter local, la PAH funciona a distintos niveles. ¿Cómo funciona organizativamente la PAH? Qué dificultades emergen del hecho de tener que coordinarse a nivel estatal, autonómico, local…
La PAH funciona como una serie de nodos autónomos, siempre que se cumplan las líneas rojas. Por decirlo de algún modo, la PAH se crea como una herramienta de software libre: en un primer momento se creó la PAH Barcelona, y quien la quiso replicar lo hizo. Ahora hay coordinadoras territoriales: algunas engloban a una comunidad autónoma y otras un poco más, porque no hay tantas PAH en el territorio que se reúnen cada mes. Estas coordinadoras pueden tener sus propias comisiones para articular la lucha, y ahí las cuestiones legislativas están muy presentes. Luego tienes la coordinación estatal, que también se reúne en asamblea periódicamente. La asamblea delega en comisiones que van trabajando en el año. Con el crecimiento del movimiento vieron necesario establecer unos criterios mínimos para poder llamarse PAH.
¿Cuáles son las líneas rojas?
Una plataforma debe ser apartidista, gratuita y basarse en el asesoramiento colectivo. Hoy en día, si se quiere formar una PAH en un territorio determinado donde no existe ninguna, entras en contacto con la plataforma. Entonces la PAH más cercana a esta nueva PAH realiza un acompañamiento, una especie de tutela hasta el punto en que la plataforma está suficientemente madura para integrarse en la red. Pero aun con estas líneas rojas, cada una funciona de forma diferente, tiene necesidades distintas, formas de acción diferentes e incluso nombres distintos.
Cargas un poco contra el asistencialismo: ¿qué significa y por qué es importante romper con la lógica asistencialista?
El asistencialismo sería la forma de ayudar a las demás personas, que comple con el dicho clásico de dar un pez en lugar de enseñar a pescar. Ciertamente a veces tienes situaciones muy urgentes y lo que tienes que hacer es dar el pez, porque si una persona está pasando hambre no puedes esperar a que se implique políticamente en un movimiento. Pero esto no impide que no tengas que enseñarle a pescar. Aunque tengo que decir que no me gusta demasiado esta comparación, que es paternalista. Lo que ocurre en la PAH es que, por decirlo de algún modo, la gente llega y aprende, colectivamente, nuevas formas de pescar.
Lo que explica mucha gente es que con el asistencialismo pueden ayudarte a solucionar un poco tu problema, lo que te hace sentir en deuda. Tienes menos poder, menos capacidad. La lógica de la PAH es que tú llegas, se te escucha, y te dicen: “de acuerdo, pero tu problema te lo vas a solucionar tú”. Esto puede sorprender a la gente en un primer momento, ya que normalmente se funciona en desde el asistencialismo, pero lo que ocurre es que esta persona está aprendiendo cosas y se está legitimando en el proceso.
Lo que ocurre en la PAH es que, por decirlo de algún modo, la gente llega y aprende, colectivamente, nuevas formas de pescar
Cuentas que, cuando han fracasado todas las vías, al final del camino queda una: la desobediencia en forma de ocupación de pisos vacíos para dar una alternativa residencial a familias desempleadas.
Algo que ha sido muy importante en la forma de hacer de la PAH ha sido trabajar la legitimidad. Es decir, se hace esta acción de desobediencia porque antes ya se han intentado todas las demás que se suponía que debían hacerse, sin obtener respuesta. La PAH nace en 2009, y en un primer momento no se encuentran con casos de desahucio sino con otras problemáticas, ya que todos estos procesos tienen unos tiempos. Después empiezan a detenerse los desahucios, pero, claro, algunos no pueden detenerse. Es a partir de un primer caso en Montcada i Reixac, en septiembre del 2011, cuando se decide ocupar el piso de Elisa, que había sido desahuciada previamente.

De esto se encarga lo que, dentro de la PAH se llama “Obra Social a la PAH”
Sí, siempre intentando pensar en el lenguaje y jugando con la ironía. Se plantea la ocupación de edificios vacíos en manos de bancos, también porque ocupar un edificio entero te facilita la gestión de la ocupación y la defensa del espacio en caso de desalojo.
¿Y las ocupaciones las plantea cada PAH?
Sí, ya menudo tiene mucho que ver con el sustrato activista previo en esa PAH. En lugares donde hay gente que viene del contexto y tradición de la okupación hay muchos más edificios ocupados. Los punteros en este sentido podrían ser la PAH del Bages, Sabadell, Terrassa, Vallecas…
Para terminar: cuéntame una anécdota personal tuya que destaques
Para mí lo que más me impresiona de la PAH es la alegría del movimiento: cuando la PAH consigue algo, por pequeño que sea, eso es una fiesta. Y al mismo tiempo también me sorprende y me parece muy interesante la mala hostia que puede haber en las asambleas. Si no has hecho los deberes te pegan la bronca. Desde fuera puede parecer raro, pero es realmente empoderador.


