Con perseverancia y muchos compromisos, los Demócratas pueden aún conseguir que el Congreso apruebe en 2022 su tercer paquete de estímulo, el Build Back Better de 1,75 billones de dólares. El primero (American Rescue Plan) se aprobó en marzo por un valor de 1,9 billones de dólares. El de infraestructuras de transporte y banda ancha de noviembre fue de un billón de dólares. Técnicamente el de infraestructuras distribuirá 550.000 millones de dólares, puesto que el resto ya estaba presupuestado. No es seguro que los Démocratas logren los votos para el Build Back Better (Reconstruir mejor) en la Cámara de Representantes, donde tienen una mayoría de seis. En el Senado el empate a 50 lo deshace la vicepresidenta Kamala Harris.

Es útil entender los argumentos a favor y en contra del Build Back Better. Desde un punto de vista de la macroeconomía actual, EE.UU. muestra un cuadro muy positivo. La economía crece a un ritmo mucho mayor que en la mayoría de países desarrollados e incluso emergentes y en vías de desarrollo. El incremento del PIB en la primera mitad de 2021 superó el 6% y terminará este año por encima del 5%. El paro continúa su trayectoria ininterrumpida de descenso desde abril del pasado año y actualmente es de sólo 4,2%. Tanto el crecimiento del PIB como la creación de empleo se han acelerado en el cuarto trimestre después de la ralentización relativa del tercero.

La comunidad científica y las farmacéuticas ya están descifrando el código genético de la variante Omicron de Covid-19. Las vacunas con la nueva tecnología de mensajería RNA cubrirán la variante Omicron como han hecho con las otras variantes que han aparecido. Los estadounidenses tienen ganas de consumir, y dos terceras partes del PIB del país lo genera el consumo. Los índices de la bolsa en EEUU están por encima de los niveles de noviembre de 2020. En las últimas semanas los índices de la bolsa han alcanzado nuevos récords. La mayoría de empresas que cotizan en bolsa están registrando resultados y beneficios altos.

La única lacra destacada de la macroeconomía de EEUU es la inflación que desde noviembre de 2020 a noviembre de 2021 ha aumentado del 1,2% al 6,8%. Estos porcentajes son crecimientos interanuales. El de noviembre ha sido el más alto desde 1982. Desde marzo de 2020 se han inyectado más de 5 billones de dólares en paquetes de estímulo. Los de 2020 fueron acordados entre un presidente Republicano (Donald Trump) y un Congreso dividido entre una mayoría Demócrata en la Cámara y una mayoría Republicana en el Senado. Los paquetes de 2022 se han convertido en ley gracias a un presidente Demócrata (Joe Biden) y votos sólo de Demócratas en el Congreso excepto los 19 republicanos en el Senado para el paquete de infraestructuras. Cuando se inyectan más de 5 billones y no se produce un correspondiente ascenso de la producción de bienes y servicios se generará inflación. Evidentemente con las primeras ondas de Covid-19 se paralizó parte de la producción. En el caso de EEUU tanto Republicanos como Demócratas son culpables de haber aprobado paquetes de estímulo. Pero es cierto que los del 2020 eran más urgentes en plena contracción económica y primeras ondas de Covid-19.

Sin embargo, echar toda la culpa del aumento sustancial de la inflación el último año en la administración Biden es exagerado. Es responsable de no haber previsto y dirigido los embotellamientos de las cadenas de producción y distribución. También tomó medidas contra el sector de producción de hidrocarburos. La prohibición de nuevas exploraciones para petróleo o gas natural en terrenos o aguas federales y paralización de la construcción de un ramal adicional del gaseoducto XL de Canadá en EEUU son dos ejemplos. Evidentemente propugnar una aceleración de la transición a una economía sin emisiones de gases invernadero con el Plan Verde (Green Deal) no facilita la relación con los productores clave de la OPEP tradicionalmente proamericanos como Arabia Saudita. El precio de la gasolina ha subido un 58% en el último año.

El equipo de Biden argumenta que las ayudas sociales del Build Back Better crearán una fuerza de trabajo en EEUU más productiva y con mayores salarios. Al proporcionar financiación para el cuidado de niños, se fomentará que 1,5 millones de mujeres que han abandonado el mercado de trabajo durante la pandemia vuelvan a trabajar. También se desea conceder pagos para las familias con personas jubiladas a cargo. El precio de los medicamentos en EE.UU. es extraordinariamente alto. El Build Back Better permitiría al programa federal Medicare (para jubilados y descapacitados) negociar precios más bajos con las empresas farmacéuticas. También otorgaría más deducciones fiscales y subvenciones para poder obtener seguro médico. En este sentido suma a la labor ya llevada a cabo por la Affordable Care Acta probado bajo Obama mediante el que otras 33 millones de personas pudieron conseguir cobertura médica.

Aunque se apruebe el paquete, el impacto positivo no se conseguirá a corto plazo puesto que los fondos se distribuirán durante los próximos diez años. Pero sí tiene validez que con cobertura más amplia en materia de cuidado de familiares (niños, mayores) más personas pueden volver al mercado de trabajo. Pueden reducirse los costes a medio y largo plazo al contar las empresas con un colectivo más amplio y mejor formato de trabajadores. Los Republicanos replican que los Demócratas no esconden que quieren salarios mucho más altos para los trabajadores, lo que impulsa la inflación. Por otra parte, la Reserva Federal, independiente del poder ejecutivo, tiene previsto empezar a disminuir las compras mensuales de deuda y títulos avalados por hipotecas y elevar los tipos de interés al menos en 2022. Estas actuaciones deberían contener la inflación.

Todas las encuestas muestran que la aprobación de la gestión de Biden ha descendido y se mantiene en torno al 40%. La aprobación de su gestión de la economía es aún menor. Pero por otra parte, los elementos y prestaciones del Build Back Better no son sorprendentemente populares entre la mayor parte de la población.

La actual versión del Build Back Betteres muy inferior en inversiones y gasto respecto a los inicialmente 3 billones que pedía la Casa Blanca y el sector más progresista del partido Demócrata. Ningún Republicano en la Cámara de Representantes y en el Senado votará a favor. Por tanto los Demócratas no pueden perder el voto de ningún senador de su partido. Desde hace meses, el senador Joe Manchin de Virginia occidental y la senadora Kyrsten Sinema de Arizona se han opuesto a la magnitud y elementos del paquete. La Casa Blanca y el liderazgo Demócrata en el Congreso ha tenido que hacer concesiones sustanciales para convencerlos y obtener su voto. Se abandonó la obligatoriedad garantizada por el gobierno federal de pagar bajas remuneradas por nacimientos de hijos y el pago de estudios de tercer grado equivalentes a las escuelas superiores de profesiones de Alemania. La ley actual estipula que las empresas no pueden despedir por bajas por natalidad de 12 semanas. También se ha eliminado la cobertura dental y aparatos auditivos para las personas que tienen Medicare. Sinema parece ya satisfecha con los compromisos. La supervivencia política de Manchin es más difícil porque Virginia Occidental depende de la producción de carbón y es socialmente muy conservadora. Trump ganó a Biden en Virginia occidental con el 68% del voto, el segundo estado donde obtuvo mayor margen. Manchin finalmente ha decidido que no votaría a favor del Build Back Better. Pero con incentivos puede cambiar de opinión.

Ambos bandos tienen hechos y argumentos sólidos. Al fin y al cabo, hay dos estadísticas que quizás inclinen la balanza a favor del Build Back Better. Miremos la parte de la demanda. El 60% del consumo de EEUU es generado por el 20% de la población con mayor riqueza. Si las clases medias y bajas no tienen mayores prestaciones, su consumo será menor o se incrementará su endeudamiento. En términos de la oferta, la carencia actual de suficientes trabajadores cualificados en muchos sectores tiene diversas causas. Los Republicanos argumentan que demasiadas ayudas, subvenciones y deducciones fiscales desincentivan el trabajo. La preocupación de ser infectado por Covid-19 también juega un papel. En ciertos sectores simplemente no existen suficientes trabajadores con las necesarias calificaciones. Entre agosto y octubre 13 millones de personas dejaron su trabajo. Muchos fueron para obtener mejores trabajos. Pero en el caso de quienes vuelven o podrían devolver al mercado de trabajo una última inyección de formación, ayudas para las personas con menos renta o con hijos o personas mayores a cargo facilitará que lo puedan hacer.

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